La luna y la música

La luna ha sido, desde el origen de la humanidad, una fuente inagotable de inspiración para el hombre. La belleza de nuestro satélite en todas sus fases ha inspirado a poetas, músicos, escritores y artistas de todo tipo, quienes, maravillados por el brillo, el color o la forma del astro, han encontrado en este una semilla eterna para el jardín de su imaginación.

La luna por ella misma, o acompañada por las estrellas, pinta de maneras extraordinarias el firmamento; la bóveda estelar entera se vuelve un lienzo y al caer la noche el cielo entero se vuelve una de las obras artísticas más maravillosas de la naturaleza.

En el ámbito musical, la luna ha sido la musa de obras magníficas que se han vuelto parte del repertorio obligado para cualquier persona. Entre las obras más famosas que existen mencionaremos primero la “Sonata Claro de luna” de Beethoven.

Para entender esta obra es importante que entendamos su contexto: la historia de Beethoven es ya conocida por todos, el músico genio que se quedó sin audición. Pero la historia no es tan sencilla, en los momentos en donde Beethoven estaba comenzando a perder su capacidad auditiva, conocía a una joven que había perdido la visión, esto fue un evento importante que lo marcó, pues estando con ella contempló la luna y se dio cuenta de que, a pesar de que no podía oír, podía ver, y que era algo también maravilloso, un don que nos permitía admirar la belleza de la naturaleza, en este caso en particular, la belleza de la luna.

Su composición busca retrata la serenidad y la tranquilidad del astro, las notas suaves y con ligadas buscan expresar la belleza, los rayos lunares en el agua.

Invitamos al lector a escuchar la obra:

Otra obra inspirada en la luna, que es bastante conocida, me atrevo a decir más que la anterior, es “Claro de luna” del compositor impresionista francés Claude Debussy. La pieza es parte de un conjunto de obras: “Suite Bergamasque”. Claro de luna evoca, a través de la armonía, los matices y la delicadeza de la obra, el carácter etéreo del astro y su tranquilidad de una noche iluminada por los rayos lunares.

La belleza de la obra la ha hecho más conocida como “single” que como parte de la suite a la que pertenece. “Clair de lune” es una pieza musical emblemática que más que una técnica depurada, requiere una conexión con el astro, con la noche, requiere una verdadera inspiración por parte de la luna hacia nosotros, de otro modo los colores de la pieza no se serán evocados al momento de la interpretación.

Invitamos al lector a escuchar la obra:

Las obras anteriores son solo en raras ocasiones desconocidas para alguien, sin embargo, nos gustaría presentar una obra que también fue inspirada en la luna y que seguro sí será desconocida.

Clairs de lune”  del coimpositor francés Abel Decaux, es una suite para piano compuesta por cuatro piezas:

  1. Lent (à Ferdinand Motte Lacroix) (1900)
  2. Lent “La Ruelle” (1902)
  3. Très lent “Le Cimetière” (1907)
  4. Très large “La Mer” (1903)

La partitura de esta obra tiene en su inicio una especie de “descripción” que ayuda a entender al pianista lo que debe lograr, esta descripción son solo palabras o pequeñísimas oraciones como las siguientes: suave, muy suave… blanca, la luna se desliza suavemente por el espacio… sueños y pesadillas… sombras misteriosas.

La obra evoca un lado de la luna distinto a las obras anteriores. En este caso se representa el carácter oscuro, un tanto lúgubre del astro, su presencia se da siempre durante la noche, y aunque ella misma ilumina el cielo, no por eso este deja de ser oscuro.

La pieza número cuatro llama bastante la atención; esta fue escrita en años antes que “La mer” de Debussy, sin embargo, es bastante diferente a esta última. A pesar de que el título de la composición de Decaux parece que se representará el mar, desde otra perspectiva lo que podemos divisar es una luna lúgubre que brilla mientras el oleaje del mar parece querer destruir la tierra. El mar es la imagen, pero la protagonista es, de nuevo, la luna.

Estas tres composiciones musicales clásicas son solo una ínfima muestra de las distintas maneras de representar a la musa nocturna que conocemos como luna. Invitamos al lector a escuchar la obra de Decaux.

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