Pocas franquicias de videojuegos son tan reconocibles como The Legend of Zelda, y su popularidad no hace sino crecer, sobre todo con su última entrega, Tears of the Kingdom, el cual, según el portal Hobby Consolas, es el videojuego que más rápido se ha vendido en la Historia de Nintendo.
Ahora bien, a partir del siglo XXI se ha reconocido de manera oficial al videojuego como una obra artística. Asimismo, sin duda estos son una manifestación cultural, y como tal, la Fantasía Épica de Nintendo, contiene elementos de diversas culturas del mundo. Sin embargo, en esta ocasión nos enfocaremos en las características basadas en el celtismo.
La cultura céltica es, desde luego, propia de un grupo étnico genérico que habitó Europa previo a la llegada de los pueblos germánicos y del Imperio Romano, los cuales los obligaron a recluirse en la actual Irlanda, Escocia, Gales y en la Galicia.
Uno de los elementos folclóricos provenientes de los celtas más evidentes y omnipresentes son las hadas, en un sentido amplio como al que autores como los hermanos Jacob and Wilhelm Grimm o el mismo Tolkien, es decir, un mundo fantástico en el que lo sobrenatural está a la orden del día, pero en un sentido superlativo, es decir, donde la magia es una fuerza de la naturaleza misma.
Los pueblos germánicos conquistaron la región noroccidental de Europa posteriormente, incluyendo partes de la actual España, Portugal, Bélgica, Reino Unido, Irlanda, Francia, Alemania, Austria, Suiza e Italia.
Los pueblos germánicos y célticos solían luchar entre ellos, pero no fue hasta el ascenso del imperio romano que la supervivencia de los celtas se vio verdaderamente amenazada.
En muchos casos, especialmente en Britannia, la Inglaterra romana, los celtas fueron asimilados culturalmente, y su influencia se siente poderosamente incluso en la actualidad.
En el caso de Alemania, Austria y Suiza, debido a la mezcla constante entre germanos y celtas, los actuales alemanes heredaron muchos rasgos de su cultura y folklore, pese a que ninguna de estas naciones fue propiamente parte del Imperio Romano (excluyendo al Sacro Imperio Romano Germánico).
Las dos mejores pruebas de esto son, desde luego, los clásicos cuentos de los ya mencionados hermanos Grimm, así como el universo épico de Tolkien.
Ahora bien, ¿qué características comparte The Legend of Zelda con la cultura céltica? En primer lugar, las mencionadas hadas son comunes en la franquicia, siendo la más emblemática Navi de Ocarina of Time, o Tatl en Majora’s Mask. Esto sin mencionar a las grandes hadas, que cuidan de las hadas menores, así como de todos los seres dentro de Hyrule, el reino en el que se desenvuelve la trama, o Termina, en el caso particular de Majora’s Mask.
Las hadas son un elemento fundamental de la cultura irlandesa, la cual es, por lo general, considerada como la mayor heredera del celtismo en Europa. Según la misma autora irlandesa de nombre Morgan Daimler, las hadas son representantes de la naturaleza, y asimismo es como los libros oficiales de Nintendo describen a estos seres femeninos de cualidades mágicas sin igual.
Hay otras referencias más directas, sin embargo, como el nombre de la yegua más fiel de Link, nuestro protagonista, el cual es Epona, quien resulta ser en el cánon céltico, la diosa de los caballos, así como de la fertilidad, tanto de la tierra como sexual, pues para la cultura céltica, la tierra es femenina, y toda la vida se debe a esta. Después de todo, hay que recordar que de las islas británicas, Irlanda es la que posee las tierras más fértiles, y el color verde es el color oficial.
Pero uno de los productos de la mezcla entre mitos celtas, germánicos y el cristianismo romano, que derivó en la iglesia católica medieval, fue la tradición artúrica, de la cual Nintendo toma una referencia directa más.
En este caso no se trata de una referencia explícita en cuanto a su nombre, sino a su concepto, pues la espada en la piedra, o Excalibur de la leyenda británica, se convirtió en la Master Sword, o Espada Maestra en The Legend of Zelda.
Al fin y al cabo, ambas son espadas enterradas en un pedestal o piedra, que solo el elegido podría levantar. El concepto va más allá, pues en el caso de Excalibur, solo podrá ser blandida por el elegido por Jesucristo debido a su pureza espiritual, y su voluntad para luchar contra las fuerzas de las tinieblas y el pecado.
Por su parte, en la épica de Nintendo, la espada llevó otros nombres antes del de Master Sword, tales como The Sword that Seals the Darkness, o la Espada que Sella la Obscuridad, o The Sword of Evil’s Bane, la Espada de la Perdición del Mal. De manera tal que, los paralelos se vuelven más que evidentes.
A partir de aquí, las referencias se vuelven un tanto más vagas y abiertas, como lo es la presentación de amplios espacios boscosos icónicos, como Kokiri Forest que recuerda a la Comarca de La Tierra Media, como aquella tierra maternal irlandesa, ajena a toda corrupción producto de la avaricia del hombre. Incluso podemos encontrarnos con árboles antropomorfizados en Zelda tanto como en la obra de Tolkien, fuertemente influenciada por los “cuentos de hadas” como mencionó en su famoso ensayo.
En el caso de Zelda contamos con el Great Deku Tree, y en El Señor de los Anillos con Treebeard. Si nos vamos un poco más lejos, encontramos otro símil, en una versión mucho más oscura, en los Weirwood Trees o Arcianos en Canción de Hielo y Fuego, más conocido por la serie de HBO que lleva el nombre de Juego de Tronos.
Otra importante similitud entre el celtismo y Zelda es la preponderancia de la figura femenina entre las deidades, después de todo, las únicas diosas que existen en el universo de The Legend of Zelda son mujeres, Hylia, la mayor, y las tres menores, Din, Farone y Nayru.
Es importante resaltar que los celtas son una cultura que, por ponerlo de alguna manera, resultan una suerte de matriarcado no oficial, donde los hombres son figuras de poder, pero las mujeres representan un prestigio social privilegiado, al menos en un sentido religioso-místico.
También la música se vio profundamente influenciada, sobre todo con instrumentos como el violín o la arpa, que son fundamentales en obras como Wind Waker o Skyward Sword. El papel de las canciones es fundamental en Zelda, así como la idea de las canciones como una forma de expresar la vida y la historia de manera poética en una cultura donde la tradición era principalmente oral, como lo fue la celta.
En conclusión, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que al ser los videojuegos productos culturales, estos reproducen elementos que reflejan las sociedades en las que son creados, o como en el caso de Zelda, de otras regiones que inspiran la clase de Historia que se busca contar.
Dado que Shigeru Miyamoto, el creado de esta fantástica franquicia, buscaba contar una historia épica, tomó elementos de una de las principales fuentes de este lore, ya fuera de manera consciente o inconsciente, pues el celtismo sigue vivo hoy en día, a través de la literatura, la música, y desde luego, los videojuegos también.