El impresionismo es uno de los movimientos artístico más queridos e influyentes en la historia del arte, este surge en Francia en el siglo XIX, en la pintura surge a mediados de siglo y en la música surge a finales. El movimiento cambió para siempre la manera en que se percibía y se producía el arte. En este movimiento se desafiaron las reglas y los estándares académicos, los artistas buscaron nuevas perspectivas y experimentaron con diversas técnicas para representar la realidad circundante; los artistas impresionistas se enfocaron en la luz y el color, en la fugacidad de la vida y se alejaron de la pintura en el estudio para pasar a la pintura al aire libre. Todo esto marco un punto sin retorno para el arte.
El origen del impresionismo se puede entender si vemos el contexto de Francia en aquella época, es decir, un contexto un tanto inestable tanto en el aspecto social como en el aspecto artístico. Lo que se tradujo en todo tipo de cambios en estos ámbitos, así mismo, se habían agotado las expresiones románticas y realistas de siglos pasados, lo cual impulso la experimentación artística en busca de una representación de la realidad.
La palabra impresionismo evoca muchos nombres conocidos en el mundo artístico, quizás el más conocido de ellos sea el de Claude Monet, sin embargo, podemos mencionar a otros artistas cuya influencia no se puede tomar a la ligera, como son: Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Édouard Manet, entre otros.
Los estilos y los temas de estos artistas son muy diversos entre sí, a pesar de que todos entren dentro del impresionismo. Esto resulta en que el movimiento tenga una vasta riqueza de obras con temas distintos como la naturaleza (Monet), el retrato (Renoir), o la realidad misma (Degas).
A continuación compartimos una obra de cada artista mencionado:
Water Lily Pond. Claude Monet, 1917.
Portrait of Jeanne Samary (1877) Renoir
Dancers at the old opera house, 1877. Degas
Es interesante que los impresionistas fueron rechazados en su época, por lo cual ellos, en protesta y desafiando a la academia, tomaron un camino independiente y organizaron exposiciones independientes en el cual sus obras serían las protagonistas.
El impresionismo puede entenderse como una “impresión” instantánea de la vida, en toda obra podemos observar el cómo se busca capturar un momento único que está pasando en ese mismo instante, de aquí que muchas obras puedan provocar un sentimiento de espontaneidad o fugacidad.
El artista impresionista se hace presente, se vuelve, de cierto modo, parte de la pintura al ser su perspectiva única y su manera instantánea de capturar todo lo que define la obra. El pintor ya no está en el estudio y conoce al sujeto de su obra en su rato libre, sino que conoce al sujeto de su obra mientras lo pinta.
En la siguiente obra de Monet titulada “Puente de Waterloo, Londres”, podemos observar como las formas se funden gracias a la luz y su efecto en nuestra percepción de las formas y colores. De alguno modo identificamos todos los elementos en la obra, pero no hay detalle, no hay nada conciso, como si lo viéramos a través de un lente borroso iluminado por la luz solar. La obra es dinámica por la pincelada y por la falta de detalle, como si siempre estuviera en movimiento, como si de verdad el puente se moviera y el pintor nunca pudiera capturarlo, los sujetos de la obra se escapan del pincel del artista y se quedan plasmados solo como impresiones de luz y color.
Los sujetos de la obra no interactúan entre sí, sino que están ya fundidos los unos con los otros, no son activos, sino que lo es la luz que los ilumina.
Waterloo Bridge London,1903. Claude Monet
La pintura modernista abrió las puertas para la experimentación pictórica y a partir de aquí surgieron distintas vanguardias que revolucionarían una detrás de otra al mundo artístico. La posibilidad de plasmar en el lienzo la impresión del mundo a través de la luz y el color, permitió la pregunta de si sería posible plasmar el mundo a través de los sueños, a través de lo absurdo, a través de la descomposición de formas o del espacio. Afortunadamente, la respuesta fue un sí, y entonces surgieron, como mencionamos, otros movimientos que enriquecerían el acervo pictórico.