Las nuevas generaciones y sus procesos de enseñanza y aprendizaje.
Las nuevas generaciones (Milennial, Centennial, Alpha) viven un mundo muy distinto al de sus docentes (Baby boomers y de la generación X).
Los Centennial (generación Y), nacidos entre 1994 y 2010, y los Milennial (generación Z), nacidos entre 1981 y 1993, están marcados por la revolución tecnológica. Algo común en ellos es el smartphone que poseen desde tempranas edades, por lo que están expuestos a toneladas de información. Pero, al tener abundante información, parecen tener una capacidad de atención diferente. Seguramente así estarán los pequeños de la generación Alpha quienes son 100% nativos digitales al haber nacido “desde 2010, el año en que Apple lanzó por primera vez el iPad” (Solé, 2019, online).
Según estimaciones, los adolescentes y jóvenes (Centennial y Milennial) tienen capacidad de atención de 8 minutos: “Mensajes cortos, sencillos, y con emoticonos” (Piqué, 2018: online). Ello es relevante si consideramos que el cerebro de niños y adolescentes aún está en desarrollo y pese a que hay mayor cantidad de materia gris, la eficiencia de transmisiones neuronales es más baja que la de adultos maduros (Sabat, 2012, online). De ahí que su nivel de concentración sea menor, independientemente de los dispositivos tecnológicos.
Niños, adolescentes y jóvenes con estas características son alumnos/as muy distintos/as a quienes fueron estudiantes y ahora son docentes, tutores, madres o padres. Los métodos pedagógicos que aprendimos como docentes en nuestras carreras formativas o profesionales quedan cortos.
Tenemos que innovar, adaptarnos a las necesidades y características de ellas y ellos. En lo que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden ser una herramienta para los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Existen varios jóvenes que desde generaciones anteriores están estudiando posgrados relacionados con la sociología, la ciencia política o las ciencias de la comunicación, quienes están interesados en desarrollar sus investigaciones de tesis aplicando la metodología cualitativa y el método etnográfico (es decir, un diseño de investigación que implica interacción directa con la gente a fin de comprender fenómenos los sociales “desde adentro”).
Él aula es un centro en el cual interactúanos tanto docentes como alumnos, pero en 2020, con la declaración de la alerta global por la Covid-19 todo cambió. Nos trasladamos a la realidad virtual y en un semestre tuvimos que adaptarnos para seguir con las clases a distancia. Docentes y estudiantes tuvimos que aprender y aprovechar las TIC para seguir enseñando y aprendiendo.
Las TIC son herramientas que con estos encierros fuimos desarrollando y usando más de mejor manera, en este 2020, con la pandemia de Covid-19 se hizo necesario migrar de las aulas al espacio virtual. La educación a distancia se convirtió en la única opción.
Se manejaron de distintas maneras, tanto docentes como estudiantes hicieran grabaciones cortas de video y audio, con los medios y las posibilidades que cada cual tenía a su disposición, específicamente en áreas del espacio público que, según la perspectiva, estaban siendo rehabitadas o reapropiadas por las personas después de casi un año de que comenzara la pandemia mostrando así a los estudiantes que podían seguir sus investigaciones buscando estrategias para construir evidencia empírica y al mismo tiempo, generar una discusión grupal en la que todas y todos reflexionáramos sobre experiencias, opiniones y preocupaciones en la pandemia. El resultado fue una serie de videos y reflexiones donde, estudiantes y docentes, tratamos de captar aspectos de la vida cotidiana del entorno inmediato, en una suerte de etnografía de la cotidianidad y de las cercanías.
También ver la manera de como se hace una investigación social, ya que cada vez los jóvenes niños y adolescentes se conectan más al internet tanto para sus redes como en este caso proponemos construir contenidos basados en nuestra experiencia docente y de investigación para que estudiantes. Lo anterior se deriva del hecho de reconocer que, además de libros, manuales, artículos especializados y seminarios, los estudiantes recurren cada vez más a sus redes sociales, para encontrar información sobre cómo avanzar en ciertos procesos de su investigación. Además de estos contenidos audiovisuales estamos pensando construir materiales didácticos que qué se pueden subir a un blog.
Así que las TIC en los procesos de enseñanza-aprendizaje, es todo un éxito tanto en lo educativo e investigativo. Todo esto es posible Gracias a las TIC, aprovechar las TIC para mostrar las reflexiones individuales y colectivas que se hicieron en un espacio también virtual en torno a la forma en que se estaba habitando de nuevo el espacio público urbano. El tercero muestra cómo es que, como docentes nacidas en generaciones anteriores, estamos buscando aprovechar las redes sociales y digitales para acercarnos a un estudiantado que nació en medio de las TIC.
En conclusión, la pandemia ha cambiado drásticamente los vínculos sociales y las maneras de comunicarnos. Si antes, las TIC jugaban un rol importante en estas relaciones, hoy en día han adquirido una centralidad aún mayor, por lo que se hace necesario innovar en las formas de comunicarnos entre profesores y estudiantes, y comprender las necesidades de una generación joven que se está formando en términos educativos a través de múltiples pantallas.
En esto se busca acercarse de manera distinta a los sujetos sociales (sean estudiantes, investigadores, o grupos con los que deseamos trabajar), y reconocen el potencial que existen en las TIC para reconstruir los vínculos sociales a partir de relaciones más horizontales y colaborativas y reconocer las ventajas que existen en usar la tecnología para producir conocimiento relevante socialmente, así como para tejer nuevas formas de interacción social. En medio de tanta información basura que se produce a diario en la esfera virtual.