¿Podríamos decir que las humanidades se ligan al cine o el cine se liga a las humanidades? El arte considera a la realidad como su objeto de estudio o bien de inspiración, pero es la realidad la que se inspira en el arte; en este caso el cine. En esta semana del humanismo hablaremos de varios filmes que retratan la actividad humanista en las aulas y cómo esta impacta más allá de una calificación, sino que transforma vida, aunque sea en la ficción; pero que es la vida sino una ficción en sí.
Hay cuatro películas que reflejan un poco de la tarea humanista en las aulas, quizá la única oportunidad que tienen muchos estudiantes de acercarse a las humanidades guiadas a lo largo de su vida, estas son La sociedad de los poetas muertos (Dead poets society, EE. UU., 1989, Dir. Peter Weir), Descubriendo a Forrester (Finding Forrester, EE. UU., 2000, Dir. Gus Van Sant), Escritores de la libertad (Freedom writers, 2007, Alemania-EE.UU., Dir. Richard LaGravenese) y Mentes peligrosas (Dangerous minds, 1995, EE. UU., Dir. John N. Smith).
La sociedad de los poetas muertos (1989)
La sociedad de los poetas muertos se ambienta en los Estados Unidos de la posguerra; una escuela exclusiva para varones, estricta, cuasi militarizada trata de “formar” en la disciplina a los estudiantes, donde la improvisación o lo lúdico tienen poca cabida. Todo cambia cuando un profesor de literatura rompe los esquemas de la institución con métodos poco ortodoxos de enseñanza y un particular interés en los estudiantes, para que desarrollen su propio punto de vista a que vivan vidas extraordinarias o que aprovechen el día (carpe diem).
Finding Forrester (2000)
Descubriendo a Forrester plantea el encuentro de un escritor retirado, que vive en el anonimato, y que se relaciona por azar con un joven de raza negra quien ha ganado una beca deportiva para estudiar en un colegio privado. La competitividad al extremo y la discriminación no solo por raza, sino que intelectual se retratan en la película. Escribir para uno mismo es mejor que escribir para otros, pues, lo que leemos para notros tiene un valor diferente, rezan las palabras de Forrester, interpretado por Sean Conery, más allá de la imagen de galán maduro con la que se le clasificó en la última parte de su vida. La escritura transforma, aunque es ficción, y se vuelve complemento de la existencia.
Freedom writers (2007)
Al retratar un caso real, Escritores de la libertad no solo plantean la idea de intervención efectiva con los alumnos, sino que señalan que los estudiantes son más que receptores de información y que a pesar de venir de contextos complejos, pueden descubrir su talento. El conflicto no solo es el aula, pues, la profesora de un grupo de estudiantes de preparatoria, interpretada por Hilary Swank, enfrenta la oposición de su marido para continuar con su labor profesional. Su interés por ellos es tan alto que les lleva libros de regalo que paga con el sueldo de otros trabajos que consigue, solo para ese propósito. El gran éxito es lograr que los estudiantes puedan relatar de manera escrita su sentir en un diario personal.
Dangerous minds (1995)
Anticipada a su tiempo, pero con un tema similar, Mentes peligrosas plantea el conflicto que vive una ex militar y que la lleva a tomar el único trabajo que encuentra: ser profesora en una preparatoria matizada por la mezcla racial de las clases más desfavorecidas de los EE. UU.; ningún método de enseñanza logra atraer la atención de los estudiantes indiferentes hacia la educación formal y preocupados por sus problemas personales hasta que con la ficción y en particular la poesía logra cierto interés.
La película fue relativamente criticada por repetir fórmulas gastadas del maestro bueno que transforma a los estudiantes malos, pero quizá el argumento hace perder de vista la confrontación racial presente todavía en el vecino país del norte y cómo la educación y en particular, la actitud humanista de la profesora quien, a pesar de ser formada en la milicia, tiene que transformarse para lograr la tan mencionada enseñanza significativa. Un hecho adicional de relevancia lo constituye una de las canciones de la banda sonora, Gangsta’s Paradisedel recientemente fallecido cantante norteamericano Coolio, que se convirtió en un tema de culto para los amantes de los ritmos urbanos afrodescendientes del final del siglo XX.