50 años de heavy metal

Un viernes 13 de febrero del año 1970 fue el día en que el mundo palideció por el temor nunca antes escuchado en una grabación de música. Ese día, uno de los géneros más importantes en la industria de las últimas décadas azotó los oídos de las personas tan espectacularmente que las críticas, o lo tacharon de completa basura, o lo reconocen; es el origen de un estilo musical más pesado, estremecedor y oscuro que combina rock, jazz y blues con temáticas ocultistas sacadas de una película de terror. Era rock pesado y distorsionado al máximo, el nacimiento del heavy metal.

La película en cuestión es Las Tres Caras del Miedo, filme italiano de 1963 en el que participó el actor Boris Karloff, pero cuyo nombre en inglés inspiró a un cuarteto de músicos de Birmingham, Inglaterra, a vender miedo a través de la música, tal y como las personas pagan por ver películas que les provoque miedo. Ese nombre se alejó totalmente de las ideas anteriores para el nombre del grupo. Polka Tulk Blues Band y Earth fueron descartados en favor de Black Sabbath.

Portada del álbum Black Sabbath.

El bajista Geezer Butler, el baterista Bill Ward y el guitarrista Tony Iommi reclutaron al cantante Ozzy Osbourne y completaron así la formación que grabó siete canciones en tan sólo 12 horas, según dijo el vocalista. Ellos mismos reconocieron que no esperaban mucho de los críticos de ese entonces, aunque en retrospectiva, todos aseguran que ese debut marcó el inicio del heavy metal.

El sonido que los diferenció de todos los grupos que solamente hacían covers de canciones famosas de Estados Unidos, rock sicodélico a la norma de Led Zeppelin, Pink Floyd o Deep Purple—grupos en ascenso que ya tenían su propio reconocimiento—, y que no quisieron o pudieron salir de los blues que dominaban la escena en Birmingham, fue el sonido de la originalidad, la creatividad y el ingenio de Tony Iommi para seguir tocando la guitarra. Ese sonido se debe a un accidente, pues perdió los falanges distales de los dedos medio y anular de su mano derecha (es zurdo) cuando trabajaba en una fábrica. Pero con unas prótesis que él mismo diseñó, Iommi siguió practicando con la guitarra. Debido al dolor que le ocasionaba pisar las cuerdas, empezó a usar cuerdas más finas, bajó el tono de la afinación y distorsionó tenebrosamente el sonido que ahora es la firma del guitarrista.

El oscuro y lento riff que le sigue a unas campanadas en medio de la tormentosa lluvia es el minuto inicial de la primera canción de ese álbum debut: Black Sabbath. Un crescendo ensordecedor gracias a la magnificada distorsión de la guitarra y un riff basado en un tritono (tres tonos enteros) que desde la Edad Media fue asociado a la maldad y a la personificación de Satán. Por si fuera poco, la letra que escribió Butler salió directamente de una pesadilla que tuvo por la noche, en la que al despertar por el miedo “vio una figura negra al pie de la cama”. Los ruegos y gritos que Ozzy añade al diabolus in musica complementan perfectamente la angustia enérgica que desde hace 50 años es el arquetipo del heavy metal.

Black Sabbath publicó 19 álbumes hasta el año 2013, con diferentes miembros, Iommi el único constante. El despido del vocalista Ozzy Osbourne motivó la creación de su exitosa carrera como solista y la rivalidad con quien fue su reemplazo, Ronnie James Dio, que marcó una nueva era para el grupo e inspiró una formación spin-off llamada Heaven & Hell y distinguió la participación de Dio en Black Sabbath. Aunque su debut no cuenta con sus canciones más famosas—Iron Man, Paranoid, Children of the Grave, entre muchas otras con Ozzy como vocalista—, han transcurrido 50 años desde que Black Sabbath irrumpió en la escena musical y pavimentó el camino para incontables subgéneros y artistas.

Related posts