Las adelitas, de mujeres con armas a de armas tomar.

El 20 de noviembre se recordaron 113 años de este conflicto, en el que las mujeres lucharon valientemente en el frente, durante la Revolución existieron unidades militares conocidas como soldaderas o “Adelitas”.

La Revolución Mexicana (1910-1917) los vio desempeñar un papel crucial en la lucha por los derechos de los campesinos.

Madres, hijas, esposas y amantes iban más allá de sus roles estrictamente domésticos, levantaron sus casas y las reconstruyeron para poder estar cerca de sus soldados en lugar de esperar impasibles a que regresaran sus hombres.

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Foto numero 27 B por Flores Perez

Alzaron heroicamente sus armas de fuego y su intelecto contra la injusticia social que oprimía a los jornaleros y al mismo tiempo atendían a los heridos, actuaban como espías, suministraban alimentos a los campos, buscaban el honor de las jóvenes y cuidaban a los heridos, además, impulsaron el reconocimiento de sus derechos como ciudadanas y mujeres.

Sin embargo, hubo dos formas diferentes en que las mujeres participaron en la Revolución: como soldaderas (adelitas) y como soldados.

La clase social de las mujeres soldado era típicamente más alta; tenían que tener su propio caballo porque era impropio negarle a un hombre su caballo, las únicas mujeres que tenían la oportunidad de ascender de rango si demostraban destreza militar durante el combate eran las soldados, ya que las soldaderas en realidad no estaban alistadas.

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Mujer a caballo , colección de Gustavo Casasola

Si bien se exigía que las soldados los llevaran consigo armas, a las soldaderas no se les permitía portarlas.

Las soldados participaban en combates y en otras actividades arriesgadas como espiar al enemigo, en general, las soldaderas procuraban alimentos y preparaban comidas para los revolucionarios.

La verdadera Adelita, realidad o mito

Todos hemos escuchado en algún momento de nuestras vidas El corrido “La Adelita”, que se hizo popular gracias a cantantes como Jorge Negrete y Amparo Ochoa, es posiblemente el más conocido de toda la era revolucionaria, se cantaba sin parar en primera línea y todavía se toca hoy.

Era bisnieta de Rafael Velarde, un conocido general juarista que luchó contra las fuerzas francesas, según la información que el gobierno mexicano tiene sobre ella, se alistó en la revolución cuando era muy joven y prestó servicios de enfermería a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca.

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Activista mexicana, Adela Velarde Pérez

Inicialmente, sirvió en el Cuerpo de Ejército del Noreste antes de unirse a la División Norte del Ejército Constitucionalista, la Secretaría de la Defensa Nacional de México designó a Velarde como “Veterano de la Revolución” el 22 de febrero de 1941. El Museo de la Mujer afirma que, en 1962, Velarde fue elegida miembro de la Legión de Honor Mexicana.

Trabajó en la administración de Correos de la Ciudad de México al final de la revolución como mecanógrafa, se casó con Alfredo Villegas en 1965 luego de reencontrarse con el coronel, ya lo había conocido durante sus años de combate, poco después, la pareja se mudó a los Estados Unidos, donde ella permaneció hasta su muerte por cáncer de ovario en 1971. Sus restos están enterrados en el Cementerio de San Felipe en Del Río, Texas, la única información verificada que se tiene de ella se limita a esto.

El romanticismo de su personaje sirve de inspiración para casi todo lo que sigue, que es más o menos legendario, sus ideales revolucionarios la convirtieron en inspiración para otras mujeres que se sumaron al levantamiento, hoy conocidas como “adelitas”, y que desempeñaron un papel crucial en la guerrilla, según el mito que la rodea.

Las indómitas

Pocos han hecho un mejor trabajo al describir bellamente el papel de los “adelitas” que la autora Elena Poniatowska en su libro “las Indómitas”.

Entrevista Poniatowska
Entrevista Poniatowska

“Yo te doy agua. Yo llevo las ollas y las cazuelas para hacerte tu comida. Yo te despiojo. Yo te lío tu petate. Yo te lavo tu ropa. Yo junto a la leña para hacer lumbre. Yo te aceito tu fusil. Yo te prendo tu cigarrito, y si no hay tabaco, te hago uno de macuche, aquí tengo hojas de maíz. Yo cargo tu Mauser y tus cartuchos. Yo cuido de que no se moje la pólvora. Yo te hago casa en el campo de batalla. Yo soy tu colchón de tripas. Yo tengo a tu hijo en la trinchera”.

Debido al excesivo énfasis en el hombre y en las hazañas épicas contadas desde el punto de vista heroico y de liderazgo casi fabulesco, la imagen de las Adelitas en la guerra permaneció en una neblina, en un plano lejano, hasta finales del siglo XX.

A pesar de esto, nunca se vieron a sí mismas como víctimas en el conflicto; en cambio, actuaron resueltamente dentro de los límites de sus capacidades y conocimientos, lo que resultó difícil dado que muchas de ellas eran analfabetas.

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Transcendental Graphics / Getty Images

A pesar de esta mentalidad guerrera, muchas tuvieron que buscar otros medios para sobrevivir o y preservar su honor, para cuidarse del hombre y evitar ser víctimas de las numerosas violaciones que ocurrían frecuentemente en los campos, algunas mujeres adoptaron un comportamiento más masculino.

En comparación con otras revoluciones, la lucha de las mujeres en la guerrilla ha sido aún más ferviente; se han dedicado a luchar por la igualdad y los derechos de los campesinos junto a los hombres.

Al respecto, Fernando Mires afirma en su libro “La Rebelión Permanente”, publicado por Siglo XXI Editores, que “las mujeres siempre han jugado un papel fundamental en las revoluciones y en las primeras constituyeron las expresiones más radicales”.

O al menos así se ha justificado su presencia a lo largo de este período de transición democrática: la participación de las mujeres en los conflictos armados está sujeta a los hombres.

Zwkz6vcel5hadler6i4hgv7huqEl grito del pueblo prevaleció en las diversas batallas de la revolución, pero esto solamente fue posible gracias a la valentía, la tenacidad y la mente aguda de decenas de miles de mujeres anónimas, mujeres con corazones femeninos que deseaban un legado digno para sus descendientes: la libertad.

La participación de las mujeres en la Revolución Mexicana fue crucial para el futuro político del país porque lograron hazañas a la par de los hombres en una sociedad donde el género y el machismo eran dominantes.

Gracias a algunas se rompieron las barreras sociales y pasaron a ser las creadoras o colaboradoras de los grandes avances científicos, sociales, literarios, académicos y políticos del siglo XX.

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