La virgen de la palma

La devoción hacia la Virgen de la Palma en Algeciras surge a finales del siglo XVII, cuando un barco procedente de Italia atracó en el puerto de la ciudad para refugiarse de un fuerte temporal. Cada vez que el barco intentaba salir, un nuevo temporal se lo impedía. Llegaron a trasladar el cargamento a otra embarcación, pero según cuenta la historiadora Ana Gómez— volvía a ocurrir lo mismo hasta que decidieron sacar la imagen que llevaban en un cajón. Las aguas se calmaron y el pueblo interpretó que la Virgen insistía en quedarse.

Para más coincidencias, la Virgen llevaba una palma en la mano y este hecho se relacionó en con la conquista de Algeciras, tomada en 1344 por Alfonso XI quien consagró la antigua mezquita de la ciudad como iglesia católica con el nombre de Virgen de la Palma por ser aquel día Domingo de Ramos.

La escultura permanece todo el año en el fondo del mar y el día 15 de agosto, siendo su festividad, la virgen sumergida sale a flote en una de las procesiones marineras más emocionantes y singulares de la costa. Es la romería marítima de la Virgen de la Palma, una tradición que reúne a miles de personas en la playa Rinconcillo de Algeciras.

La imagen se encuentra sumergida a unos 15 metros de profundidad en las cercanías de la Bahía de Algeciras y allí permanece bajo el control de los buzos que cada mes bajan a visitarla para limpiarla de algas y evitar que las corrientes la desplacen de su refugio. Y es que, aunque nunca ha faltado a la cita, hay ocasiones en las que Virgen no ha sido hallada hasta el mismo día de la procesión.

La romería suele comenzar al amanecer, cuando los barcos engalanados salen del puerto de Algeciras y se adentran en la Bahía para que los submarinistas del club de buceo “El Estrecho” rescaten la virgen. Una talla de 1,10 metros de altura realizada por el escultor Nacho Falgueras, tallada en marmolina y que pesa unos 100 kilos. La comitiva sale del mar con ella a hombros y la lleva hasta la playa en donde llegan hacia la una y media de la tarde.

Durante todo el día, la imagen de la Patrona de la ciudad permanece en la Plaza de la Virgen del Mar. En torno a las ocho de la tarde se celebra una misa en la playa y sobre las once y media de la noche la devuelven a la gruta en la que permanece todo el año. Al filo de la medianoche, los fuegos artificiales, marítimos y terrestres, la despiden hasta el año próximo, como recuerda José Cortés; presidente de la Sociedad Federada de Pesca Deportiva El Mero.

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