Bonanza y abandono del Real de San Francisco de Huautla.

Los privilegios que otorgaba la Corona española a los hacendados mineros frente a los que recibían los hacendados cañeros en lo que hoy es el estado de Morelos en el siglo dieciocho, es un caso interesante que está representado en el Real de San Francisco de Huautla. 

Mina San Francisco de Huautla.
Una familia recorre la mina abandonada de San Francisco en la comunidad de Huautla, municipio de Tlaquiltenango, el sur del estado de Morelos

En el periodo que va de 1531 a 1558 se descubren las minas de Taxco, Sultepec, Temascaltepec, Tlalpujahua y la de Pachuca, formando un triángulo alrededor de la ciudad de México. En ese camino de ir reconociendo el mundo nuevo, el Real de Huautla se fundó en 1570, segregado del Señorío que pertenecía a la familia del conquistador Hernán Cortes, esto motivó que se creara la Alcaldía Mayor de Cuautla de Amilpas, una franja territorial que empezaba en el norte, en Oaxtepec y se extendía hasta la abigarrada sierra del sur donde se descubrieron las vetas argentíferas en Huautla. Este espacio, eran tierras “realengas” administradas directamente por la Corona española. 

La vida de una mina en el periodo del virreinato, según David Brading en su obra Mineros y comerciantes en el México Borbónico 1773-1778, era breve. Alternadas entre fortuna y tormenta, algunas alcanzaban los treinta años de producción ininterrumpida.

Túnel mayor de la mina de San Francisco, en Huautla, Tlaquiltenango, Morelos. Foto: Margarito Pérez Retana

El caso del Real de Huautla oscila en ese orden, con periodos de producción y otros de abandono. Sin embargo, entre los años 1733 y 1811 el Real experimenta un auge que brevemente será narrado a continuación.

En esos setenta y ocho años, Huautla y sus minas adquieren una importancia por la cercanía con la real hacienda de la caja de México, a donde llegaba el diezmo minero. El real en esos años estaba habitado por “50 familias de españoles, mestizos y mulatos” de acuerdo a la información que proporciona el capitán de infantería José Valiente, Alcalde Mayor de Cuautla de Amilpas; el cual describió las condiciones geográficas del real de la siguiente manera “Hallase dicho real en la distancia de doce leguas de la cabecera y su viento al Sur, siendo su tránsito y situación áspera y con un temperamento calidísimo y respecto a esto y a que está fundado en hoya priva del beneficio de los vientos por evitárselos las altas Serranías de que está coronada de donde sea, constituido enfermo de fríos y calenturas”

Reloj Zocalo Huautla
El Real de San Francisco de Huautla fue fundado en el año 1570 y tuvo su apogeo durante la segunda mitad del siglo XVIII: Foto: Margarito Pérez Retana

A esta tierra áspera, los brazos de los trabajadores arrancaron en el periodo de quince años que va de 1733 a 1748 la cantidad de 5011 marcos de plata anuales; cantidad que en la siguiente etapa de 1750 a 1769 baja radicalmente a 654 marcos al año, tanto disminuyó la extracción del metal que en el año 1753 el real no figura en la descripción de las minas de la Nueva España. Sin embargo, la bonanza renacerá en la fase siguiente que va del año 1770 a 1785, al producir, anualmente, 17,650 marcos. Esto trajo consigo un mayor número de habitantes en el real, así como el registro mercantil sobre las operaciones monetarias en la región. La última fase, que va de 1789 a 1811, reportara la cifra de 10618 marcos anuales, a partir de ese año empezaran a cesar las operaciones por el periodo insurgente. El Real de Huautla fue ocupado por las tropas del General José María Morelos y Pavón. 

Los cambios administrativos llevados a cabo por las Reformas Borbónicas impulsaron el renacer de la minería, en algunos casos como el que nos ocupa. Los hacendados mineros van a tener preeminencia sobre los hacendados cañeros y se premiará a los mineros por la necesidad de plata que tenía la Corona Española, ya que el mineral es el nervio que sostenía a la Corona Española.

La forma de estos privilegios dados a los capitalistas mineros será la de disminuir el costo del azogue (mercurio más sulfato de azufre (magistral) y sal que es utilizado para el proceso de amalgamación de donde se extrae la plata), en 1767 el precio por un quintal de azogue (46 kilogramos) será de 62 pesos, antes costaba 82 pesos, finalmente en el año de 1776 el precio será de 42 pesos. 

La extrema dureza de las vetas en Huautla obligaba al uso de la pólvora la cual se va a adquirir a un precio menor y estable al “paso en 1767 al sistema de administración por parte de la real hacienda de la real fábrica de pólvora de Chapultepec” con lo cual los mineros de este real podrán adquirir a 6 reales la libra de pólvora delgada común frente a los 8 reales que pagaban los particulares y a los 12 reales que costaba más allá de 120 leguas fuera de la ciudad. 

El Real de Huautla, único sitio minero en el estado de Morelos actualmente está abandonado. Foto: Margarito Pérez Retana

Otro factor que ayudó al florecimiento del real fue la constitución del tribunal de minería en 1776, de “Las Ordenanzas de Minería” en 1783, esto dio un gran impulso al gremio que consiguió que en 1777 el Real de Huautla tuviera su propia diputación minera. 

En el año de 1781 se va a exentar de pago de alcabala para los utensilios usados en minería, otro disfrute para los empresarios mineros. 

No se puede dejar de mencionar que las transformaciones que llevó a cabo la Corona Española a partir de la mitad del siglo XVIII en el sistema mercantil llevaron a que los empresarios agrupados en el consulado de la ciudad de México invirtieran en reales mineros abandonados.  

Otros tres privilegios van a exigir los mineros a la Corona Española, el primero será la venta “libre y franca” de la sal, por parte de los alcaldes de Chiautla de la Sal y Acatlán-Piastla; el siguiente se refiere a la mano de obra forzada, coatequitl, que se va a aplicar a las repúblicas de indios que rodean el real minero. Y finalmente pedían que el servicio de transporte de la plata que realizaban los arrieros fuera en el tiempo que los mineros requieren y con precios de flete rebajados. 

Un habitante del Real de Huautla camina en una calle del pueblo. Foto: Margarito Pérez Retana

Las actividades del real se prolongarán hasta 1811, en parte por la cercanía con la capital del virreinato, 135 kilómetros, lo cual supone que los costos se redujeron en comparación con otros centros mineros como son Zacatecas, Guanajuato o Guadalajara. Otro aspecto que prolonga la vida productiva del real es que se situaba dentro de una zona de alta presencia de pueblos indios, lo que daba una mano de obra barata y siempre disponible. Y finalmente las presiones que ejercieron los empresarios mineros ante la Corona Española para obtener prerrogativas. 

Después de esta bonanza, el Real de San Francisco de Huautla no volvió a brillar con tal fulgor, el difícil trabajo de arrancar el metal argentífero de las vetas ubicadas en interminables túneles, el agua que inunda las galerías y la magnificencia de otros centros mineros condujo al abandono. 

Abandono que persiste hasta nuestros días.

Bibliografía.

Sánchez Santiró, Ernest. 2002. Plata y privilegios: el real de minas de Huautla, 1709-1821. Estudios de Historia Novohispana 26 (octubre): 85-123. 

 

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