El Discóbolo se ubica en la parte más alta del Estadio Olímpico de la Ciudad Deportiva, fue construido en 1947 y representa el símbolo universal de los atletas que participaban en las competencias lanzando con su fuerza, a la mayor distancia, un tejo de piedra, de metal o de madera, que tenía forma de disco, por lo cual se les bautizó con la denominación de “Discóbolo”
Esta escultura tiene su origen en la antigua Grecia, fue esculpida por el escultor Mirón de Eleuteras en el año 455 a.C. La pieza está hecha de bronce y representa a un atleta antes de hacer un lanzamiento de disco. El discóbolo está captado en el instante anterior a la realización de un movimiento violento, constituye un ejemplo magistral de equilibrio dinámico, de desnudo juvenil ágil y vivo: el brazo derecho y la pierna izquierda insinúan el movimiento; el brazo izquierdo y la pierna derecha sugieren equilibrio.
Mirón representa el cuerpo en el momento de su máxima tensión y esplendor; ese esfuerzo no se refleja sin embargo en el rostro de la estatua, que muestra solo una tenue concentración. La torsión del cuerpo es vigorosa, pero al mismo tiempo armoniosa y delicada. Todo el cuerpo está echado hacia delante, para producir con el balanceo posterior el impulso necesario para poder lanzar el disco.
Luciano de Samósata en el siglo II d. c lo describió así:
…Encorvado en la postura de quien se prepara a lanzar, vuelto hacia la mano que sostiene el disco y doblando un poco la otra rodilla, como dispuesto a levantarse y lanzar…
Esta escultura continúa siendo actualmente un símbolo que identifica a los deportistas. Se usa en juegos olímpicos y especialmente se relaciona mucho con el atletismo.