50 años de la fundación de la Facultad de Filosofí­a y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua

50 años de la fundación

de la Facultad de Filosofí­a y Letras

de la Universidad Autónoma de Chihuahua

(1963-2013)

Por Luis Nava Moreno

ACTA CONSTITUTIVA

 

El 20 de junio de 1963 se firmó el Acta Constitutiva de la Escuela de Filosofí­a, Letras y Periodismo; hoy, 50 años después, transformada en la flamante Facultad de Filosofí­a y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua. De acuerdo con el documento, las personas que concurrieron “con el objeto de formalizar el examen y discusiones que en reuniones anteriores han realizado sobre la conveniencia de crear las bases para el funcionamiento de una Escuela de Filosofí­a y Letras, incorporada a la Universidad de Chihuahua fueron los señores licenciados Oscar Ornelas K., Francisco Pérez Baños, Ernesto Lugo F., José R. Miller H., profesor Federico Ferro Gay y el doctor Manuel Vargas Curiel.” Como puede observase la mayorí­a de ellos eran abogados y, sobre todo, maestros de la Escuela de Derecho de la propia Universidad.

Vale recordar que la Universidad de Chihuahua habí­a sido fundada apenas 9 años antes, en 1954 y, por supuesto, tení­a muchas carencias, entre ellas: insuficientes edificios, no contaba con una amplia oferta de licenciaturas, ni tení­a recursos económicos de sobra. Ello obligó al rector en turno, doctor Carlos Villamar Talledo, en pláticas que tuvo con este grupo de promotores de la naciente escuela, a prometerles apoyo únicamente con la incorporación de la misma y, en el futuro, la anexión a la universidad “ya que una universidad sin filosofí­a y letras era inconcebible”.

En consecuencia, las consideraciones para justificar la escuela incluí­an: “ampliar en Chihuahua las posibilidades de estudios superiores de jóvenes egresados de las escuelas preparatorias, en el campo de las disciplinas humaní­sticas, se hace indispensable e inaplazable, el funcionamiento de una Escuela de Filosofí­a y Letras”. Por aquel tiempo las clases “humaní­sticas” de secundaria y preparatoria tales como ética, literatura mexicana, literatura universal, doctrinas filosóficas, filosofí­a, lógica, estética, etimologí­as griegas y latinas, historia de México e historia universal eran impartidas por abogados, estudiantes de la Escuela de Derecho de la Universidad, maestros normalistas y por exseminaristas.

En virtud de la situación económica de la propia universidad, el documento proponí­a: “La Escuela de Filosofí­a y Letras procurará su propio sostenimiento económico en virtud de que la Universidad de Chihuahua no podrá por ahora, asumir una más de las responsabilidades docentes que ya tiene, con el consiguiente gravamen de su presupuesto. Se estima que para hacer posible el funcionamiento inmediato de la escuela es necesario conseguir la suma inicial de 40 becas a razón de 300 pesos cada una y que se fije una cuota por colegiatura a los alumnos que se inscriban de 100 pesos mensuales y una cuota de inscripción única de 100 pesos.” Las cuotas y colegiaturas eran mí­nimas porque lo que se buscaba era captar el interés de los virtuales alumnos en estas carreras “nuevas” que difí­cilmente podí­an competir con las clásicas de aquel tiempo: derecho, ingenierí­a y medicina. De hecho la mayor parte de la matrí­cula de la primera generación cursaba otra carrera (derecho principalmente) o, eran profesores normalistas.

A continuación transcribimos los históricos ACUERDOS del Acta Constitutiva que estuvieron en la génesis de la Escuela de Filosofí­a, Letras y Periodismo:

“Para que funcione en la capital del Estado, con el patrocinio moral y cultural de la Universidad de Chihuahua, se crea la Escuela de Filosofí­a y Letras, la que de inmediato solicitará su incorporación a aquella mediante el cumplimiento de los requisitos legales correspondientes. Tendrá como fin especí­fico la formación de maestros para enseñanza media superior.”

“La Escuela será de nivel superior universitario, requiriéndose para ingresar a ella como antecedentes escolares el bachillerato de humanidades o el tí­tulo de profesor normalista y comprenderá inicialmente las tres carreras: maestro en letras, maestro en filosofí­a y periodista, que se cursarán cada una en tres años de estudios.”

“La Escuela estará gobernada por un Consejo Técnico, del que formarán parte dos representantes alumnos, con derecho a voz en las deliberaciones.”

“Se designa desde luego un Consejo Técnico provisional que funcionará por un plazo máximo de un año y que estará formado por las siguientes personas: Licenciados Oscar Ornelas K., Francisco Pérez Baños, Ernesto Lugo F., José R. Millar H., Profesor Federico Ferro Gay y Doctor Manuel Vargas Curiel.”

“El Consejo Técnico Provisional procederá a formular en su oportunidad el Reglamento Interior de la Escuela y, de inmediato, formulará el Plan de Estudios y un calendario escolar, designará la planta de profesores y, en general, tomará todas las medidas y dictará las resoluciones que sean necesarias para el debido e integral funcionamiento de la institución.”

“Al reglamentarse el funcionamiento definitivo de la Escuela de Filosofí­a y Letras, deberán tomarse en cuenta las experiencias adquiridas en la Universidad de Chihuahua en la formación de profesionistas, adoptando los programas, métodos de enseñanza, sistemas disciplinarios y de trabajo, que se estimen necesarios para otorgar a los estudios alta calidad universitaria, eficiencia técnica y cultural a sus egresados y sobre todo elevado sentido ético en todas las formas, ya privadas o ya públicas, de comportamiento individual y social de los alumnos.”

“Se iniciarán desde luego todas las gestiones necesarias para obtener la incorporación de la Escuela a la Universidad de Chihuahua y para iniciar sus primeros cursos precisamente en el mes de septiembre de 1963.”

“Se designa como Secretario Ejecutivo Provisional de la Escuela, supeditado a las decisiones del Consejo Técnico, al Señor Profesor Federico Ferro Gay.”

“Para ser profesor de la Escuela se exigirá como primer requisito poseer un grado universitario de nivel superior, salvo en aquellos casos en que, por la naturaleza de las disciplinas que se imparten, pueda ser dispensado dicho requisito, a juicio del Consejo Técnico.”

“La existencia de la Escuela de Filosofí­a y Letras estará í­ntimamente vinculada con la realidad social y cultural del Estado de Chihuahua y la de México, siendo su fin primordial aportar soluciones a los problemas colectivos, en el ámbito y con el cultivo de las disciplinas humaní­sticas.”

“Con las anteriores bases se procederá de inmediato a organizar la Institución, a sumar el patrocinio económico del gobierno, de la Universidad y de los particulares para el otorgamiento de becas y, en general, a realizar todos los actos y tomar todas las medidas inherentes al fin indicado”

“Se dio por terminada la reunión y se levantó, como constancia de la misma, la presente acta que firmarán todos los asistentes.”

“(Firmas de los Miembros del Consejo Técnico Provisional)”

La Escuela comenzó a funcionar con el mí­nimo de recursos materiales y humanos en el segundo piso del edificio ubicado en la calle Bolí­var #500, mismo lugar donde actualmente se encuentra la escuela de inglés Dozal. El mobiliario de los salones era usado, mesabancos de madera de los que se utilizaban en las escuelas primarias; pizarrones viejos donde los gises rechinaban sobre las superficies demasiado lisas y faltas de la pintura adecuada. La oficina estaba ubicada en una pequeña habitación y la ocupaba un escritorio, una silla, una máquina de escribir y la “secre” Lourdes Enrí­quez. Allí­ mismo se ubicaba la “biblioteca”, ocho o diez libros propiedad del profesor Federico Ferro Gay y del Lic. Gaspar G. Orozco que facilitaban para consulta de los alumnos.

Pero lo más importante es que hubo una inscripción de 47 alumnos, suficientes para iniciar los cursos. Además, gracias a las gestiones de los fundadores a quienes se habí­a sumado el Lic. Gaspar G. Orozco, recién egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chihuahua, fue posible conformar una planta docente que harí­a posible comenzar a darle forma al sueño de aquellos visionarios.

 

Algunos de los maestros fundadores

 

Los primeros maestros que señala el Acta Constitutiva de la Escuela de Filosofí­a, Letras y Periodismo, para el primer año de labores, estaba integrada por personas con una destacada experiencia docente, principalmente en la Escuela Preparatoria de la Universidad de Chihuahua y en la Escuela de Derecho. Hombres y mujeres que, además de su formación profesional, gozaban de un merecido y bien ganado prestigio de personas cultas y, como en este caso, de solidarias con los programas educativos y culturales que engrandeciera a la ciudad de Chihuahua.

En la clase de Español Superior estaba la profesora Concepción Hayashi, a quien tuve como maestra de Literatura Española, en la Escuela Preparatoria de la UACh. (Institución emanada del prestigiado Instituto Cientí­fico y Literario); ella, junto con su hermana Luz, fueron excelentes y exigentes maestras que formaron numerosas generaciones en el Instituto y en la llamada Prepa de la UACh.

La profesora Elvira Garcí­a de Garcí­a, maestra de inglés, quien tuvo su Escuela de Idiomas por muchos años. Maestra con un conocimiento de su materia como pocos, exigente, puntual e incansable. Cuando se fundó la carrera de Lengua Inglesa, en 1982, volvió a colaborar como maestra y fue un sólido puntal para su actual éxito y prestigio. Cuando el profesor Federico Ferro Gay llegó de Parral a la ciudad de Chihuahua, trabajó un tiempo en la escuela de la profesora Garcí­a.

En el idioma francés, que junto con el italiano, era otro de los tres idiomas que se ofrecí­an en opción para los estudiantes, estuvo la profesora Josette de Richter, esposa del barón de Richter, quien estaba a cargo de la Alianza Francesa, que en aquellos tiempos tení­a muchos alumnos e importante vida cultural. Mujer muy dinámica, con gran simpatí­a que sabí­a crear interés en su clase y buena conversadora (un año fui su alumno)

El profesor Federico Ferro Gay ofrecí­a el curso de italiano. Duró poco tiempo, finalmente se quedaron el francés y el inglés. El profesor Ferro, aparece también con el curso de Historia de la filosofí­a I.

 

El doctor José Fuentes Mares, historiador, novelista, dramaturgo, investigador y maestro, tuvo a su cargo la clase de Historia moderna de México. Tuve la fortuna de llevar su curso en 1964, cuando cursé un año de la especialidad de Periodismo. Gran privilegio escuchar y ver al maestro Fuentes Mares apasionado, lúcido y mordaz en sus discursos.

El Lic. Oscar Ornelas Kí¼chle, tuvo a su cargo la materia de Biblioteconomí­a y técnicas de la investigación documental. Hombre serio, formal y cumplido. Cursé su materia el año que estuve en periodismo, recuerdo que elaboré un trabajo acerca de los despojos territoriales que habí­a sufrido México a manos de USA.

Con la materia de Literatura griega aparece el Lic. Gaspar Gumaro Orozco, quien también impartí­a ya cursos en la Prepa de la UACh. Serí­a mi maestro en años posteriores, cuando me cambié de la carrera de Periodismo a la de Letras Españolas.

En la materia de Teorí­as polí­ticas, económicas y sociales, aparece como titular el Lic. Enrique Aguilar. Esta clase se impartí­a en el primer año de periodismo, a mí­ me toco cursarla con el Lic. Enrique Sánchez Silva un año después.

Para clase de Complementos de latí­n, aparece el señor José Talamás. Posteriormente estarí­a a cargo de José Luis Zavala Porras, exseminarista.

El profesor Carlos Urquidi, prestigiado maestro normalista, tuvo a su cargo el curso de Teorí­a pedagógica y didáctica general.

El lic. Ernesto Lugo, quien fuera el primer director del Centro de información del estado de Chihuahua (Cidech), aparece con la materia de sociologí­a. Posteriormente impartió el curso de lógica.

Un connotado abogado, humanista por excelencia, Gonzalo Reyes Vázquez, aparece como titular del primer curso de Literatura Española.

Otro destacado abogado, personaje importante en este origen de la escuela, Francisco Pérez Baños, impartió la clase de Elementos de derecho, en la especialidad de Periodismo.

El Lic. Jorge Vargas, era un sacerdote que aparece en el Acta como maestro del área de filosofí­a.

Para los cursos de mecanografí­a y taquigrafí­a, que se programaron para la especialidad de Periodismo, se apuntaba únicamente: “Aportación del Centro Cristiano”, escuela que contaba con el área de estudios de comercio.

Algunos de estos maestros duraron, tal vez, solo un año. La planta de maestros cambió bastante y en poco tiempo. Cuando yo entré a Periodismo en 1964, algunos de los maestros anotados ya no estaban en la escuela. He consignado únicamente a los que figuran en la primera planta de profesores citada en el Acta Constitutiva de la Escuela.

Planes de estudio del primer año

 

Para darnos una idea de la visión académica de aquel Chihuahua de 1963, mostramos el arranque de clases de la Escuela de Filosofí­a, Letras y Periodismo, que tuvo un horario vespertino de 6 a 9 de la noche.

FILOSOFíA

Español superior (2), Complementos de latí­n I (2), Lengua moderna I (3), Historia de la filosofí­a I í¢â‚¬”Oriente, Grecia, Roma y el Cristianismo- (3), Lógica (3), Teorí­a pedagógica y didáctica general (Un semestre cada una) (2).

Total: 15 horas semanales. Los números entre paréntesis son las horas por semana.

LETRAS

Español superior (2), Complementos de latí­n I (2), Lengua moderna I (3), Literatura española I í¢â‚¬”época medieval- (3), Literatura griega (3), Teorí­a pedagógica y didáctica general (Un semestre cada una) (2).

Total: 15 horas semanales.

PERIODISMO

Lengua moderna I (3), Historia de las ideas polí­ticas, económicas y sociales (2), Historia moderna de México (2), Sociologí­a (2), Elementos de derecho (2), Biblioteconomí­a y técnicas de la investigación documentales (2), Taquimecanografí­a (2)

Total: 15 horas.

 

Testimonio

 

He querido dejar constancia de estos hechos para recordar los humildes y esforzados inicios de la hoy Facultad de Filosofí­a y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua. A todos los visionarios que participaron en el proyecto les debemos al menos el testimonio de su trabajo, de su tiempo, de su esfuerzo, de su estudio en el hacer cotidiano de una escuela que gracias a sus buenos oficios es mayor de edad.

La mayor parte de los fundadores ha muerto, al menos los maestros y funcionarios gubernamentales y universitarios que tuvieron que ver con su creación y emancipación. Quedan algunos de los alumnos fundadores que bien pueden también dar su testimonio, de tal manera que las nuevas generaciones conozcan el pasado, no como mera antigualla sino como el reconocimiento de la propia sangre, sobre todo cuando hablamos de humanidades.

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