LA INJUSTICIA ACADEMICA

LA INJUSTICIA ACADÉMICA.

En el año 384 a.C. un joven de 17 años, procedente de Estagira, pequeña ciudad al norte de Grecia, llegó a Atenas; su mayor deseo era estudiar en la famosa Academia de Platón. Sin duda, los primeros meses de su estancia en Atenas debieron ser difíciles, ya que para la mayoría de los habitantes de la gran metrópoli el joven estagirita no era más que un provinciano, un forastero y, por lo tanto, tan solo un poco mejor que un simple bárbaro.

Su brillante inteligencia no tardó en manifestarse y Platón, su célebre maestro, supo apreciarla. Tras la muerte de Platón en el año 347 a.C., aparecieron varios candidatos dispuestos a ocupar el puesto de director de su Academia.

En aquel entonces nuestro héroe, con 37 años de edad y con gran renombre entre sus alumnos en la Academia, parecía ser el más adecuado para ocupar aquel puesto, pero los altos directivos, todos pertenecientes a las mejores familias atenienses, desecharon la candidatura de un forastero y prefirieron nombrar a un tal Espeusipo tan solo por el hecho de ser sobrino del difunto Platón.

Profundamente ofendidos por semejante elección, el estagirita, rechazado y varios de sus alumnos, abandonaron la Academia y se marcharon a un exilio voluntario. En sus travesías, nuestro héroe visitó la corte del rey-filósofo Hermias en Aso; luego pasó una larga temporada en la isla de Lesbos donde se dedicó al estudio de la biología marina y descubrió que las ballenas no eran peces, tal como se creía en aquel entonces, sino mamíferos hasta que sobrevino su hora estelar. Filipo, el poderoso rey de Macedonia, lo invitó a su corte para que se encargara de enseñar toda la sabiduría helena a su hijo y heredero Alejandro.

Años después, concluida la educación del futuro gran conquistador, nuestro personaje regresó a Atenas y usó todo el oro ganado en la corte macedonia para hacer realidad el mayor sueño de su vida y fundar su propia escuela filosófica que pronto recibiría el nombre de Liceo y eclipsaría la fama de la Academia.

Así era el camino de la vida del gran Aristóteles, cuyo nombre ahora es conocido por cualquier persona culta. En cambio, ¿quién se acuerda hoy de su rival Espeusipo? No fue olvidado del todo únicamente por haberle quitado a Aristóteles el puesto del director de la Academia, hecho que nos hace pensar que muy poco se han cambiado desde entonces hasta la época actual, cuando los concursos docentes con frecuencia son ganados por los mejor emparentados y no por los más talentosos.

Fuentes:

Emilio Lledó, colecciones de filosofía helenística, edit Gredos, 1997.

Óleo sobre lienzo de Carvaggio, Aristóteles el pensador.

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