La representación de la otredad en La Forma del Agua de Guillermo del Toro

Guillermo del Toro es conocido por su habilidad para explorar temas complejos y profundos a través de sus películas, y La Forma del Agua no es una excepción. En esta obra, el director mexicano presenta una visión única de la otredad, que se manifiesta a través de varios personajes marginados: Elisa, una mujer muda; Giles, un hombre gay; y la criatura anfibia, que es tratada como un ser inferior por el gobierno y la sociedad.

La noción de otredad se refiere a la percepción de aquellos que son considerados diferentes u “otros” dentro de una sociedad. Estos grupos marginados pueden surgir por una variedad de razones, como su origen étnico, género, orientación sexual, discapacidad, clase social, entre otros. La sociedad tiende a categorizar a las personas en grupos homogéneos y establecer normas que reflejan y perpetúan las jerarquías existentes. Cuando alguien no encaja en estas normas preestablecidas, son etiquetados como “otros” y pueden enfrentar discriminación, estigmatización y exclusión.

La figura de la criatura anfibia simboliza la otredad en su máxima expresión. El gobierno y la sociedad lo tratan como una amenaza, lo encierran y lo torturan en lugar de tratarlo con compasión y empatía. Es un ser que no encaja en ninguna categoría establecida por la sociedad y es marginado debido a su diferencia física y cultural. Del Toro utiliza esta criatura para reflexionar sobre cómo la sociedad tiende a demonizar y excluir a aquellos que son diferentes, convirtiéndolos en “otros”. Sus diferencias también los colocan en una posición marginada dentro de la sociedad. Elisa es una mujer muda, lo que la hace invisible para muchos, mientras que Giles es un hombre gay en una época en la que la homosexualidad era aún más estigmatizada. Ambos enfrentan discriminación y desprecio debido a sus identidades, lo que los convierte en “otros” a los ojos de la sociedad. Estas diferencias no solo crean barreras sociales y económicas para los grupos marginados, sino que también alimentan prejuicios y estereotipos que perpetúan su exclusión. Sin embargo, a través del romance entre Elisa y la criatura, Del Toro desafía estas percepciones convencionales de la otredad y muestra la posibilidad de empatía y conexión más allá de las barreras sociales y lingüísticas.

La película también aborda la otredad a través de la representación de Elisa y Giles. Ambos son personajes marginados por su condición social, sexual o física, lo que los hace vulnerables a la discriminación y la exclusión. Sin embargo, Del Toro los retrata como héroes que desafían las normas sociales y encuentran fuerza en su propia singularidad. A través de estos personajes, la película sugiere que la verdadera otredad no reside en aquellos que son diferentes, sino en aquellos que se aferran a las normas opresivas y excluyentes de la sociedad.

Guillermo del Toro ofrece una poderosa visibilización de la otredad al desafiar las percepciones convencionales de la diferencia y promover la empatía y la inclusión. El director aborda temas controvertidos y tabúes, como la discapacidad, la sexualidad y la diferencia cultural, normalizándolos y promoviendo el diálogo sobre ellos. Esto ayuda a desmitificar los conceptos de “normalidad” y “otredad”. En La Forma del Agua, humaniza a la criatura anfibia y a otros personajes marginados, lo que permite al público identificarse con ellos y comprender sus luchas. A través de sus personajes y su narrativa, la película nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la diversidad y la importancia de aceptar y celebrar la singularidad de cada individuo en nuestra sociedad.

La película también aborda la otredad a través de la representación de Elisa y Giles. Ambos son personajes marginados por su condición social, sexual o física, lo que los hace vulnerables a la discriminación y la exclusión. Sin embargo, Del Toro los retrata como héroes que desafían las normas sociales y encuentran fuerza en su propia singularidad. A través de estos personajes, la película sugiere que la verdadera otredad no reside en aquellos que son diferentes, sino en aquellos que se aferran a las normas opresivas y excluyentes de la sociedad.
1024 2000

Guillermo del Toro ofrece una poderosa visibilización de la otredad al desafiar las percepciones convencionales de la diferencia y promover la empatía y la inclusión. El director aborda temas controvertidos y tabúes, como la discapacidad, la sexualidad y la diferencia cultural, normalizándolos y promoviendo el diálogo sobre ellos. Esto ayuda a desmitificar los conceptos de “normalidad” y “otredad”. En La Forma del Agua, humaniza a la criatura anfibia y a otros personajes marginados, lo que permite al público identificarse con ellos y comprender sus luchas. A través de sus personajes y su narrativa, la película nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la diversidad y la importancia de aceptar y celebrar la singularidad de cada individuo en nuestra sociedad.

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