Venus, también conocida como Afrodita por los griegos, es la diosa de la belleza, la sexualidad y el amor, una figura que ha sido de importantísima influencia para la cultura y las artes a lo largo de los siglos.
El origen de esta deidad es tan maravilloso como fascinante, según la mitología romana, Venus surge de la espuma del mar después de que Urano fuera castrado por su padre y este haya arrojado sus genitales al mar. Venus emerge del mar parada sobre la concha de una almeja.
Tan solo esta escena de su nacimiento ha sido una fuente de inspiración casi inagotable para los pintores, quien no se han cansado de representar el nacimiento de la diosa. Al respecto podría ser la obra del pintor Botticelli la más famosa de todas:
Sin embargo, existen otras obras con la misma inspiración y de una belleza también incomparable, por ejemplo, de Alexander Cabanel: El nacimiento de venus.
Las representaciones de Venus son similares entre sí: una mujer joven y hermosa que comúnmente está desnuda o semidesnuda, normalmente está acompañada por elementos como rosas, espejos, o por su hijo cupido. La figura de Venus en todas sus representaciones artísticas está dotada de gran gracia y delicadeza.
En la mitología, Venus es esposa de Vulcano, dios del fuego y de la metalurgia, sin embargo, la diosa no le es fiel a su esposo y tiene un importante amorío con Marte (algo que debemos decir no es raro en el mundo de la mitología), dios de la guerra, con quien tuvo dos hijos: Cupido y Anteros.
Cupido es el pequeño dios del amor, carga su arco y flecha para dispararles a los enamorados; por otro lado, Anteros es el amor correspondido y el vengador del amor no correspondido. Si pensamos en esto es algo bastante interesante, de la diosa del amor y la belleza, parece que surgen los caminos del amor, desde el momento inicial cuando uno siente el “flechazo” del amor, hasta el momento en que el amor es, o no, correspondido.
En estos momentos podríamos preguntarnos, habiendo tantas diosas a lo largo de las épocas, ¿por qué la influencia tan grande de Venus?
Esta pregunta es bastante interesante, pero podríamos decir que la importancia de Venus radica en dos factores de suma importancia: El primero es que la diosa se convirtió en un ideal de belleza que fue representado en todas sus formas, pintura, escultura, poesía, etc., de este modo la belleza, algo tan anhelado por el ser humano, tuvo un recipiente cuyo elixir jamás se terminaría y que además, ya no sería solamente de acuerdo a la representación de Venus tal cual, sino que pasaría a ser una idea, Venus como el ideal, la belleza ya no tendría forma, pero siempre sería Venus.
El segundo aspecto es que Venus era la diosa del amor, un sentimiento clave para la existencia humana, incluso me atrevería a decir que el más importante. ¿Cuántos conflictos en nombre del amor no ha estado dispuesto a librar el humano?, el amor es un sentimiento universal y que no conoce límites, y que por su complejidad e inmensidad hemos preferido no ahondar y solo llamarle: “amor”, sin importar si se trata del amor a un objeto, a una persona, a una madre o a una pareja, el mas del amor es tan grande que no hemos podido navegarlo con nuestra humanidad. ¿Cómo no iba a ser Venus una diosa con tanta influencia cuando se volvió el rostro del sentimiento más importante para la humanidad?
Rubén Darío, poeta modernista de gran importancia y talento nos regala estos versos en su poema “Venus”.
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.
“¡Oh, reina rubia! -díjele, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia a ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,
y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar”.
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.Poema disponible en: https://ciudadseva.com/texto/venus/
Y así como muchos otro artistas, yo mismo he sido inspirado por la idea de Venus, su nacimiento y su belleza. Y comparto en este texto los versos que la diosa inspiró en mi imaginación:
Venus: La perla del mar
De una gota blanca
nació la perla
de todo el mar
Cabellos negros
[de rizos
recorren su espalda,
[de noche
son un manto estelar.
Ahí va, sobre una tortuga
surcando el agua,
todo le pertenece,
es la dueña del mar.
No viste ropa,
va desnuda
y cuando se viste,
no usa seda,
porta conchas,
perlas y sal.
A lo lejos, un barco
se tambaleaba con el agua,
parecía de cristal.
Dentro de él, una tripulación,
todos ciegos,
buscando sin descansar
el oro, los tesoros en el mar.
Inicia el día,
apenas despertó el sol
y a su lado
toda la tripulación;
en proa y popa,
el barco iba a todo vapor.
El agua tan tranquila
se había vuelto loca,
las olas destruían cada barco
que se acercaba sin autorización.
El mar cuidaba a Venus,
pues a unas horas de nacer,
cualquier hombre daría la vida,
si a la perla del mar
pudiera poseer.
Venus era inocente, se veía ella
e imaginaba,
que a alguien igual
algún día podría conocer.
Del barco de cristal
todos murieron,
todos excepto uno,
un joven capitán
con ojos tan claros como la miel
El barco se destruyó,
quedó hecho pedazos,
y de milagro ningún cristal,
en su corazón se enterró.
El navegante flotaba
y aunque portaba uniforme,
bajo el agua
casi caminaba.
El marinero la observó
quiso abrazarla,
se creía él muerto
y a ella celestial.
Venus, por primera vez
a un humano atisbó,
se vio reflejada
en forma y color.
Ambos caminaron
o más bien, nadaron,
como sea,
el uno al otro se acercó.
Ninguno sabía, que ella no podía
a un ser humano tocar.
El marino con sus brazos
a Venus envolvió,
cerró los ojos,
ella correspondió.
Y así su cuerpo blanco
de inmediato comenzó
a volverse arena, moluscos,
peces y vidrio de mar.
El capitán aún soñaba,
que vivía en su barco
hecho de cristal;
soñaba ya con hijos,
niños de terramar,
eran dos varones,
también se dedicarían
a las aguas explorar.
Abrió los ojos al fin
y la perla, se había transformado ya.
Abrazaba casi a la nada,
sostenía algas,
algas y nada más.
La locura lo invadió,
tenía en la mano conchas,
todas se las comió.
Tomó las algas,
tomó el vidrio de mar,
todo lo engulló.
Sacó su cuchillo
con insignia militar
para herir su cuerpo,
quería olvidar.
Hace unos momentos
sostenía en sus manos
el tesoro más grande
que el mundo pudiera imaginar.
Pero antes de clavar su arma
su cuerpo ya era agua,
era lo natural,
pues se había comido
a la perla del mar.