EL TOTALITARISMO DESDE DIFERENTES VISIONES
Definir al totalitarismo no resulta una tarea sencilla, debido a su naturaleza social y a la diversidad que el mismo puede ser abordado por diversas disciplinas del conocimiento tales como: Filosofía, Economía, Historia, Sociología, Psicología Social y por supuesto Ciencias Políticas.
A través de estas disciplinas han existido acercamientos a la conceptualización y definición del mismo. Una aproximación inicial al entendimiento, podría ser la que a continuación se menciona: “El totalitarismo es ciertamente una nueva forma de régimen, no contemplada con anterioridad en la historia del hombre, porque mantiene una íntima relación con la irrupción de la política de masas, con el sofisticado empleo del aparato del Estado y con los avances tecnológicos del siglo XX, factores que se unen para establecer un control absoluto de la sociedad (Martínez, 2011, p.66). Dicho concepto involucra a diversos actores sociales tales como: hombre, masa, Estado, sociedad, los cuales se mueven en un escenario histórico y político en conjunto, con una dinámica particular centrada en el poder y coerción.
El totalitarismo ha influido en gobiernos de todas las partes del mundo, mostrando sus características tan particulares como: la colectividad sobre la individualidad, la restricción a la libertad de individuo, al uso de la violencia y el terror como forma de perpetración, y el manejo de masas bajo un discurso emocional y utópico.
Sin embargo, el término totalitario surge en el siglo XX, se atribuye a Giovanni Amándola, quien usó el vocablo al referirse al gobierno de Mussolini. También fue utilizado por el mismo Mussolini, para describir a su propio régimen (Martínez, 2011). El término, fue utilizado para referirse a un fenómeno nuevo -que no tardó en tomar una connotación negativa- así mismo también surge la necesidad comprender sus orígenes, desprendiéndose así diversas teorías.
Una aproximación al entendimiento del mismo término, es la mencionada por Martínez, (2011):
El totalitarismo no es sólo un tipo de gobierno, sino un conjunto de prácticas y modos de pensar que moldean a los hombres, y sus relaciones sociales a partir de ciertas ideas-fuerza, de determinadas formas de vida en sociedad y de las particularidades que implica el desarrollo industrial. El totalitarismo es también, por consiguiente, una forma de generación de poder, caracterizada por una irrefrenable tendencia a la irracionalidad y por cierta “vocación de suicidio social”, por así llamarla. (p.46)
Mientras tanto, Friedrich y Brzezinski, citados por Martínez (2011), establecen seis condiciones básicas de todo régimen totalitario:
- Una elaborada ideología, enfocada al logro de un estado de perfección final de la humanidad y basada en un rechazo categórico de la sociedad actual;
- Un partido único de masas típicamente dirigido por un solo hombre, que agrupa alrededor de un 10% de la población;
- El uso sistemático del terror, físico o psicológico, mediante el control ejercido por una policía secreta, dirigido no sólo contra los “enemigos” manifiestos del régimen sino también contra grupos de la población más o menos arbitrariamente seleccionados;
- Un cuasimonopolio de los medios efectivos de comunicación de masas;
- El monopolio del uso efectivo de las armas de combate, y
- Un control centralizado de la totalidad de la economía a través de la fiscalización burocrática de entidades corporativas formalmente independientes y otros grupos alternos (p.48).
Aunado a ello, estos mismos autores agregan dos características más: “el control administrativo del aparato judicial y la puesta en práctica de una política exterior netamente expansionista” (Martínez, 2011, p.48).
Otro autor que aborda este tema es Linz, en el año de 1975, (citado por Martínez, 2011) el cual menciona tres características básicas del régimen totalitario:
- a) un centro de poder claramente definido;
- b) una ideología oficial; y
- c) una activa movilización canalizada mediante de un partido único y una pluralidad de grupos secundarios cuyo conjunto conforma una nueva institucionalidad (p.49).
Este autor establece que para que el régimen totalitarista exista, deben confluir estos tres elementos; pero, este puede existir junto con otra variante política, tal es el caso de Cuba, en el que el totalitarismo se desarrolló con el caudillismo latinoamericano. Según para Linz, citado por Martínez, (2011): “El totalitarismo sería así un concepto “amplio”, susceptible de ser utilizado para la descripción de una serie de fenómenos políticos que se presentan combinados con otro tipo de dinámicas. En este sentido, se diferenciaría ampliamente del concepto de fascismo, que caracterizaría un tipo de forma política que tuvo su momento histórico preciso” (p.50).
Otra autora que retoma dicho tema es Hannah Arendt, la cual menciona los movimientos, los cuales son propios del totalitarismo, y que lo diferencia de otra forma de gobierno: “De este modo, el movimiento totalitario se caracteriza por su progresión indefinida en el tiempo, que tiene por objeto alcanzar grados de dominación cada vez más amplios, tanto en términos cualitativos como cuantitativos” (Martínez, 2011, p. 22)
Para esta autora, algunos de los orígenes se encuentran en los hechos ocurridos a inicios del siglo XX, tales como: imperialismo decadente, teorías de supremacía racial, liberalismo político, surgimiento de la sociedad en masas, desarrollo industrial, ascenso del poder burocrático de Estado, secuelas de la primera Guerra Mundial, tecnificación de la guerra y crisis económica global Estas situaciones trajeron consigo un sentimiento de rechazo, de falta de pertenencia a un grupo social en gran parte de la población, a lo que la misma autora, denominó los desclasados, los cuales fueron un terreno fértil para el establecimiento de regímenes totalitarios. Al inicio, era un movimiento en el que los líderes se caracterizaban por utilizar un mensaje basado en las emociones, carente de argumentación racional, y una vez que se instauraban en el poder, el movimiento se convertía en una dictadura totalitaria (Martínez, 2011).
Para esta autora el régimen es caracterizado por:
La utilización de una ideología difusa (que es (re)definida únicamente por el líder máximo), el uso del terror (policía secreta) y la propaganda, como mecanismos claves de control social, y la constitución de un verdadero estado paralelo, que permita la progresiva identificación del partido totalitario con la estructura del Estado. Todo ello sirve para mantener el mayor control posible sobre la población y silenciar a la disidencia, hasta lograr que la realidad se haga indiferenciable de la ficción que el gobierno totalitario busca recrear. El papel que el líder máximo y su discurso juegan en todo este entramado es crucial. El hecho de que la ideología que pretende hacerse oficial no esté claramente definida permite su modificación y adecuación progresiva de acuerdo con los requerimientos tácticos de cada momento (Martínez, 2011, p. 53)
Arendt, menciona que tales regímenes no necesariamente son impuestos, ni únicamente pertenecen a ciertos tipos de gobierno, el régimen totalitarista puede establecerse en un gobierno demócrata y llegar al poder a través de las vías legales. Arendt coincide con Friedrich y Brzezinski, en el que estos gobiernos buscan expandirse más allá de sus fronteras (Martínez, 2011). Para esta autora, este régimen surge del aislamiento, que termina volviéndose en sociedad, muy característica de nuestra época, desde la tecnificación y la producción en masa de la Revolución Industrial.
Otro autor que abordó este fenómeno fue Jacob Talmon, el cual considera que es en Rousseau donde se esconde la verdadera semilla del pensamiento totalitario: “Así, desde el siglo XVIII tendría lugar el avance de dos formas de democracia en el mundo occidental, con diferentes actitudes hacia la política. Mientras la democracia liberal acepta que la política sea materia en la que se pueda acertar y errar, y mira los sistemas políticos como tretas pragmáticas debidas al arbitrio y al ingenio humanos, la democracia totalitaria se basa en la suposición de una verdad única y exclusiva (Martínez, 2011, p. 51) Si bien es cierto la democracia es vista por varios como una forma de gobierno contraria al totalitarismo, para este autor, la democracia es en si el sentimiento compartido por las masas, más que una forma de gobierno basada en la igualdad, soberanía, etc.
Algunas de las principales consecuencias del totalitarismo, para Jacob Talmon: ” es su progresión hacia la uniformidad impuesta por la fuerza y la supresión de las diferencias naturales entre las personas, en pos de un ideal racionalizador que termina por suprimir lo humano en el ser humano. La tendencia de estos regímenes “a degenerar en máquinas de desalmado poder, cuyo acatamiento, de labios a fuera del dogma original, no es sino pura hipocresía” (Martínez, 2011, p. 56).
En general varios autores como Arendt y Talmon consideran al totalitarismo como el enemigo de individualidad y la libertad propias del ser humano, no importando las variantes en las cuales se manifieste, el cual ha estado presente el pasado y puede estar presente en el futuro.
El totalitarismo se ha manifestado en diversos gobiernos a través del tiempo, sin embargo, según Arent:
Señaló que sólo se podía hablar con propiedad de dos regímenes totalitarios en la historia: el III Reich de los nazis y el período estalinista de la Rusia soviética; en cambio, el régimen fascista de Mussolini no habría llegado a ser realmente totalitario. Sin embargo, la autora alemana expresó su preocupación por las “tendencias totalitarias”… Arendt consideraba como plenamente factible el surgimiento de nuevos regímenes totalitarios mientras sigan existiendo las condiciones que posibilitaron su surgimiento en el pasado reciente (p.68).
Paradójicamente para el totalitarismo, la cuestión de los intelectuales es cuestión especial. Según Brum (2011 ): “Esto se debe a que el caso de la Unión Soviética fue el primero en el cual éstos pudieron participar no sólo de la etapa de gestación ideológica, sino de la perpetuación de la voluntad política”. Los intelectuales intervienen en la creación y propagación de ideología, logrando así influir en la forma de ver y de pensar de la comunidad.
Así mismo, la adquisición y generación de intelecto, permite avances científicos y tecnológicos de vanguardia, lo que trae consigo una “nueva” forma de hacer las cosas, de entender e intervenir en la realidad, de adquirir mayor calidad de vida y también de obtener mayores ganancias económicos. El grupo intelectual, crean ciencia, conocimiento el cual es necesario para comprender e intervenir cada vez más en los fenómenos. Esto ocasiona un cambio de visión y por lo tanto un cambio social.
En el gobierno nacionalista de Hitler, existió una gran predilección por este grupo de pensadores, ya que se reconocía la influencia que estos tenían en el cambio social. Según Brum (2011):
Una de las razones por la que tantos intelectuales derivaron hacia el comunismo fue que se percibía al nacionalismo totalitario como la corriente política fuerte durante los 30s, que se hacía con gran parte de Europa y amenazaba con dominar el mundo. Como a su vez a esta se la percibía como más intolerante y violenta, con quemas públicas de libros y ejecuciones públicas draconianas, una alternativa natural para el intelectual romántico era inevitablemente el comunismo (p.20).
Muchos autores han señalado al totalitarismo como deshumanizador: “El totalitarismo es así, por consiguiente, la forma suprema de deshumanización del hombre; es el régimen que sobreviene (o puede sobrevenir) como fruto de ese no-reconocimiento del otro, la situación extrema a la cual conllevan las sociedades industriales cuando fallan en reconocer y garantizar, mediante las leyes, la condición única e irrepetible de cada ser humano; cuando los individuos se olvidan de pensar y de actuar (en el sentido arendtiano)” (Martínez, 2011, p. 65).
El totalitarismo se basa en la imposición y la imposición por medio de la violencia. Según Brum, (2011): “El totalitarismo se destaca por su supresión muy disciplinada de las libertades y derechos humanos. Estos van desde el derecho a la vida de los “indeseables” (definidos ideológicamente) hasta las libertades de expresión, asociación, reunión, desplazamiento, apariencia personal, y más. El libre ejercicio de ellos es la principal amenaza para estos regímenes, que por lo tanto son los suprime con ferocidad” (p.6). Estas aprensiones, expulsiones y masacres a cualquier inocente o contrario a las ideas, era ejecutada por la entonces policía secreta.
Para Arent, tales acciones son denominadas como “el mal radical”, siendo concebido por la misma como el mal atroz de los regímenes totalitarios.
Para esta autora el totalitarismo y sus manifestaciones: “ejercen una nueva forma de dominación, que no solamente destruye la libertad de los ciudadanos al exterminar los espacios políticos de participación ciudadana, como en el caso de los despotismos o tiranías, sino que controla totalmente las instituciones culturales, las relaciones sociales y la esfera privada de los individuos, logrando el propósito de privar a la población de su identidad personal y moral” (Jerónimo y Leal, 2013, p. 102).
Estos gobiernos totalitarios bajo el supuesto nihilista “todo está permitido”, expresan la voluntad de infringir cualquier norma moral, denigrando y destruyendo en todos los sentidos al otro, bajo la bandera de gobierno colectivo. En los gobiernos totalitarios: “Estado no se halla justificado en un orden moral, sino en el orden de la eficacia, lo oportuno y lo conveniente, según sea definido por quienes detentan el poder. La violencia se convierte, entonces, en un medio fiable para satisfacer los caprichos de los gobernantes” ” (Jerónimo y Leal, 2013, p. 103).
Si bien es cierto, cada vez resultan más evidentes las consecuencias, que gobiernos totalitarios han dejado en la sociedad, los mismos parecen no estar fuera de moda, ya que parecen ser tan actuales como el gobierno norcoreano de Kim Jong- um, el cual es cada vez más expuesto por su maltrato, opresión y control, lo que confirma que este tipo de gobierno no hace acepción de culturas ni de tiempo.
REFERENCIAS
Brum, P. (2011) El impacto del totalitarismo en el siglo XX. Facultad de Administración y Ciencias Sociales. Universidad ORT. Uruguay. ISSN 1688-6275.
Jerónimo, A. y Leal, Y. (2013) El mal radical y la banalidad del mal: las dos caras del horror de los regímenes totalitarios desde la perspectiva de Hannah Arendt. Universitas Philosophica. 60 (30). Bogotá, Colombia.
Hernández, D. (2013) La Escuela de Frankfurt. Un acercamiento a su metodología de investigación y su filosofía del poder, Universidad de Guadalajara. 63 (1). Pp. 1-20. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=513851569008
Martínez, M (2011) Totalitarismo: ¿Un concepto vigente? Episteme NS. 31(2) pp. 45.78. Recuperado de: http://ve.scielo.org/pdf/epi/v31n2/art03.pdf
Sánchez, A. y Murillo, A. (2021) Enfoques metodológicos en la investigación histórica: cuantitativa, cualitativa y comparativa Debates por la Historia. Universidad Autónoma de Chihuahua. 9 (2). Pp. 147-181.