¿Quién no ha leído o escuchado acerca de Sócrates? A pesar de haber muerto hacía más de dos mil años, sigue siendo uno de los filósofos más importantes de la historia. El filósofo ateniense abogó por la «búsqueda de sí mismo» y por vivir de acuerdo con la virtud y el saber; se le atribuye la fundación del uso de los razonamientos inductivos y universales que son la base de la ciencia, e incluso ha llegado a ser sujeto “de adulación e imitación que suele ser reservado para figuras religiosas” (Nails, Socrates, s/p). Sin embargo, toda la información que tenemos de él y de sus enseñanzas vienen de relatos de segunda mano, algunos de los cuales se contradicen, mientras que otros están completamente disputados1. Tantos pensadores han escrito sobre él o lo han usado en sus pasajes filosóficos que todo lo que nos queda de él son un conjunto de interpretaciones de cómo fue y de lo que enseñó. Es difícil, pues, distinguir una verdadera línea entre Sócrates y sus «interpretaciones» como aparecen dentro de los diálogos de su alumnos, Platón y Jenofonte. A esto se le suele llamar «El Problema Socrático»
El problema se origina gracias a dos factores. El primero es que Sócrates jamás escribió nada; esto pudo haber sido porque “le pareció que la investigación filosófica, tal como él la entendía y practicaba, no podía llevarse adelante, o continuarse después de él, mediante unos escritos” (Abbagnano, Historia de la filosofía Volumen 1, 57) y se cree que Platón refleja tal pensamiento en una sección del Fedro donde hay una conversación ficticia entre el rey egipcio Thamus con Thot, inventor de la escritura; Thamus dice que aquellos que leen creerán tener mucha sabiduría sin realmente poseerla y se volverán insoportables por tener solo la presunción de saber. El segundo factor es que los autores que plasmaron a Sócrates dentro de alguno de sus escritos tomaron sus libertades para describirlo a su conveniencia. De forma general, suelen tomarse los escritos de Aristófanes, Jenofonte y Platón en consideración para reconstruir al Sócrates histórico, sin embargo, esto nos hace terminar con tres versiones distintas de Sócrates y de sus enseñanzas…
- El Sócrates de Aristófanes
La fuente más temprana, y el único que pudo haber conocido a un joven Sócrates es Aristófanes1. La interpretación del filósofo puede hallarse dentro de su obra «Las nubes» y suele ser descrita como una caricatura. En la obra…
El actor que lleva la máscara de Sócrates se burla de los dioses tradicionales de Atenas, imitados más tarde por el joven protagonista, y da explicaciones naturalistas de los fenómenos que los atenienses consideraban dirigidos por la divinidad. Lo peor de todo es que enseña técnicas deshonestas para evitar el pago de las deudas y anima a los jóvenes a someter a sus padres a golpes (Nails, Socrates, s/p)
Aristófanes pareció tener alguna especie de enemistad hacia Sócrates, porque siguió atacándolo en sus siguientes obras satíricas como «Las aves» y «Las ranas». De cualquier forma, se ha estimado que tales representaciones “no tienen valor histórico” (Abbagnano, Historia de la filosofía Volumen 1, 57), por lo que su interpretación no suele ser tomada en cuenta para develar el verdadero Sócrates histórico.
Comoquiera es interesante ver cómo es que el comediógrafo lo representaba, pues su versión de Sócrates era, quizá, la que la población compartía, pues, como es conocido, a Sócrates le condenaron a muerte por «faltarle al respeto a los dioses y corromper a los jóvenes», que coincide con esta representación en «Las nubes». ¿Podría ser que Sócrates fue así realmente o que la gente común pensó que la representación de Sócrates en la obra de Aristófanes era la correcta y por ello le condenaron a muerte?
- El Sócrates de Jenofonte
Jenofonte fue un historiador y soldado; fue aprendiz de Sócrates, aunque menos conocido que Platón, y escribió pasajes, también llamados «Diálogos Socráticos» que involucraban a su maestro, entre ellos: Memorabilia, Oeconomicus, Anabasis, Apología, Helénica y Simposio, por lo que, también, tiene una interpretación de la personalidad y enseñanzas de Sócrates.
La cuestión con la interpretación de Jenofonte es que el personaje de Sócrates en sus escritos suele hablar sobre temas de los cuáles él no podía saber tanto, como métodos para ganar dinero y gestión inmobiliaria 1. Por otro lado, Jenofonte sí que sabía de estos temas, lo que nos hace pensar que hacía pasar sus conocimientos por la boca de su maestro.
Distintos factores desechan esta versión de Sócrates, entre ellos: la falta de “la enorme influencia que Sócrates ha ejercido sobre el entero desarrollo del pensamiento humano […], la brevedad de las relaciones entre Jenofonte y Sócrates, la ineficacia evidente de la enseñanza Socrática sobre su carácter y sobre su modo de vivir […] y el largo periodo de tiempo transcurrido entre su discipulado y la composición de su escrito” (Abbagnano, Historia de la filosofía Volumen 1, 57).
- El Sócrates de Platón
Los diálogos socráticos de Platón son usualmente la fuente más utilizada para comprender quién fue Sócrates de verdad. Y, en verdad, Platón parece haber establecido un hilo histórico continuo, así como una representación adecuada de las amistades de Sócrates, así como de su personalidad. Sin embargo, esto no elimina un problema: ¿qué tanto de lo que escribió Platón fueron ideas de Sócrates y qué tanto fueron ideas de Platón que transmitió a través del personaje ficticio de sus diálogos, así como hizo Jenofonte?
Nails nos dice que los mayores problemas con el Sócrates de Platón son:
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Los diálogos que representan a Sócrates en su juventud y juventud tuvieron lugar, si es que tuvieron lugar, antes de que Platón naciera y cuando era un niño pequeño.
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Las fechas exactas […] puede[n] ser engañosa[s]. Incluso cuando un festival específico u otra referencia fija la estación o el mes de un diálogo, o el nacimiento de un personaje, hay que imaginar un margen de error. (Sócrates, s/p)
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- ¿Cuál fue el verdadero Sócrates y cuáles fueron sus enseñanzas?
Se han llevado a cabo muchas investigaciones para determinar la línea que divide las ideas de Sócrates con aquellas de Platón y Jenofonte. Por medio de los testimonios de Jenofonte, y posteriormente aquellos de Aristóteles, que sirven “para discernir y limitar lo que […] puede efectivamente atribuirse al Sócrates histórico” (Abbagnano, Historia de la filosofía Volumen 1, 58), se concluye que la teoría de las ideas no provino de Sócrates, sino de Platón; la República, también, se trata de una obra puramente platónica y no socrática, pues el segundo “se mantuvo siempre alejado de la vida política” (Abbagnano, Historia de la filosofía Volumen 1, 56).
Lo que nos queda de Sócrates son sus enseñanzas morales y éticas, la búsqueda del sí mismo y de la virtud; el uso de la mayéutica, o método socrático, así como dos alumnos ejemplares en Jenofonte y Platón; el primero, comandante de la tropa de los diez mil, la más grande de Grecia; el segundo, filósofo que produjo cuantiosas obras y que, a su vez, dejó a otro gran filósofo, Aristóteles.
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1 Nails, Socrates, s/p
Bibliografía
Abbagnano, Nicolas., (1994). Historia de la filosofía Volumen 1. Hora, S.A.
Nails, Debra. Socrates. Consultado el 13 de octubre del 2021. Disponible en: https://plato.stanford.edu/entries/socrates