El arte de ser arquitecto, entrevista al Arq. Hernández-Vega

Se dice que el Arquitecto Alejandro Hernández-Vega toca la guitarra, lee mucho, es inteligente, proyecta soluciones, engendra ideas, las efectúa. Sus compañeros de trabajo afirman “dale una oportunidad y creará cosas inimaginables”. Sus clientes dicen que hace arquitectura honesta, valiosa (lo sabemos porque tuvimos la oportunidad de platicar con ellos antes de platicar con el arquitecto). í”°l relata que le encanta viajar para conocer y para disfrutar de la vida, que le gusta crear impacto en las personas.

Viste camisa blanca, pantalón de mezclilla y zapatos, más formal de como andaba vestido antes de la entrevista, mientras andaba en la talacha con los albañiles en la construcción, para él trabajar en la obra es algo muy natural, la arquitectura es más que arte estético, insiste,  es creatividad y creación, por ello le gusta meterse a picar piedra, para colaborar en la creación de las cosas que en un principio solo visualiza en su mente.

¿Por qué arquitectura, desde cuándo nació ese amor por la carrera?

Debo confesarme como un apasionado de la arquitectura, pero comencé a amar la carrera cuando comencé a estudiarla, cuando comencé a ejercer. Antes solo me gustaba la idea de serlo, mi familia veí­a que era bueno en dibujo, que le entraba a la construcción, pero ciertamente no puedes amar lo que no conoces, cuando me fui forjando como arquitecto fui enamorándome de la arquitectura.  Para mí­ lo es todo y ciertamente es una carrera multidisciplinaria, con visión holí­stica. No se trata solo de crear cosas bellas, es mucho, mucho más. Lo increí­ble es que la carrera es más de lo que creí­, nunca me imaginé que fuera a disfrutar tanto mi trabajo, sobrepasó mis expectativas. La arquitectura te ofrece trabajar con muchas personas, en equipo, es una carrera que te permite ser creativo, desfogar nuestra naturaleza constructora, te exige solucionar problemas, pensar en lo que requiere el cliente, en lo que le gustarí­a y hacerlo realidad.

¿Es un arquitecto egresado de CUDACH, qué clase de alumno fue?

Cuando fui alumno aún se llamaba EACH, creo que ya en mis últimos semestres se efectuó el cambió. En la cuestión de qué tipo de alumno fui, pues creo que fui uno muy bueno, porque realmente me gusta la arquitectura, logré egresar con un promedio de excelencia pero hay decir que nunca fui un alumno matadito, siempre saqué muy buenas calificaciones porque hací­a bien las cosas, recuerdo que tení­a una compañera que sí­ era muy matadita y se enojaba conmigo porque yo no batallaba tanto como ella, yo no llevaba plumas ni lápices a los exámenes. La situación graciosa es que es mi carrera, mi historial de éxito académico, antes estuve como en cuatro secundarias, dos prepas, un bachilleres y terminé en el SEA, solamente lo hací­a por desastroso.

¿Cómo es ser docente de CUDACH?

El Corporativo Universitario (CUDACH) tiene muy buenos maestros, no lo digo solo porque yo sea uno, aprendes muchí­simo, te das cuenta de que hay muchí­simo por saber, teorí­a, practica, expones tus puntos de vista, tus investigaciones en el tema, te preparas para dar una clase y los alumnos absorben todo eso y aportan sus propias ideas.  Además debo confesar que la escuela me ha apoyado mucho, ha creí­do en mí­ y eso hace que me sienta contento de seguir trabajando, yo se los he dicho, no importa si en alguna ocasión solo me pudieran dar una hora a la semana por equis razón, con que pudiera dar clase en CUDACH yo feliz.

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Arq. Hernández-Vega

Entonces antes de la universidad fue un alumno un tanto í¢â‚¬Ëœrenegadoí¢â‚¬â„¢ ¿por qué estudiar una carrera?

Cierta vez, mientras trabajaba en la construcción con un tí­o que es contratista, me cuestionó un hombre, una persona que no habí­a tenido la oportunidad de estudiar una carrera, me preguntó si planeaba estudiar algo, me dijo que a él le hubiera encantado la idea de ser policí­a, fue la forma en que me lo dijo, la nostalgia en sus ojos lo que me hizo darme cuenta de su sinceridad, él no habí­a podido hacer realidad su sueño y me aconsejó que lo hiciera, que estudiara algo, que fuera alguien. Y es cierto, yo soy en gran medida una persona muy autodidacta pero sin la escuela no serí­a de ninguna forma arquitecto, y no me imagino mi vida sin la arquitectura. La escuela es como una guí­a, no puedes aprender solo, el maestro es aquel que sabe qué requieres aprender y te lo enseña, claro que en la universidad uno ya debe buscar prepararse más y mejor, si te enseñan algo sobre instalaciones, por ejemplo, tú debes investigar más allá de lo que te ofrecen, debes de ser una mezcla de joven autodidacta con uno que se deje guiar en la búsqueda del conocimiento. Tus profesores te guí­an, tú debes hacer el resto.

¿En su opinión, cómo es su trabajo arquitectónico?

Pienso que mis trabajos tienen sello de calidad, siempre me quemo los sesos para cualquiera de mis proyectos, y lo más importante es que busco que mi trabajo tenga significado, las áreas que diseño, que creo, están pensadas para ser conquistadas por mis clientes, son áreas con propósitos especí­ficos, construcciones que resuelven necesidades, de forma que no solo habites el lugar sino que lo habitúes, que te sientas a gusto, que lo hagas tu espacio, tu lugar favorito, entonces, yo siempre me comprometo a realizar construcciones confortables, bellas, sustentables, construcciones con significado, para mí­, para el cliente, para todo aquel que lo vea, que lo disfrute.

 

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