El Diario de Ana Frank es un libro que fue escrito durante la Segunda Guerra Mundial por Annelies Marie Frank (Ana Frank).
En el preámbulo de la guerra, Ana Frank recibió un diario, un diario en el que escribiría sus vivencias durante aproximadamente tres años.
Este libro es el relato de los últimos años de Ana Frank, una niña judía de la Alemania del siglo XX, la cual se tiene que esconder de una terrible persecución.
Es precisamente en Holanda, país europeo ocupado por las fuerzas del eje, donde huye de un fatídico final.
La narración parte de su cumpleaños número doce, en el cual recibe múltiples regalos, entre ellos ese diario.
Ella escribe en él, sus historias, como cualquier otra lo haría. Primero cuenta sus experiencias de la escuela, en especial donde intervienen sus amigas.
Narra con un temperamento muy ortodoxo, su estilo de vida es un tanto conservador.
Un año después de recibir su diario se desató la peor guerra que se haya vivido en los últimos siglos. Los judíos como ella fueron perseguidos por el gobierno de Adolfo Hitler y calumniados por sus simpatizantes.
Ana y su familia deben esconderse, ya que si los atrapan los van a desaparecer. Tenían el miedo, de que sucediendo lo anterior, no regresarían jamás.
El panorama del relato toma una perspectiva temerosa.
La familia recibió un citatorio donde Margot, su hermana, fue llamada a presentarse en un campo de trabajo. Ellos en una negativa deciden abandonar Alemania y trasladarse a ímsterdam, pues en Holanda las cosas no estaban tan mal.
El papá, Otto Frank, consiguió donde esconder a su familia; en una fábrica. Dentro de ésta hay una oficina que tiene una puerta deslizable, en la cual existe un cuarto que llamará “anexo”.
Allí sería el hogar de Ana hasta terminar la historia.
En el anexo viven no sólo viven los Frank, sino también los Van Daan y un dentista llamado Fritz Pfeffer.
Ana Frank describe una infinidad de sucesos que vivió junto a los personajes de la trama, destacando el supuesto enamoramiento que sufrió por Peter, el hijo de los Van Daan.
En su diario desea plasmar la realidad del momento, la crudeza provocada por el exilio, la agonía de los inquilinos del anexo en su búsqueda por la libertad y sobre todo su pensamiento, sus ideas.
La convivencia en el anexo es dura, hay momentos malos y hay otros terribles. Los conflictos internos no cesan, pero tienen que solucionarlos rápidamente porque tienen que vivir juntos.
Vivían con miedo a ser escuchados por los trabajadores de la fábrica, sus actividades se limitaron dependiendo los horarios laborales del lugar.
Los ocultos eran socorridos por Miep Gies y otros mecenas, quienes fueron representados por Ana como buenas personas.
Al transcurrir el conflicto mundial, Ana y los miembros del anexo escuchan las noticias por un aparato radio-trasmisor. Todos imaginan lo que será de ellos cuando termine el espanto.
Su hermana Margot le ayudó a estudiar ciertas disciplinas, Ana gracias a esto tuvo aspiraciones y sueños, que fueron inconclusos, pero soñaba con ser periodista e incluso escritora.
La pequeña Ana vive en el anexo los procesos hormonales típicos de una joven señorita, su amor por Peter Van Daan se vuelve más extremo, pues en su diario comenta la anormal convivencia con el muchacho.
Sus problemas emocionales no fueron tan graves como los ocurridos en relación a la subsistencia. En el Diario menciona cómo pasaban hambre, cómo racionaban sus alimentos y qué comían.
La psicosis reinaba en el escondite, los frecuentes asaltos a la fábrica aterrorizaban a los inquilinos. Temían ser descubiertos por las investigaciones dadas por los robos.
A pesar de la problemática Ana está esperanzada en salir de ese infierno, curiosamente permanece en ella una pizca de felicidad, la cual intenta trasmitir a sus compañeros de encierro.
“Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz” escribió en su diario.
Se aproximaba el fin de la guerra, 1944, y fueron descubiertos. No lograron salir juntos de la tempestad.
Fueron arrestados y mandados a campos de concentración, después algunos fueron exterminados y otros murieron por la precariedad del trato, a excepción de Otto Frank.
Su padre descubrió el Diario y la publicó. La obra de su hija fue difundida en honor a todas las víctimas del Holocausto. Gracias a esto, la historia de Ana trascendió por el mundo.
Referencias:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/12/obituarios/1263253790.html
http://holocaustnonfiction.weebly.com/the-diary-of-a-young-girl.html
http://curiosidades.batanga.com/6997/11-datos-que-te-ayudaran-a-entender-la-historia-de-ana-frank-y-su-increible-diario
http://museografo.com/10-obras-inspiradas-en-ana-frank/