Dr. Rubén Osorio, Médico e Historiador

El Dr. Rubén Osorio Zúñiga es una figura de la Medicina y la Historia en Chihuahua, que a palabras de él, “siempre ha pisado fuerte.” Y es que ha dejado una huella trascendente en estas dos disciplinas suyas.

Y es que, pese a que él nunca se ha considerado historiador, ya que él estudió medicina, sí ha ejercido el oficio de rememorar y reinterpretar el pasado, particularmente la Rebelión en Tomóchic, pero principalmente la vida del General Francisco Villa.

El Dr. nació en la Ciudad de Puebla el 22 de agosto de 1928. Su nombre fue originalmente Rubén Osorio Báez, en honor a su padre adoptivo, pero en su vida adulta cambió este último por al Zúñiga de su madre. Rubén pasó gran parte de sus años formativos en la Ciudad de Tlaxcala.

En 1945, él y varios amigos suyos viajaron a la Ciudad de México con el objetivo de estudiar la carrera de médico militar, pero fueron rechazados, pues la competencia era muy dura, y las plazas estaban casi reservadas en su totalidad a los hijos de militares.

También probaron suerte en la UNAM, pero por problemas burocráticos respecto a sus certificados de preparatoria tampoco fueron aceptados. Finalmente, terminó por acceder a la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

En 1952 se recibió como médico cirujano partero, y le ofrecieron un empleo en el Sanatorio Palmore en la Ciudad de Chihuahua, por lo que decidió trasladarse a nuestra tierra, el 10 de enero de 1953.

Así conoció a su esposa Guadalupe, quien es enfermera, y también se convirtió en un pionero de la anestesia en nuestro estado, ya que fue el primer médico en dedicarse a esta área en nuestro estado.

Osorio ya contaba con la experiencia necesaria para trabajar en condiciones adversas, esta experiencia se la había proporcionado su tiempo en el Hospital Latinoamericano, el cual estaba a cargo del Dr. Meadows, quien pese a su amistad con su familia, era exigente con el joven doctor Rubén Osorio.

Después de terminar su relación laborar con el Sanatorio Palmore, se convirtió en socio fundador de la Clínica del Parque “Christus Muguerza,” fundada el 5 de mayo de 1959, esto por invitación del Dr. Pedro Leal Rodríguez.

En 1972 entró a trabajar en el Instituto Mexicano del Seguro Social, jubilándose en 1988. Fue ahí que conoció al Dr. Aguilera, entre otros médicos, pacientes y demás personas que lo contactaron con ex villistas, ex revolucionarios, así como familiares y amigos de estos.

El interés por Historia le surgió en 1975, según relata, principalmente, a través de un poema que había hallado en una vieja librería de segunda mano, llamada “La Soborna.” Esto lo llevó a acercarse al pueblo de San Andrés (Riva Palacio), donde comenzó a realizar

Con el producto de estas entrevistas realizadas, así como con la correspondencia que su amigo Francisco Piñón Carbajal, hijo adoptivo de Pancho Villa, que conoció en la Sociedad de Estudios Históricos, le había facilitado, publicó dos libros de gran trascendencia en la historiografía local. Aunque su primera obra publicada fue sobre un antecedente importante en Chihuahua de la Revolución Mexicana; La Rebelión de Tomóchi.

Esta obra se llamó: Tomóchic en Llamas, y ganó el Premio Chihuahua en la categoría de Ciencias Sociales en 1992. Tal obra tuvo dos ediciones, la primera por CONALCULTA en la Ciudad de México, y la segunda por el Ayuntamiento de Chihuahua en nuestra capital.

La segunda obra que publicó fue: La Correspondencia de Francisco Villa: Cartas y Telegramas de 1911 a 1923, el cual se publicó en 1987. Al doctor le llegó la noticia mientras se hallaba trabajando en un hospital en Haití, a donde pudo viajar a trabajar un año tras recibir un permiso por parte del IMSS, a donde volvió en 1988.

Mientras que Pancho Villa, ese Desconocido, Entrevistas a Favor y en Contra, fue publicado en 1991. En esta obra, el Dr. Osorio realizó un trabajo de Historia Oral, donde, en gran medida por recomendación de su colega, el Dr. Aguilera, recorrió el estado en su automóvil “armado” de una grabadora para conocer mejor la visión que se tenía de Pancho Villa en la segunda mitad del siglo XX.

La idea era recopilar testimonios a favor y en contra, que mostraran las dos caras de la figura del Centauro del Norte, y en el proceso atravesó municipios como el de Satevó, Namiquipa, San Andrés (Riva Palacio), Parral, Ascensión, Ojinaga, San Francisco de Borja, Guerrero, donde consultó exhaustivamente su Archivo Histórico y ayudó a organizar, llegando incluso hasta la Ciudad de México.

Con estos textos, Osorio rescata la importancia de resaltar la escritura del General Francisco Villa, a quien se le suele considerar como iletrado. Osorio realizó una labor de transcripción y corrección de los textos del General, publicando su obra casi al mismo tiempo que su colega Armando Ruíz, en la que recaba las cartas de Villa, así como Zapata, que recuperó del Archivo General de la Nación, donde trabajó muchos años.

Por otra parte, en Pancho Villa, ese Desconocido, el Doctor rescata la importancia de la Historia Oral, pues su publicación también la realizó paralela al proyecto del INAH dirigido por la historiadora Eugenia Meyer, en cuando a Pancho Villa, ese Desconocido. Con la pequeña diferencia de que la de Osorio está más enfocada a Chihuahua, y resulta más accesible, especialmente en su edición de Gobierno del Estado.

Nuestro biografiado también resalta que el historiador debe realizar una Historia Oral de calidad, contrastando fuentes, conociendo del tema, y poseyendo una buena presentación. Asimismo, considera que el historiador debe de fungir de detective, siempre buscando cabos sueltos y contrastando diversos tipos de información. Nada alejado de lo que las discusiones historiográficas y de la teoría y filosofía de la Historia apunta.

Nuestro biografiado escribió también un libro bilingüe que habla sobre un origen secreto de la familia de Doroteo Arango, donde explora su misterioso árbol genealógico, afirmando que su padre no era Agustín Flores, sino el hacendado Luis Fermán Gurrola, quien había abusado de Micaela Arámbula, convirtiendo el nacimiento de Doroteo violento desde su concepción. Esta obra fue publicada por la Universidad de Sul Ross, ubicada en Alpine, Texas.

Desde luego, estas no fueron sus únicas publicaciones, pues también participó con capítulos de libro, como fue el caso de Pancho Villa en la Ciudad de Chihuahua, donde realiza una comparativa entre Luis Terrazas y Francisco Villa, dos figuras antitéticas pero imprescindibles para entender la Historia de Chihuahua.

También escribió sobre el juicio de Felipe Ángeles celebrado en Chihuahua en noviembre de 2019, obteniendo información por parte de los archivos cancelados de la SEDENA. Este artículo fue publicado en la obra Felipe Ángeles en la Revolución, compilado por Adolfo Gilly.

Durante su tiempo trabajando como médico asistió a varios congresos de anestesiólogos, y como historiador, o como alguien que escribe de historia, hizo lo propio, entablando entrañable amistad con figuras de la talla de Paul Vanderwood, Alan Knight, Friedrich Katz, Víctor Orozco, Jesús Vargas, Oakah Jones, Adolfo Gilly, Mark Wasserman, Daniel Nugent, María Teresa Koreck, Armando Ruíz, entre muchos más con quienes tuvo alguna relación, a saber, grandes personalidades de la academia chihuahuense o inclusive extranjera, Francisco R. Almada o Zacarías Márquez Terrazas en el primer caso, o Ana María Alonso en el segundo.

De estas vivencias guarda muchas anécdotas y viajes, por todo el estado de Chihuahua, por el país, por Estados Unidos, e incluso por Europa (respecto a su residencia en África se hablará más adelante). No obstante, resalta que nunca se sintió mejor recibido que cuando presentó su trabajo en un Hotel en Chicago, compartiendo mesa con el propio Katz y con Knight en el año 2000. Aunque visitó tal ciudad en al menos 3 ocasiones.

En cualquier caso, Haití no fue la única nación a la que apoyó con su dominio de la anestesiología, pues hizo lo propio en la también isla caribeña de Santa Lucía en 1990, tras haberse jubilado del Seguro Social.

Su última aventura de este tipo fue en Somalia, a donde no le permitieron llevar a su esposa Guadalupe, a pesar de ser ella misma enfermera, debido al peligro del país africano. Asimismo, le prometieron que en caso de que estallara la guerra, él sería evacuado del país en helicóptero y sería llevado de inmediato a Europa.

El trabajo sería por un año, y compartió con otros doctores extranjeros, un estadounidense y un hondureño. Desafortunadamente, aunque al igual que en Haití o en Santa Lucía tuvo la oportunidad de ser jefe de un hospital, la guerra inició en Somalia en 1991, obligándole a retornar a México.

Una vez de regreso a Chihuahua, comenzó a participar en numerosos congresos, coloquios y demás actividades relativas a la difusión de la Historia. En 2019 participó de la parte del INEHRM en la conmemoración del Centenario Luctuoso de Felipe Ángeles.

Años antes lideró la comitiva que encontró la Cueva del Coscomate, ubicada en el municipio de San Francisco de Borja, donde Francisco “Pancho” Villa se ocultara de la Expedición Punitiva de John “Jack” Pershing. Y así como ese realizó varios hallazgos pequeños, pero importantes, como el diario de Juarrieta que ahora se encuentra publicado por el Fondo de Cultura Económica.

En nuestra Facultad de Filosofía y Letras ha presentado la obra de Marin Villa, bisnieto del General 50 Frases Villistas. Asimismo, en 2022 presentaría su más reciente obra, Francisco Villa y Felipe Ángeles, Muerte de Dos Generales, pero desafortunadamente cayó enfermo. En 2023 se volvería a presentar como última oportunidad de presenciarlo, pero el evento hubo de ser cancelado.

Y si bien la presentación no se llevó a cabo en la Facultad de Filosofía y Letras, el Dr. Osorio sí que realizó una gira, primero a nivel estatal, luego nacional. Esta última obra resulta particularmente atractiva, pues en esta, el médico e historiador nos plantea porque considera que el asesinato de Villa no fue realizado solo por los asesinos materiales, ni tan solo por el gobierno mexicano, sino que fue orquestado desde los Estados Unidos, como venganza por el ataque a Columbus.

Este libro echa mano de fuentes particularmente interesantes, dado que emplea como respaldo archivos del FBI desclasificados, y aunque el autor no puede comprobar del todo la connivencia de Washington en el atentado, sí que lo plantea de manera directa. Asimismo, sus fuentes incluyen los ya mencionados archivos cancelados de la SEDENA respecto al juicio de Felipe Ángeles en el antiguo Teatro de los Héroes, y sus extensas conversaciones con Francisco Piñón Carbajal, a quien dedicó la que menciona, es la última de sus obras.

El Dr. Rubén Osorio afirma que, entre las cosas que le habría gustado hacer en su vida, se encuentran la docencia, pues nunca se le presentó la oportunidad de impartir clases, ni de Medicina, ni de Historia. Pero otra obsesión que aún le gustaría cumplir a sus 96 años, es escribir un libro sobre la Segunda Guerra Mundial, y cómo él considera que esta fue la culminación de un complot europeo por despojar a Rusia de sus extensas y ricas tierras.

En conclusión, haría falta mencionar que, debido al tamaño de las contribuciones del Dr. Rubén Osorio Zúñiga, el reconocimiento que ha recibido por parte de la sociedad chihuahuense no es proporcional a sus méritos. Es por ello que desde el Humanista Digital buscamos reconocer la trayectoria y los servicios ofrecidos por un humilde médico e historiador, que es, hoy por hoy, una leyenda viviente.

Related posts