“Ella me prometió que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas í¢â‚¬”murmuró el Estudianteí¢â‚¬”; pero en todo el jardín no queda ni una sola rosa roja”.
Oscar Wilde narró maravillosamente en el Ruiseñor y la rosa una fenomenal historia de amor, la cual no habla de una aventura cualquiera, sino de la gran hazaña hecha por un pequeño ruiseñor que entregó su vida por “un verdadero amor”.
Aquí la historia:
Un día esta ave escuchó a un estudiante decir que necesitaba una rosa roja para invitar a su amada a un baile, porque ella así lo exigió.
El estudiante quien es un chico soberbio y presumido, cree en la ciencia, pero está enamorado y necesita una rosa roja, de las cuales no encuentra alguna.
El Ruiseñor considera que él es un auténtico enamorado, escucha al estudiante lamentarse de no hallar dicha flor, y decide ayudarlo, pues comprende que el amor es una cosa admirable, que él no puede estar cante y cante mientras el joven sufre por amor.
Detenidamente lo observaba.
“Y se arrojó (el joven) sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente”.
Unos animales le preguntaron al ruiseñor qué era lo que sucedía, él les dijo que lloraba por una rosa roja, una lagartija se mofó del estudiante. Sólo el ruiseñor comprendía al joven, desplegó sus alas y partió en busca de la flor.
Llegó primero con un magnifico rosal, al cual le pidió una rosa roja y éste se la negó, pues lamentablemente sus rosas eran blancas como la espuma del mar. Le recomienda ir con su hermana, otro rosal, que crecía cerca de un reloj solar.
El protagonista continúa su travesía por el jardín y llega con el otro rosal, a éste le pide, de igual forma, una rosa roja y de igual forma se la niega, pues sus rosas eran amarillas como cabellos de sirena. Por fortuna del ruiseñor, el rosal tiene otra hermana.
Emprende de nuevo el vuelo.
En la ventana de la casa del estudiante estaba el otro rosal, el ruiseñor hace la petición de la rosa roja y de nuevo se la es negada.
“Rojas son, en efecto, mis rosas, tan rojas como las patas de las palomas () Pero el invierno heló mis venas, y la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré rosas rojas”.
Sólo una rosa roja necesitaba.
Después pregunta el ruiseñor si hay alguna forma de conseguirla.
En efecto, sólo hay una manera:
“Si quieres una rosa roja, tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas. Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis venas y se hará mía”.
El Ruiseñor se pregunta ¿Qué vale más, el corazón de un ruiseñor o el de un joven enamorado? Termina aceptando la oferta. Regresa al jardín y nota la presencia del joven, no se había ido del lugar. Intenta hablar con el estudiante para comentarle que él conseguiría la rosa roja, pero éste no logra entenderle.
La encina (un árbol donde tenía su nido) le pide que cante una última canción, antes de irse lo hace.
Cuando llegó la noche, el Ruiseñor partió rumbo al rosal. Apoyó su pecho en la mayor de las espinas y cantó toda la mientras ésta se hundía en su carne. La flor fue naciendo lentamente, cuando súbitamente, el sacrificado Ruiseñor perecía poco a poco.
El rosal gritaba al ruiseñor que se diera prisa, pues de día la rosa no crecería. Entre cantos y sufrimiento se fue formando la rosa roja.
“¡Mira, mira í¢â‚¬”gritó el rosalí¢â‚¬”, la rosa ya está terminada! Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón”.
El estudiante al despertar vio la flor, asombrado se apresuró a llevarla con su amada, cuando llegó con ella, está la rechazó argumentando que la joyas que le había dado otro personaje eran más bonitas que la anticuada flor que le había llevado.
El joven, lastimado, arroja la rosa roja sobre la vía, la cual fue aplastada por un automóvil.
Aquí concluye el relato.
Sobre el suelo, ya aplastado, se quedó el amor del Ruiseñor. Su entrega por los sentimientos de un joven fue invalorada y desperdiciada.
Ya no habrá quien cante preciosas melodías para la encina, ya no habrá quien se sacrifique por amor.
Referencias:
http://teresadientedeleon.blogspot.mx/2013/10/oscar-wilde-el-ruisenor-y-la-rosa.html
http://tonteriaselocuentes.blogspot.mx/2012/10/el-ruisenor-y-la-rosa-de-oscar-wilde.html
http://como-hacer.me/el-ruisenor-y-la-rosa/
http://www.quelibroleo.com/el-ruisenor-y-la-rosa-y-otros-cuentos-de-hadas
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/W/Wilde,%20Oscar%20-%20El%20Ruiseor%20y%20la%20Rosa.pdf
http://wordpress.vivalalibertad.com/tragedias/