Elisabeth Moss protagoniza uno de los mejores filmes de ciencia ficción en años recientes, The Invisible Man (El Hombre Invisible), producido por Blumhouse Productions y que habría sido parte del fallido Dark Universe de Universal Pictures, una agrupación de películas inspiradas en los monstruos más famosos del cine, de la cual The Mummy (La Momia) con Tom Cruise resultó un rotundo fracaso en 2017.
La diferencia entre ambas películas, sin apuntar solamente a ello, es el éxito que ha conseguido con apenas siete millones de dólares de presupuesto. Los efectos especiales de una y la otra se limitó a las acciones del personaje al que no podemos ver, pero que el director Leigh Wannell ayudó a ubicar dentro de una cinematografía cargada de tensión y miedo. Por si fuera poco, la música usada es perfecta para construir el suspenso que rodea a Cecilia (interpretada por Elisabeth Moss).
El Hombre Invisible comienza con la visualización del detallado plan de Cecilia para escapar de la mansión minimalista en la que vive con su esposo Adrian (interpretado por Oliver Jackson-Cohen), un genio en la industria de la tecnología óptica, quien controla incluso los pensamientos de su esposa antes de siquiera hablar. Esos primeros minutos de un total de 110 son suficientes para poner a la audiencia en un silencio absoluto, esperando que Cecilia logre escapar sin hacer ningún ruido—es el tipo de atmósfera que uno desea en la sala de cine: no escuchar más que la respiración contenida de los demás en la oscuridad, simplemente absortos en la proyección, las condiciones que A Quiet Place (Un Lugar En Silencio), de John Krasinski con Emily Blunt, impuso para el género del terror en 2018.
Después de escapar con ayuda de su hermana (interpretada por Harriet Dyer), Cecilia se refugia en el hogar de su amigo policía (interpretado por Aldis Hodge) y su hija adolescente (interpretada por Storm Reid). Todavía atemorizada por que su esposo la persiga, Cecilia se entera que éste se suicidó y le dejó una fortuna a través de un fideicomiso, y cuando ella empieza a disfrutar de su libertad, sucesos extraños que solo ella parece experimentar y ver la implican en crímenes que señalan su culpabilidad—poniendo en duda su salud mental.
“Lo que no ves puede lastimarte”. Escenas pausadas donde se ve todo y al mismo tiempo no ves nada a excepción de una silla vacía, cuartos con pocos muebles y el afamado ático, aparte de la sensación de haber perdido la cobija durante la noche o la agonizante paranoia de una compañía acechando todos tus movimientos conforman las tomas de una película que te sumerge en el miedo. El final no pudo ser más necesario después de las escalofriantes experiencias que vivió Cecilia, quien ganó una guerra psicológica con la última “sorpresa”.
El ingenio para contar una historia inspirada en la novela clásica de H. G. Wells (publicada en 1897), tan actualizada con temas de violencia de género, acoso, manipulación, credibilidad, concentrada de misterio, giros en la trama ubicados justamente y de verdadero terror ante eventos que fácilmente se pueden confundir con la realidad—como el racismo explorado en ¡Huye! (Get Out), de Jordan Peele con Daniel Kaluuya de 2017—, más la magnífica actuación de una Elisabeth Moss paranoica hacen de The Invisible Man meritoria la ida al cine.