7. ANÉCDOTAS DE UN VECINO

El casting

Tener valor y tener valores son dos conceptos distintos, aunque parecieran palabras de la misma familia, en fin es solo una breve aclaración previa a la anécdota que les voy a compartir.

Irasema era una chica físicamente agraciada, a sus 16 años estaba por concluir la preparatoria, la cual ella misma se pagaba trabajando por las tardes en una librería y los fines de semana como edecán, como ya mencioné, era una adolescente con una linda cara y un cuerpo atractivo, que pese a no ser muy cuidadosa de su arreglo personal, por no tener los recursos, por estar siempre corriendo para su vida ajetreada y por descuido personal, su aspecto físico siempre llamaba la atención.

No está de más mencionar que era también poseedora de una inteligencia por arriba del promedio, con tal ingenio que siempre se las arreglaba para resolver problemas que no eran propios de su edad, pero la situación económica, familiar y social que vivía la llevaban a ello.

Irasema vivir en una modesta vivienda, con su madre, sus dos hermanos Marisela y Beto, si sobrino Pablito (hijo de Marisela), su abuela enferma de diabetes e hipertensión, sus dos tíos adictos, en fin, no era el mejor panorama. Ella y su hermana eran muy unidas, se apoyaban mutuamente, aunque Marisela era hasta cierto punto más reservada y menos “valiente” para enfrentarse a la vida, mantenían cierta complicidad.
En una ocasión Irsema recibió una oferta de trabajo que resultó muy atractiva para su condición, le permitía tener más tiempo libre, ya que era un contrato de fin de semana para una televisora local y el pago era excelente para cubrir sus necesidades y poder ahorrar para la universidad, era perfecto, solo había dos detalles, el primero debía hacer primero un “casting”, es decir una prueba para salir seleccionada entre varias chicas aspirantes al puesto y la segunda para esa audición, debía acudir a una sesión de entrevista y fotografías con varios cambios de ropa, ya saben como son estos procesos, ropa casual, algo elegante, traje de baño, en fin, como una presentación de Barbie; el primer caso no presentaba mayor problema, Irasema era bastante segura y valiente, aunque el trabajo no le era del todo agradable, pues siempre prefirió algo “más intelectual” sabía que podría conseguirlo sin detalle, el problema real eran los cambios de ropa, no tenía los atuendos adecuados para poder competir con las otras chicas y no tenía recursos para comprarlos, y tampoco pedir prestados, pues la talla de sus amigas no coincidía con la de ella.

El caso es que no quería perder la oportunidad de un empleo de poco tiempo y buen ingreso (aunque no fuera de su total agrado), y se le ocurrió una idea, como ya había mencionado, era una chica inteligente y creativa. Pero vamos al grano, le pidió a Marisela que saliendo del trabajo, la acompañara al centro comercial a seleccionar tres atuendos, uno casual, uno elegante y un traje de baño, a lo cual su hermana le pareció extraño porque no ganaba tanto como para adquirir toda esa ropa en una sola compra, en fin como era costumbre entre ellas, aunque no estuviera del todo convencida la acompaño.

Irasema entró a las tiendas muy segura de ella como si tuviera una tarjeta platino sin límites a su disposición, seleccionaba lo que le gustaba, entraba al vestidor a probarse lo que había escogido y finalmente lo devolvía con el pretexto que no le gusto ya puesto o no le quedó bien; lo que le llamó la atención a Marisela es que su hermana menor cada que salían de una tienda se dirigía al sanitario del centro comercial, así recorrieron 5 o 6 tiendas y al final le dijo —es tarde, vamos a comer unos taquitos, tengo hambre— fueron a comer y su Marisela no había cuestionado nada, hasta que en medio de la comida se atrevió a preguntar —bueno, para que tanto rollo si no compraste nada, ¿que harás si el “casting” es pasado mañana?— Irasema riéndose le dijo —ya está todo listo— abrió ligeramente su blusa y tenía puesto uno de los trajes de baño que se probó en el centro comercial. Tuvo el valor de arriesgarse de la manera menos adecuada a resolver su problema, pero su escala de valores es totalmente cuestionable, que la llevó a realizar una acción así, ¿a situación económica?, ¿la problemática social en la que vivía?, ¿no vivir los valores en su entorno familiar?

Si les interesa saber si consiguió el empleo, la respuesta es sí, lo consiguió, pero no duró por más de tres fines de semana, no le agradó tener que estar con un pequeño vestido rojo, animando a las personas que asistían al programa de televisión, le pareció, indignante, sexista y degradante para su capacidad intelectual.

Un agradecimiento especial a Verónica Solís por esta gran historia.

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