Busto de Doña Margarita Maza de Juárez

SDC11009El busto fue realizado en el año de 1972 como un homenaje de la mujer chihuahuense a Doña Margarita Maza de Juárez, incansable luchadora y compañera de causa de su esposo el Lic. Benito Juárez Garcí­a.

Más que una esposa abnegada y sumisa, como suele creerse que eran todas las mujeres de antaño, Margarita fue una mujer valiente, trabajadora, inteligente y solidaria con un proyecto de paí­s. Nada la define mejor que la expresión coloquial “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”.

Margarita Maza fue ,sin duda, una colaboradora leal al proyecto liberal y republicano liderado por Benito Juárez, fue una camarada que sacrificó su tranquilidad en aras del ideal que perseguí­an su marido y la pléyade de personajes que formaron la inigualable generación de la Reforma, como se lo expresaba a Juárez en carta de diciembre de 1866 “Lo que es yo, no tengo esperanzas de volverte a ver hasta que triunfemos y esto, según las noticias, parece que no pasará de otro año y esto me tiene muy contenta, como debes considerar.”01-02-1879-muere-en-la-ciudad-de-mc3a9xico-doc3b1a-margarita-maza-de-juc3a1rez

La vida de Juárez se ha narrado con detalle de una y mil maneras, pero es igualmente importante destacar la de la mujer que fue su esposa durante 28 años, la que lo apoyó en los momentos cruciales de su carrera, tanto aní­mica como económicamente, además de que fue ella quien, sola, se hizo cargo del sustento y de la educación de los hijos durante largas temporadas. De Margarita se han escrito páginas casi gloriosas, muchas barnizadas de mitos que nos hacen concebirla como una sombra del lí­der liberal a cuyo amparo se resguardaba, pero la realidad es que la joven mujer, luchadora incansable, se vio envuelta en el torbellino de la polí­tica, en las mil batallas que libró su marido y en las que enfrentó ella misma en la defensa de su familia.

Como es evidente, la vida de la esposa de Juárez no fue cómoda, no fue la de una madre abnegada que se hubiera podido dedicar a cuidar a sus hijos en la tranquilidad del hogar, no. Margarita vivió constantemente la ausencia de su marido, quien se veí­a forzado a dejar a la familia, ya fuera para moverse dentro del territorio nacional, defendiéndose de los enemigos santanistas, de los conservadores, de los imperialistas, o por causa del destierro que lo llevó a Cuba y a Nueva Orleáns. Cuatro fueron las separaciones de la pareja: la primera de 1853 a 1856, cuando Juárez fue desterrado por orden del presidente Santa Anna; la segunda, cuando Juárez era gobernador de su estado y fue llamado por el presidente Ignacio Comonfort para ocupar el Ministerio de Gobernación, de 1857 a 1858; y la tercera entre los años 1864 a 1867, cuando Juárez, en su calidad de presidente de la República, hizo frente a la invasión francesa y Margarita, junto con sus hijos, fue a radicar temporalmente a Nueva York entre los años 1865 y 1866.

El 2 de enero de 1871 murió Margarita Maza Parada, esposa de Benito Juárez. En vida, se ganó el respeto y la admiración de diversos sectores de la sociedad, no sólo por ser la esposa del presidente, sino por mérito propio, porque apoyó fervientemente la causa republicana en un México dividido entre liberales y conservadores, que además viví­a violentado por las potencias extranjeras que veí­an al paí­s como un jugoso botí­n.

Poco antes de llegar al centenario de su muerte, el 18 de diciembre de 1966, el Senado de la República aprobó la iniciativa del presidente Gustavo Dí­az Ordaz de inscribir el nombre de doña Margarita en letras de oro en la Cámara de diputados; desde entonces está presente en ese recinto, entre los más destacados personajes de nuestra historia.

 

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