La tumba más antigua de Chihuahua

El Panteón de Dolores, fue nombrado así­ a partir de la década de 1930, pues antes era el Panteón Nacional y la gente lo confundí­a con el Panteón Municipal, por lo que se decidió cambiarle el nombre.

Este camposanto tiene más de 100 años, abrió sus puertas un 12 de septiembre de 1912, la primera persona que fue sepultada llevaba por nombre Jacinta Zea, la historia cuenta que esta joven perdió la vida a la tierna edad de 22 años y durante su sepelio su sobrina siendo una niña, lloró desconsoladamente. Pasaron 95 años y de nueva cuenta familiares de Jacinta Zea, volvieron a su tumba para sepultar no en el mismo lugar, pero si cerca, a esa pequeña que tanto lloró a su tí­a cuando esta fue sepultada 90 años atrás.

A pesar de abrir sus puertas en 1912 resguarda restos y tumbas aún más antiguas que fueron expropiados y reubicados de sitios que fueron panteones antiguos como por ejemplo el Parque Revolución que, era el panteón de la Regla a mediados del siglo XIX, además de otro panteón, en lo que hoy es la calle Simón Bolí­var.

Entre los personajes que descansan en el cementerio son:

Exgobernador Miguel Ahumada, Miguel Trillo secretario personal de Pancho Villa y que muriera junto con el Centauro en la ejecución de Parral. Los hermanos Navarro, que trajeron la medicina militar a Chihuahua.

Doña Luz Corral de Villa, última esposa del general de División. Pascual Orozco, los gobernadores í”scar Ornelas y su esposa Leonor; Oscar Flores; el maestros José Fuentes Mares, el padre Maldonado, donde ya no se encuentra su cuerpo pero sigue siendo la tumba más visitada.

La familia Terrazas, los Vallina, los Stegue, Don Manuel Chávez que fuera gobernador en la mitad del siglo pasado. El general Rodrigo M. Quevedo entre otros.

También en él descansan los restos mortales de San Pedro de Jesús Maldonado, quien falleció el 11 de febrero de 1937, su tumba es una de las más visitadas. Hasta ese lugar llegan los feligreses católicos y devotos a visitar la tumba del que fue mártir y ahora declarado santo. En su tumba se pueden apreciar oraciones, cartas y pensamientos de agradecimiento.

La tumba de Rodolfo Fierro mejor conocido como “El carnicero” se encuentra en dicho panteón, fue brazo ejecutor de de Pancho Villa durante la revolución mexicana y falleció un 13 de octubre del 2015. Dicho personaje destaca por su sangrienta manera de asesinar a sus contrincantes tanto en la revolución como en otros tiempos, nacido en un pueblo llamado Charay, en El Fuerte, Sinaloa y se unió a las fuerzas villistas en 1913. Participó en las batallas de Tierra Blanca, en la toma de Chihuahua, Ojinaga, Torreón, Zacatecas que provocaron la caí­da de Victoriano Huerta y junto a Villa y Zapata entró triunfal a la Ciudad de México.

Un persona importante para la historia de Hidalgo de Parral es sin duda alguna Jesús Valdez Montes mejor conocido como “El cuadrado”, emblemático personaje en la inundación de Parral en el año de 1944, donde miles de personas perdieron la vida al igual que sus casas. ” El cuadrado” fue un hombre que rescató a personas en el desbordamiento del rí­o Parral, el cual causó un desastre que quedó marcado en la historia de los parralenses.

LA DAMA Y EL TAXISTA

Hace ya cerca de medio siglo, cuando en esta hospitalaria ciudad del estado más grande de la República Mexicana sucedió un jueves santo, a las once de la noche en que el taxista Ernesto Borunda, del Sitio 20 Colorado, regresaba de dejar al caporal del Rancho situado atrás del Cerro Grande, propiedad de Oviedo Baca, obligado a pasar muy cerca de los terrenos del Cementerio  de Dolores, vio una  dama que levantó su  brazo para indicarle que requerí­a de sus servicios. “Por favor lléveme al Templo de Santa Rita”, por  lo que el taxista continuó su marcha con una pasajera y pensó que mucha gente, no se sabe alguna dirección y citan algún edificio para así­ orientarse, cruzó las ví­as del ferrocarril, pasó los ílamos Tecate, y tomó la Avenida Ocampo rumbo al punto solicitado.

Sentí­ cierto aire de rareza, contó Borunda, ya que la pasajera iba muy callada por lo que intentó hacer conversación-corre el viento muy frio-no recibió respuesta alguna

Dos cuadras más abajo intentó de nuevo otro comentario-es peligroso andar de noche por acá-, por el espejo atisbaba pero ni siquiera se moví­a. Ya no insistió más habí­a aprendido que en ese oficio lo mejor era callar para no importunar al cliente, si no habí­a interés en conversar mejor era pensar en otras cosas

-Luego vengo, va llevarme a otros lugares-entro a la iglesia, minutos después regresó ordenando:-Al templo de Nuestra Sra. De Lourdes-“Si Señora”. Fue más rápido. Luego, al Santuario de Guadalupe, al corazón de Jesús, San Francisco, San José de la Montaña y Catedral.

Ernesto Borunda meditaba que después de todo no le iba ir mal esa noche ya que le cobrarí­a como si hubiera hecho siete u ocho “dejadas”.

Le pidió que la llevara donde la habí­a recogido y al llegar al lugar cercano al Cementerio de Dolores, el chofer se bajó para abrirle la puerta; pero, cuál serí­a su sorpresa que no la encontró, solo un papel sobre el asiento que decí­a “Gracias por hacerme el favor, no tengo efectivo con que pagarle sus servicios, pero vaya a la calle Ojinaga 14, ahí­ le pagarán todo, para asegurarle que lo harán le dejo este dorzal de oro con la virgen de Fátima, devuélvalo por favor. Sin más. Marí­a Antonieta González de Creel.

Desconcertado Ernesto Borunda, del Sitio 20 Colorado, optó por irse a descansar, aquello lo habí­a frustrado y ante el poco movimiento de esa noche lo mejor era de irse a casa.

Muy temprano llegó al domicilio indicado en aquel papel, preguntando por ella a la mucama que atendió a su llamado, la que se mostró muy sorprendida y más cuando le mostró el dorzal con la medalla religiosa, por lo que llamó a su patrón el ingeniero Alfredo Creel, quien volvió a escuchar la historia ya conocida y enseguida le dijo:” Mire, mi madre murió de la terrible enfermedad osteoporosis hace medio año, ella quedo sepultada en el panteón de Dolores, que por cierto antes de morir manifestó su  deseo de visitar siete templos, en Jueves Santo, seguramente volvió para cumplir su manda. El dorzal se compró hace cuarenta años en un viaje por Europa para ella y se lo colocamos en su ataúd al sepultarla”…

 

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