No todo mundo tiene el mismo nivel de coraje o deseo de libertad
Las mujeres abandonaron sus hogares después de la guerra (Primera Guerra Mundial) para comenzar a trabajar en fábricas, oficinas, talleres o incluso en trabajos que antes solo estaban destinados a hombres.
Debido a esto, su vestimenta ya no incluyó el corsé, dando paso a opciones más relajadas que les permitían moverse libremente y sentirse cómodas en el trabajo. Este cambio también se observó en actividades de tiempo libre y recreación, no solo en el trabajo: eran las flappers.
Adoptaron comportamientos que antes solo eran aceptables para los hombres, como beber alcohol, fumar cigarrillos, actuar de manera descortés, practicar deportes, conducir y frecuentar clubes nocturnos, donde escuchaban jazz, la música poco convencional de la época.
Las flappers también comenzaron a usar maquillajes llamativos, a cortarse el cabello en estilo ‘bob’ a la altura de las orejas y a usar ropa más corta por encima de la rodilla.
Muchos piensan que el auge de este comportamiento femenino, fue una forma de llamar la atención de los pocos hombres que quedaban, recordemos que durante la guerra muchos fueron los hombres que tuvieron que ir al frente.
Sinceramente pienso fueron feministas que desafiaron lo que se consideraba socialmente aceptable en ese momento y, por encima de todas las coyunturas históricas, lograron la alteridad insospechada hasta entonces, al asegurar el podio fashionista y sacar a la aristocracia del papel hegemónico de la sociedad. Más que cualquier miembro femenino de la nobleza, las actrices, escritoras, artistas visuales, diseñadoras, bailarinas y coreógrafas comenzaron a ser admiradas.
La historia, tanto de la moda como del desarrollo sociológico de Occidente después de la Primera Guerra Mundial, marca un antes y un después de las flappers, de sus voluntades, percepciones, concepciones y sensaciones mutables.
Los flappers se atrevieron a violar las normas establecidas destruyéndolas, al igual que los roles de género que dominaban en esa época.
Si queremos ponerles una cara conocida a estas mujeres, está el nombre de Zelda Fitzgerald y el de Coco Chanel, ellas saltaron a la fama como íconos indiscutibles.
A través de su vestimenta, Coco Chanel pretendía conseguir que la mujer se viera mucho más actual, de esta manera, contrarrestaba la tendencia por los trajes anticuados; la diseñadora sirvió también de inspiración para los personajes de la actriz Zelda Fitzgerald.
El grandioso empoderamiento que caracteriza al feminismo moderno de hoy no podría ser posible sin ellas, sin su anárquico ir y venir.
Bendita la rebelión, el cambio de perspectiva y voluntad, así como la valentía necesaria para materializarlos y atravesar esta etapa de calvario de manera genuina y elegante.