La historia de Hatshepsut es un ejemplo más de cuanta codicia causaba la obtención del poder y como el machismo no dejo trascender a una mujer que solo dio su mejor esfuerzo por el bien de su dinastía y de todo Egipto. Como conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se celebra a una poderosa gobernante cuyo reinado fue increíblemente próspero, y ese es precisamente el motivo de la controversia: ninguna mujer debería haber podido asumir el pleno poder del faraón según sus tradiciones.
Primeros años y Ascensión.
Hatshepsut fue hija del faraón Tutmosis I y de su Gran Esposa Ahmose, tuvo un medio hermano llamado Tutmosis II con el cual, en algún momento de su juventud, se casaron y al tiempo de asumir el Gobierno de Egipto, ella fue ascendida a la posición de “Esposa de Dios” el cual le otorgaba mucho más poder que cualquier otra reina hubiera obtenido en su momento. En antiguos imperios este título era mencionado como algo honorífico asignado a la esposa y/o hija del faraón, pero para los nuevos imperios implicaba la capacidad de intervenir en asuntos políticos y religiosos; siendo la anfitriona y consorte del Dios Amón en los festivales y creando construcciones de tipo culto hacia esta deidad.
De su matrimonio con Tutmosis II nació su hija Neferu-Ra y la esposa menor de Tutmosis consiguió darle al heredero perfecto para cuidar de Egipto cuando el Rey muriese, fue el sucesor de su padre apenas siendo un niño y Hashepsut
lo suplanto en el trono mientras él llegará a la adultez y tomará las riendas de su pueblo. Hatshepsut fue proclamada como regente y madrastra del futuro rey mientras este crecía y se preparaba para el cargo de faraón, ella procuró su preparación y protegió también a su hija casándola con Tutmosis III para que recibiese el título de “Esposa de Dios”, mientras que ella ascendía como faraona utilizando a su padre y su legado para que sus retractores no ganaran fuerza en masa para destronarla y defenderse contra los detractores que dijeran que una mujer no podía gobernar. Sus numerosas inscripciones, monumentos y templos demuestran cómo de inaudito era su reinado: ninguna mujer antes que ella había gobernado el país abiertamente como faraón.
Metamorfosis.
Con un pueblo al 95% de analfabetización su mensaje visual era clave y tenía que transformar su imagen a niveles extremos. El cambio comenzó en sus retratos y representaciones: luciendo las coronas, tocados y faldas propias de la vestimenta de un faraón, incluso la barba postiza y bastones que todo rey debía portar, además su cuerpo inicio una deformación masculina y más tosca como cualquier faraón pues la imagen imponente, atlética, saludable y esbelta era primordial para sus representaciones ante las nuevas generaciones o civilizaciones vecinas.
Ella solo quería ser dibujada como líder, más no como un hombre, esto hizo que algunas representaciones fueran descritas con grabados donde esclarecían que era mujer. Para la tradición egipcia, una mujer difícilmente llegaba a ser nombrada como faraón, a menos que la estabilidad y la armonía del pueblo se vean afectados sin ningún tipo de autoridad ni herederos hombres; quienes llegaban a la ascensión eran transformadas en hombres y su autonomía quedaba a manos de los sacerdotes y la corte real.
“La cultura del antiguo Egipto era muy conservadora en muchos aspectos y no valoraba los cambios o las alteración de la tradición. Una mujer faraón, por muy próspero que fuera su reinado, estaba fuera del entendimiento aceptado del papel de la monarquía, y por lo tanto debía borrarse todo recuerdo de ese faraón“.- Joshua J. Mark
A pesar de que en los textos antiguos se refieren a Hatshepsut como una conquistadora y aunque encabezará al ejército egipcio defendiendo sus fronteras, como un faraón debía, su principal objetivo era un reinado pacífico y diplomático, que se valiera de su prosperidad y grandes alcances en el comercio internacional con tierras vecinas y otras tanto increíbles. Sus proyectos de construcción fueron tan masivos que hay pocos museos hoy en día con artefactos y arte antiguo egipcio que no contengan alguna pieza encargada por el faraón Hatshepsut.
Muerte y Exclusión.
Al 16 aniversario de su reinado la faraón comenzó su descenso hacia el exilio, mientras que su hijastro tomaba más fuerza y control a las situaciones del reino, a Hatshepsut se le agotaba el soporte y la esperanza de continuar con legado impecable; su hija Neferu-Ra fallecía y con ella el arma secreta de la reina. Todos estos golpes terminaron por retirar a la soberana del trono y dejarle el mando a un cuerpo más joven que se encargaría de cerrar un reinado digno y fructífero para los historiadores.
Tutmosis III era llamado el Napoleón del antiguo Egipto, por su destreza en las artes militares y las diversas victorias obtenidas dirigiendo a sus tropas contra los enemigos de su pueblo; después de esos triunfales victorias mandaría a desaparecer el nombre de su madrastra de todo registro histórico, adjudicando todas las obras y logros de Hatshepsut al único sucesor de Tutmosis II, hizo que se borrara toda evidencia de su madrastra de los monumentos y que se destruyeran todas las pruebas, escritos, grabados de su reinado. Neferu-Ra habían muerto mucho antes y no había nadie en la corte, parece, que tuviera el poder o la intención de cambiar esta política.
Poco Tradicional.
La desesperación de su hijastro por desaparecer toda huella y obras que representaran a la faraón era, básicamente, preservar la tradición y convicción de lo que un reinado representaba en Egipto, las mujeres no eran hechas para ser faraonas ni encabezar algo que “estaba fuera de sus cualidades”. Un faraón hace permanecer la armonía y equilibrio, una mujer tomando la posición que le pertenece a un hombre, desbalanceaba ese equilibrio; por eso Tutmosis mando a exterminar el nombre y legado de su madrastra, veía en su nombre la posibilidad de que más mujeres dejarán de apegarse a ciertas normas y desearán ser mandatarias dejando sin gobernar a los hombres egipcios.
Sin embargo, el trabajo de Tutmosis apenas comenzaba. En la antigua civilización egipcia se creía que si alguien deseaba entorpecer la vida de un tercero en el más allá, debería ser eliminado y no recordado para que jamás logre completar esa trascendencia. El reinado de Hatshepsut fue excluido del códice y dejando que la sociedad no recordase a la mujer y solo visualizarán a una figura de autoridad.
Jean-Francois Champollion, un orientalista, recobro sus acontecimientos públicos y le dio ese pase a la vida eterna que su alma necesitaba; volvió a posicionar a esa mujer, no solo como una de las más influyentes de la antigüedad, sino como de las pocas mujeres Faraonas de la historia, con el propósito de que más mujeres, niñas y jóvenes puedan tomar su vida como ejemplo de esfuerzo y convicción
Fuentes Bibliográficas:
Mark, J. J. (2016, 19 octubre). Hatshepsut. Enciclopedia de la Historia del Mundo. Recuperado 4 de marzo de 2022, de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-743/hatshepsut/
Hatshepsut; La Mujer Faraona. (2017, 15 diciembre). [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Qjb02WHHmNM