En México poseer armas es un derecho humano garantizado por la constitución (Artículo 10), junto con el acceso a la educación y a la salud. Es legal no sólo la venta y compra de armas, sino también portarlas en la vía pública, poseerlas en domicilio privado, usarlas en defensa propia y matar con ellas en determinadas circunstancias.
Para que se le pueda otorgar a alguien una licencia de portación de armas en México es necesario tener un modo honesto de vivir, no tener impedimento físico o mental para el manejo del arma y no consumir drogas. Así de fácil es obtener la licencia de portación de armas, ni siquiera es necesario el entrenamiento.
Pero por qué preocuparse por las consecuencias, finalmente todo es en defensa propia, o al menos esa es la excusa que usa la gran parte de los portadores de armas. Lamentablemente nuestra sociedad está en un punto en donde la portación de armas se está convirtiendo en un producto básico
“Necesito protección” es la excusa más usada por la población, pero ¿por qué necesitar protección desde un principio? ¿Por qué no tratar de erradicar el problema de raíz? Bueno, probablemente porque para nuestro gobierno resulta más sencillo no meter las manos al fuego.
En lo que se refiere a la importación, el artículo 57 de la ley federal de armas de fuego y explosivos dice:
“Cuando las armas, objetos y materiales de importación o exportación comercial se encuentren en poder de la aduana respectiva, los interesados lo comunicarán a la Secretaría de la Defensa Nacional para que ésta designe representante que intervenga en el despacho aduanal correspondiente, sin cuyo requisito no podrá permitirse el retiro del dominio fiscal o la salida del país”. Esto se complementa con el artículo 58: “Los particulares que adquieran armas o municiones en el extranjero, deberán solicitar el permiso extraordinario para retirarlas del dominio fiscal”.
¿Realmente existe una regulación sobre las armas en México o más bien es un mercado legal restringido a poderosos e influyentes que pueden importar armas?
El tráfico de armas sigue siendo un problema estructural en la relación México-Estados Unidos, y es un factor determinante del narcotráfico, violencia e inseguridad en México.
En resumen, el tráfico de armas es un problema con múltiples encrucijadas, en donde no existe un mecanismo efectivo para reducir este grave problema, cuyos impactos sociales han aumentado, lo que también ha significado un avance en el propósito de migrar de la cultura de la violencia hacia una cultura de la paz y de la seguridad ciudadana.