Arthur Rimbaud y el romance que inspiró “Una temporada en el infierno”

Nacido en Charleville, el 20 de octubre de 1854, Rimbaud tuvo una infancia complicada, viviendo con una madre autoritaria que lo castigaba encerrándolo en el granero de su hogar. No fue hasta 1860, cuando nació su hermana más pequeña, que Arthur escapó de su casa para no volver jamás. 

A pesar de su historial familiar, Rimbaud era un alumno excepcional, con notas impecables. Uno de sus profesores, George Izambard, lo describía como alguien “brillante, de personalidad soñadora y curiosidad infinita”.

Anterior a irse de casa, el joven francés tenía la tendencia de escapar y salir en secreto seguido, con la intención de llegar a París. 

En una de esas salidas quiso ingresar al tren sin boleto, pero fue detenido por los oficiales, a lo que Izambard acudió en su rescate, permitiéndole quedarse en su casa por un tiempo. Sin embargo, el castigo que le esperó en casa luego de eso fue evidente, pero los días que pasó lejos de su madre le sirvieron para contactarse con editoriales en búsqueda de adentrarse al mundo literario. 

Fue entonces que dio con un poeta llamado Paul Verlaine, de 27 años, quien le respondió una de sus cartas respecto a un poema que envió a una revista titulada El barco ebrio. Verlaine escribió: “Ven, querida gran alma, te esperamos, te queremos”, y adjunto en el sobre un boleto de tren con dirección a París. 

El 15 de septiembre de 1871, Rimbaud llegó a París y se instaló en casa de Verlaine, en donde vivía junto con su esposa Mathilde Mauté, de 17 años y embarazada de su primer hijo. 

A partir de entonces comienza a desarrollarse una amistad entre ambos hombres, que poco a poco desembocaría en algo más allá. Mathilde era testigo de cómo su esposo y su compañero salían a emborracharse, fumaban opio y se drogaban con hachís. 

En ese entonces, la homosexualidad no era bien vista entre los artistas y poetas europeos, por lo que la relación que tenía con Verlaine provocaba que Rimbaud fuera blanco de discriminación, ya que las casas editoriales se negaban a publicar sus poemas, a pesar de que era innegable que era un artista excepcional.

En el año 1837, la vida de Verlaine comenzó a decaer. Teniendo problemas con Mathilde, había acordado una cita con ella en un motel de Bruselas, con la intención de recomponer su matrimonio. Sin embargo, la mujer estaba harta de sus maltratos físicos y de las adicciones del poeta, por lo que ya no estaba dispuesta a seguir con él. Viendo el reencuentro como algo imposible, la desesperación de Verlaine comenzó a crecer.

Por otro lado, Rimbaud recibe una carta donde su ahora expareja Verlaine le comentaba que se suicidaría si no lograba reconciliarse con su ex esposa. Ante esto, el joven llega al mismo motel donde se encontraba su compañero, pero las cosas se salieron de control. 

Rimbaud tenía la intención de cortar su relación y lazos con Verlaine de forma tranquila y sana para que ambos pudieran seguir caminos separados, pero Verlaine no estaba de acuerdo con esa decisión. Mientras Arthur terminaba de empacar sus cosas para irse, Verlaine sacó un revólver de 7 milímetros y apuntó a su acompañante, diciéndole: “Ya que me abandonas, que estos disparos lleven tu nombre”.

Gracias a la inexperiencia de Verlaine y a los efectos del alcohol y los nervios, ninguna de las balas tuvo consecuencias fatales en Rimbaud. De dos que disparó, solo una alcanzó al joven, dándole en la muñeca. 

Verlaine y su madre acompañaron a Arthur al hospital y después a la estación de trenes, en donde estaba por irse y seguir con su vida. Rimbaud estaba dispuesto a olvidar el suceso con tal de que ambos pudieran buscar algo mejor, cuando se fijó que Verlaine sacaba nuevamente el arma de entre su bolsillo. Llamó a la policía y el incidente concluyó con dos años de cárcel para Verlaine y el fin definitivo de su intensa y tóxica relación. 

Tras este trágico episodio, las vidas de Rimbaud y Verlaine se volvieron a cruzar en 1875. Se juntaron para beber una cerveza y charlaron sobre la conversión al catolicismo de Verlaine durante su estadía en prisión. Los siguientes años, Rimbaud anduvo de trabajo en trabajo, dejando de lado y por un tiempo su carrera poética. Se enlistó en las tropas carlistas españolas, en el ejército irlandés y después desistió de la milicia, dedicándose a recorrer Europa junto a una compañía circense, pasando por Suecia, Grecia, Sumatra, Egipto, entre otros.

Arthur regresó a Francia a los 37 años, siendo diagnosticado con una gangrena en la pierna que terminó con la amputación de dicho miembro. Lo último que supo de Verlaine fue que había publicado Iluminaciones, un libro que escribió en 1874, que él mismo le confió. 

En su poemario Una temporada en el infierno, considerado de las obras más emblemáticas de Rimbaud, el poeta francés habla de las luces y sombras de su romance con el poeta capitalino. Describiendo su relación como una serie de episodios trágicos, tóxicos y violentos, en su poemario se desahoga y deja fluir su enojo y frustración por todo lo que sintió, estando atrapado en dicha relación manipulativa.

Referencias

Araya, C. (2022, 20 de octubre). Adulterio, disparos y cárcel: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine, el tormentoso amor de dos poetas malditos. La Tercera. https://www.latercera.com/culto/2022/10/20/adulterio-disparos-y-carcel-arthur-rimbaud-y-paul-verlaine-el-tormentoso-amor-de-dos-poetas-malditos/

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