La tecnología cada vez avanza más rápido, la sociedad poco a poco comienza a adquirir objetos que facilitan su vida, desde dispositivos bastante básicos como Alexa de Amazon, aplicaciones como Uber y Uber Eats, hasta cosas más complejas y que parecen salidas de las películas de ciencia ficción, tales como los diversos proyectos de Tesla, como los autos eléctricos y los llamados Tesla Bots, hasta la incursión en un proyecto de realidad virtual por parte de Mark Zuckerberg, creador de Facebook. Todo esto nos acerca más a las utopías de ficción que hemos visto en diversos medios futuristas como películas, libros, series, etc., pero, más allá de la pelea entre humanos y máquinas, idea tan explotada en el cine y otros medios, existen otros problemas en relación con esto que aún nos faltan explorar y es en Detroit Become Human donde vemos un ejemplo de ello.
Desarrollado por Quantic Dream y publicado por Sony Interactive Entertaiment, Detroit Become Human fue un videojuego exclusivo de la consola PlayStation 4, siendo uno de los primeros videojuegos exclusivos de dicha consola. El juego se desarrolla en una sociedad futurista donde humanos y androides conviven, donde los androides son los asistentes de los humanos, al grado de hacer todo lo que estos les solicitan. Pero, debido a un fallo, y a la avanzada inteligencia artificial que estos robots poseen, comienzan a salirse de su programación, actuando de forma independiente a lo que los humanos les asignan, llevando a un conflicto de intereses entre los robots y los humanos.
¿Qué nos hace ser humanos?
A lo largo del videojuego, donde el jugador es capaz de hacer elecciones morales que afectan el desarrollo de su historia (un sistema implementando en múltiples juegos pero que aquí tiene un peso más importante), el jugador controla a tres robots diferentes, conociendo sus historias, intereses, metas y demás, siendo dos de ellos: Markus y Kara, los androides que deciden salirse de su programación, buscando lo mejor para ellos y sus seres queridos, siendo aquí donde nos encontramos con las primeras incógnitas: ¿los robots tienen sentimientos?, si los tienen, ¿son iguales a nosotros? ¿protegen a los suyos como los humanos con su misma especie o lo hacen por programación? Múltiples preguntas que nos hacen cuestionarnos hasta qué punto podríamos considerar a otros como “humanos”.
Por otro lado, tenemos a Connor, un robot programado para ser compañero de los policías. Habiendo múltiples versiones de este mismo, llegado un punto en la historia, se nos dice que el Connor que controlamos durante el juego es la versión más avanzada de este tipo de robots. Connor debe descubrir lo que está causando la falla en sus hermanos robots, siendo él el personaje que más llega a cuestionarse sus metas, medios y acciones, pues ve como sus hermanos son maltratados por los humanos y como estos buscan liberarse de su opresión por medio de una revolución, mismas que lo llevan a cuestionarse si unirse o no a la causa de los androides, pues su programación especial no le permite desobedecer o darle la espalda sus compañeros.
Opresores y Oprimidos.
Por más que estemos frente a un videojuego, es imposible no ver situaciones familiares en la historia de la humanidad, momentos donde un “agente superior” toma el control sobre los considerados inferiores, aún sabiendo que dichas “minorías” son iguales a ellos y han demostrado tener sentimientos como el amor, el apego, el miedo, enojo y demás características, así como la propia búsqueda de derechos iguales para ellos, porque si, en determinado punto vemos a los androides haciendo protestas por tener derechos y libertades.
Nuestros protagonistas poco a poco van tomando un rol en esta pelea entre opresores y oprimidos: Markus formando parte de la propia revolución de los androides, Kara encontrándose en medio de la disputa mientras cuida de una pequeña niña a la que quiere por sobre todas las cosas, al punto de formar un lazo de madre e hija y Connor como uno de los villanos para sus hermanos, pues, al estar del lado de los humanos, es capaz de matar a muchos de los androides que alguna vez fueron sus hermanos por seguir las órdenes de sus jefes.
Cuestiones.
Como jugadores, el juego nos invita a reflexionar sobre muchas cosas respecto a los humanos, tales como:
¿Qué nos hace humanos?
¿Hasta qué grado nuestras acciones con seres iguales a nosotros son inhumanas?
¿Qué tan lejos estamos dispuestos a llegar para darle libertad a otros seres pensantes?
Si lo que nos caracteriza son nuestras emociones, pensamiento y reflexión, ¿Qué haríamos al ver a otros seres igual de pensantes que nosotros?
¿Qué tanta libertad tendrían estos “nuevos humanos”?
Siendo estas solo algunas de las preguntas que nos podemos hacer a lo largo del juego, más no las únicas, pues nos encontramos con cuestiones morales y filosóficas a lo largo del título.
Sin duda, más que un juego, nos encontramos con una reflexión filosófica sobre el ser humano, nuestras acciones y el trato con los que consideramos inferiores, una reflexión que ha pasado inadvertidamente por muchas personas del ambiente filosófico. Los invito a probar esta experiencia y ayúdennos a responder, ¿Qué nos hace humanos?
Fuentes:
Sony Interactive Entertaiment.
Buzzfeed LATAM en YouTube: Profesor de ética se enfrenta a dilemas morales en “Detroit Become Human”
YouTube: Detroit Become Human: ¿Qué nos hace estar vivos?