Conoce a Javier Contreras.
El director del “Heraldo de Chihuahua” nos abrió un espacio para platicar acerca de algunos de los detalles que han marcado su carrera a nivel profesional y personal.
¿Qué es lo que más ha sacrificado en su carrera y trayectoria como periodista?
“Cuando comencé a integrarme en el ambiente del periodismo no existía la carrera, por lo cual decidí estudiar filosofía como complemento, sin embargo, estando dentro de ella en verdad comenzó a gustarme; terminé la carrera de filosofía incursionando en el periodismo. Cuando se incorpora uno de lleno al periodismo, trae una serie de experiencias tanto buenas y gratas como malas y amargas. Gran parte de mi formación profesional se la debo al periodismo, he aprendido muchas cosas, la experiencia más amarga es el aspecto humano. En el periodismo conoce uno las otras partes de la condición humana. Cuando uno está en un medio, desafortunadamente la sociedad, los sectores políticos y económicos, consideran más al medio que al ser humano; al principio genera confusión, en especial para los novatos porque descubren un mundo totalmente falso. El desencanto es el primer día que sale uno en algún periódico, dejas de ser tú, porque ahora solo eres el medio; es parte del sistema político mediático que ha creado nuestra sociedad, todavía hay personas que confunden al periodismo y lo toman como una actividad de prepotencia y se sigue viendo por la falta de madurez”.
¿Cuándo usted comenzó su carrera en filosofía se imaginó llegar a ser la figura que es ahora?
“No, definitivamente no. Primero quería ser reportero, después entré como jefe de información, pero jamás me imaginé ser el director ni estaba entre mis planes, simplemente fue una coyuntura que se abrió. Me gustaba más que nada el ambiente del periodismo, desde adolescente he sido una persona que lee mucho y compraba mis libros con el dinero que ganaba barriendo el frente de las casas de mis tías. El primer libro que compré con el dinero que gané fue el Conde de Montecristo. Fui generando disciplinas como la investigación y la escritura de libros. Era ahí donde sentía que estaba haciendo lo correcto y que hacía lo que me gustaba. Sin querer llegué a ser director del Heraldo”.
¿Qué metas le faltan por cumplir?
“Metas a largo plazo no creo que sea conveniente planearlas, porque a veces creo que el hombre propone y Dios dispone, y de pronto cambia todo el panorama; el tratar de hacer planes de alguna manera creo que es atentar contra el futuro. Lo que he tratado de hacer es, como yo le llamo, “Obras por contrato”. Mi plan es tener la posibilidad de seguir publicando libros acerca de la comunicación y su impacto, ese es mi plan y en lo que trabajo continuamente. Entre más alto llegues dentro de una empresa la puerta de salida está más cerca”.
¿Cómo se da tiempo para su vida social con tanto trabajo?
“Con disciplina, es la única forma, definitivamente no hay otra; me levanto muy temprano, salgo a caminar, vengo a dar clases, desde la mañana a primera hora estoy al pendiente de la información, y en la noche reviso todos los periódicos. Hay muchos eventos sociales con este trabajo, pero procuro siempre comer en la casa con mis hijos y mi esposa, es nuestro punto de reunión. Además, en esas actividades que demandan mucho tiempo, también es importante darse tiempo para la familia”.
¿Cómo se describe en tres palabras?
“Reportero, Profesor y lector”.
¿Cuál era su motivación para seguir adelante cuando comenzaba su carrera profesional y las puertas se le iban cerrando?
“Creo que hay muchas cosas. Primero, el fijarse metas muy concretas y después tener la consistencia y disciplina. Todo se logra a base de insistir y no rendirse. Las cosas para que se logren son por la disciplina, porque tarde o temprano va a pasar. Y esa es la gran satisfacción que tiene uno”.
¿Algún consejo que le daría a la juventud?
“Estamos viviendo en una época crucial, de cambios dramáticos y radicales, todas las generaciones han tenidos crisis, la diferencia es como se vive ahora ante estos cambios de tecnología, vemos un cambio sustancial. Desde que se descubrió la imprenta o la revolución industrial, el problema es que con este impacto tecnológico las máquinas están supliendo la mente del hombre. Las generaciones de ahora no deben perder la racionalidad por la tecnología ni pelearse por ella, es mejor dominarla y utilizarla como herramienta”.