Como cada año, desde 1992, el 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que fue declarado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este año la celebración será en torno a un tema crucial: “Soluciones transformadoras para un desarrollo inclusivo: el papel de la innovación para impulsar un mundo accesible y equitativo”.
En cuanto a la estadística en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el censo poblacional del año 2010 encontró que en nuestro país viven 5,739,270 personas con discapacidad en cualquiera de sus tipos: motriz, intelectual, auditiva o de lenguaje, visual y mental.
Posteriormente, el INEGI junto con el Consejo Nacional de Población (CONAPO) publicaron la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, cuyos resultados destacan que de los 119.9 millones de personas que habitan el país, 6% (7.2 millones) tienen discapacidad (un aumento de casi un millón y medio de personas en comparación con los datos de 2010), de las cuales el 33.5% (2.4 millones) su deficiencia es auditiva.
En el anexo estadístico por estado, la ENADID indica que en Chihuahua el 31.3% de la población con discapacidad tiene dificultad para escuchar (incluye a quienes utilizan aparato auditivo) y que el 15.8% tiene dificultad para hablar o comunicarse.
Consideremos lo anterior en relación con el tipo de apoyos requeridos para que las personas con discapacidad, según su tipo, tengan la posibilidad de integrarse a la dinámica escolar. En el caso de las personas sordas, su discapacidad dificulta la comunicación, habilidad básica para el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cual exige un esfuerzo adicional por parte de los educadores e instituciones educativas para la inclusión.
La población con discapacidad cotidianamente enfrenta discriminación, situación que ha sido objeto de estudio del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), cuyos resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010 nos plantean: “Algunas formas en que se discrimina a las personas con discapacidad se dan en la negación de oportunidades de trabajo o a través de maneras más sutiles como la segregación y aislamiento que resultan de la imposición de barreras físicas y sociales” (ENADIS 87).
En el mismo documento se especifica: “los tres problemas que más señalan las personas con discapacidad son el desempleo, la discriminación y el no ser autosuficientes” (88). Lo anterior puede corresponder a ignorancia sobre las necesidades y potencialidades de esta importante parte de la población, desconocimiento que limita a dichas personas para ejercer de manera libre y plena sus derechos fundamentales.
Algunos aspectos del proceso de inclusión se perciben más avanzados que otros, pero en suma siguen reflejando una necesidad latente de acción a favor de las personas con discapacidad, especialmente de quienes viven en el mundo del silencio a causa de sus dificultades de audición y lenguaje.
En contraste con lo anterior, México ha sido pionero en el tema de la legislación en favor de la inclusión de las personas con discapacidad, desde el proceso de creación, aprobación (2006) y ratificación (2008) de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD).
Por ello resulta relevante analizar, en nuestro contexto particular, cómo podemos contribuir a que la inclusión sea una realidad, no importando nuestras capacidades.
IMD
Referencias:
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Organización de las Naciones Unidas. 2006.
México. Ley para la Inclusión y el Desarrollo de las Personas con Discapacidad en el Estado de Chihuahua. Diario Oficial del Estado de Chihuahua. 2018.
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Encuesta Nacional sobre Discriminación. Web. 2010.
México. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. La discapacidad en México, datos al 2014. Web. 2016.
