Algún día (entre lunes y viernes) a cierta hora (entre ocho y once de la mañana) ocurrió un fenómeno interesante.
Mientras subía las escaleras de la facultad para ir a clase, olvidé por un momento lo que estaba haciendo. Sentí mi corazón salirse de mi pecho porque no reconocí mi entorno. La gente con la que platicaba hasta hacía un momento y me llamaban por mi nombre se habían convertido en extraños. Las risas se convirtieron en un eco apagado. Miré hacia abajo y al flexionar los dedos me di cuenta de que mis manos eran mías y mis piernas mías, y que respondían a un cuerpo que era mío, pero tampoco parecía familiar. No pude detenerme porque había gente esperando detrás de mí, así que no pude hacer nada más que avanzar. Subir escalón tras escalón hasta descubrir a dónde me dirigía, quién era y por qué.
Afortunadamente, a tan solo unos pasos de alcanzar el segundo piso, reconocí a mis compañeros, que bromeaban entre ellos, los pasillos de mi propia escuela y la consciencia que habitaba mi cuerpo regresaron para recordarme que esa era mi vida. Que yo era una forma corpórea de carne y alma. No habría sabido qué hacer si no encontraba mi lugar de regreso.
¿Cómo sería tu vida si no fueras capaz sentirte como un humano? Es así como Osamu Dazai vivó toda su vida.
Esta novela, de carácter autobiográfico, narra la trágica vida de este hombre que nunca se sintió parte del entorno que lo rodeaba, y que, se presume, es considerada una carta de suicidio, puesto que tres meses después de su publicación, el autor puso fin a su existencia después de varios intentos fallidos de quitarse la vida.
A través de sus narraciones nos damos cuenta de que, al ser el onceavo y último hermano de la familia, desde muy temprana edad, Dazai fue privado del cariño de sus padres y fue abusado constantemente por la servidumbre de su hogar, por lo que desarrolló una sensibilidad que no le permitía comprender las crueldades del mundo como la hipocresía, la ira o el dolor, lo que le llevó a nunca poder experimentar emociones o sensaciones básicas del ser humano, como la felicidad o el hambre, de manera que Dazai que nunca pudo identificarse completamente como un ser más.
Incapaz de mostrar a los demás sus verdaderos pensamientos por miedo a ser juzgado, se encerró en su mundo pretendiendo ser alguien más y se refugió en el arte y la literatura para atenuar el dolor que sentía al no pertenecer a la raza humana, lo que desencadenó un serio problema de adicción a las drogas y al alcohol.
En algunas partes de este libro, podemos atisbar sus esfuerzos fugaces, tratando de encajar y formar conexiones sentimentales con otras personas, intentando ser una mejor persona, pero siempre fallando y siempre arruinando todo de manera destructiva para él y todos aquellos que lo rodeaban.
Si alguna vez has sentido que no eres humano porque hay algo en ti que no es capaz de encajar del todo, puede que haya algo de Dazai Osamu en ti, y te recomiendo este libro porque es una montaña rusa de emociones e increíbles narraciones, pero recuerda que debe leerse con cuidado. Puede ser perturbador e inquietante abrirle tu mente al lado horrible de la introspección y la humanidad.
Este libro es tan desgarradoramente triste que no recomiendo leer si tu salud mental no está en un buen lugar, pero es un panorama de temas inexplorables que solo los valientes se atreven a leer.
Lo dejo a tu consideración.