La mente andrógina. Un ensayo sobre la perspectiva queer en el amor

El Diccionario Etimológico Castellano define la palabra ‘andrógino’ literalmente como ‘hermafrodita’ o ‘de sexo indeterminado’. Sin embargo, también acepta el concepto de ‘híbrido’. 

En términos científicos, andrógino es aquel individuo genéticamente varón, que por algún defecto o error en el código celular/hormonal ha generado órganos sexuales externos de apariencia femenina o ambiguos. Vulgarmente, se emplea esta palabra para designar a un varón de aspecto afeminado, o a un ser humano de aspecto absolutamente ambiguo en lo que a su determinación sexual externa se refiere.

Sin embargo, lo andrógino es un viejo símbolo cultural; y su origen no tiene nada que ver con las dos cosas mencionadas anteriormente. En la Grecia Clásica, el mito del andrógino tiene más que ver con significados de tradiciones culturales orientales, como el Yin y el Yan. 

En uno de los diálogos de Platón, El Banquete, el personaje de Aristófanes habla sobre la naturaleza del amor y el erotismo. En este diálogo habla de que, en un inicio, en la tierra existían tres géneros: masculino, femenino, y un tercero que era llamado andrógino. Este ser se representaba como una combinación de los dos primeros, y, por lo tanto, era difícil descifrar su sexo (o más bien, era ambos al mismo tiempo). 

El Banquete también explica el mito de “la otra mitad”, donde dice que, los andróginos tenían dos cabezas, cuatro brazos y piernas, y ambos órganos sexuales. Pero estos seres eran demasiado fuertes, y conspiraban contra los dioses, por lo que un día Zeus, buscando una solución al problema, decidió partirlos a la mitad para debilitarlos, y al mismo tiempo para conseguir más personas que pudieran serles fieles. De este modo, los andróginos pasaron a ser hombres o mujeres, pero su mente permaneció ambigua y mezclada. 

“…cuantos hombres son sección de aquel ser de sexo común que entonces se llamaba andrógino, son aficionados a las mujeres y proceden también de él cuantas mujeres son aficionadas a los hombres (…). Pero cuántas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que están más inclinadas a las mujeres, y de este género proceden las lesbianas. Cuantos, por el contrario, son sección de varón, persiguen y buscan a los varones y aman a los hombres y se alegran de acostarse y abrazarse de ellos…”

Este fragmento del diálogo es el que da paso a la idea principal de este escrito: la mente andrógina y cómo esta supone una nueva forma de amar y de percibir el amor.

En los últimos años, y gracias a la libertad de expresión y a la visibilidad que se le ha dado al movimiento LGBTIQ+ en muchos medios, ha aparecido el término ‘queer’, que en sí mismo engloba otros tipos de términos que son complicados de explicar, pero que comparten algo en común: la ruptura con el binarismo y ‘desafiar’ la heteronorma. 

En palabras sencillas, lo queer es todo aquello que no encaja con el común social de lo heterosexual ni cisgénero, pero no solo de manera social o biológica, sino que también se refiere a una expresión de género y a nivel psicológico. Por ejemplo, una mujer que viste o se comporta de manera masculina se considera queer, aun si la mujer tiene preferencia por los varones. 

Platón explica en su diálogo de El banquete que, debido a que los humanos antes tenían tres sexos, y que el tercero era un ser ambiguo, es aceptado que hoy en día existan cientos de preferencias e identidades sexuales, además del binarismo (mujer/hombre, masculino/femenino). 

Ya que el andrógino era una mezcla de lo femenino y lo masculino, su mente de igual forma lo era. En la actualidad es común escuchar o conocer experiencias de personas no binarias que al preguntarles sobre su orientación sexual, la respuesta es simplemente ‘queer’, pues esta sola palabra carga con mucho peso simbólico y con años de historia y contexto que sería difícil explicar de uno por uno a cada persona que se encuentran.

Adoptando una perspectiva más personal, la manera más sencilla que se me ocurre para explicar cómo funciona la mente andrógina para una persona queer, y cómo esta se manifiesta al momento de crear vínculos afectivos sería como ‘un interruptor que cambia dependiendo del otro, y siempre rechazando la heteronorma’. 

Una mente andrógina que se enamore de una mujer se comportará como una mente femenina, para poder amar a dicha mujer como otra mujer lo haría (lesbiana). De igual manera, si la mente andrógina se enamora de un varón, adoptará una psicología masculina, comportándose de igual forma como varón (homosexual). 

La mente andrógina enamorada siempre buscará ‘ir en contra’ de lo socialmente aceptado como normal (heterosexualidad), independientemente de su identidad; para amar y sentir de una forma más pura, pues no se detiene a pensar en el género o sexo del otro, y se fija en las emociones compartidas. 

Referencias

Helena. (2007, 11 de octubre). Etimología de andrógino. Diccionario Etimológico Castellano en Línea. https://etimologias.dechile.net/?andro.gino.

Platón. (385-370 a.C.). El banquete.

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