El ensayo ¿Qué es la Ilustración?, escrito por el filósofo Emmanuel Kant en 1784, la interrogante que hace las veces de título la responde de inmediato: “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.” (Kant, 1784), la no emancipación de la mente se produce por la falta de decisión y valor, y no por la falta de inteligencia, ello lo señala de la forma siguiente:
“Tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea.” (Kant, 1784)
De particular importancia para Kant resulta la libertad de expresión, la considera como indispensable para hacer de la ilustración una realidad, para ello distingue entre el llamado uso público y privado de la razón, al respecto señala:
“Pero ¿qué limitación es obstáculo a la ilustración? Contesto: el uso público de su razón debe estar permitido a todo el mundo y esto es lo único que puede traer ilustración a los hombres; su uso privado se podrá limitar a menudo ceñidamente, sin que por ello se retrase en gran medida la marcha de la ilustración.” (Kant, 1784)
El uso privado de la razón produciría la fluctuación de un orden o deber debido, lo que podría ocasionar un caos social o anarquía; no obstante, la razón debe ser utilizada para conseguir el cambio, y el mejor sitio para hacerlo sería en público, como en un escrito o un libro, donde todo el mundo pudiera leer y cuestionar las leyes y creencias del momento y por consiguiente cambiarlas o mejorarlas.
“Del mismo modo, el clérigo está obligado a enseñar la doctrina con arreglo al credo de la Iglesia a que sirve, pues fue aceptado con esa condición. Pero como doctor tiene la plena libertad y hasta el deber de comunicar al público sus ideas bien probadas e intencionadas acerca de las deficiencias que encuentra en aquel credo, así como el de dar a conocer sus propuestas de reforma de la religión y de la iglesia.” (Kant, 1784)
Es de reconocerse en el autor su gran sentido del deber para el cumplimiento de las obligaciones adquiridas y la estabilidad social, al señalar que, si bien todas las personas debemos hacer uso de nuestra razón para encontrar nuestros propios caminos, reconoce el valor de la obediencia en protección de bienes mayores como la estabilidad social.
En estos postulados aparece el carácter universal y atemporal de la ilustración de Kant, en donde el uso público de la razón debe ser completamente libre y no penado, y es aquí donde las autoridades podrían transmitir la libertad para el proceso de ilustración; para ello, el estado debe asumir una posición de no intervención en el desarrollo de nuevas ideas, más aún, fomentar el debate abierto, incluso de aquellas posturas no compartidas; de lo contrario, condenaríamos a las siguientes generaciones a la perpetuación de nuestros errores, violentando así la propia naturaleza humana que siempre nos dirige al cambio y al progreso.
“Una generación no puede obligarse y juramentarse a colocar a la siguiente en una situación tal que sea imposible ampliar sus conocimientos (presuntamente circunstanciales), depurarlos del error y, en generar, avanzar en el estado de su ilustración. Constituiría esto un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial radica precisamente en este progreso.” (Kant, 1784)
Como ya fue señalado, la ilustración es la salida del ser humano de la condición de minoría de edad de la cual el mismo es culpable, por no tener el valor y la entereza de desarrollar un pensamiento libre; permaneciendo en la minoría de edad que es la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la dirección de otro.
La condición de minoría de edad es responsabilidad de todas las personas, puesto que la causa de ella no radica en una falta de entendimiento, sino de la decisión y el valor para servirse de él con independencia, sin la conducción de otro, lo que ocasiona que no pensemos, seamos pensados.
Señala el autor que a cada ser humano le resulta muy difícil llegar a la ilustración “Por esta razón, pocos son los que, con propio esfuerzo de su espíritu, han logrado superar esa incapacidad y proseguir, sin embargo, con paso firme” (Kant, 1784) puesto que se ha adoptado en nuestra naturaleza el no pensar por nosotros mismos.
En los términos señalados en la lectura que ahora se reseña, los cambios dirigidos a la construcción de una sociedad ilustrada serán sumamente lentos, “Mediante una revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y acabar con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma de la manera de pensar; sino que, nuevos prejuicios, en lugar de los antiguos, servirán de riendas para conducir al gran tropel.” (Kant, 1784)
Lo anterior resulta ejemplificativo de la sociedad mexicana, puesto que con cada administración gubernamental se despiertan grandes esperanzas que pronto se desvanecen ante la construcción de nuevos prejuicios, en lugar de los antiguos, que sirven de guía en la conducción de la vida nacional.
Lo anterior es así, puesto que nuestros gobernantes son formados en la misma sociedad que gobiernan y es de esperarse que conserven ciertos prejuicios, condenando a la ciudadanía a la repetición de los errores del pasado y la mantención del estado de cosas.
Para la ruptura de este ciclo que mantiene a la ciudadanía aletargada de su propia razón, resulta necesaria no solo la educación, como la conocemos hasta ahora, que en términos de Paulo Freire es una educación bancaria, se debe fomentar una educación ilustrada, en términos de los postulados de la ilustración y fomentar en el alumnado un pensamiento autónomo y libre.
Un pensamiento ilustrado será una tarea ardua, pues él no pensar se ha convertido en una forma de vida habitual para todas las personas, como refiere Kant, se tiene a un guía espiritual que nos conduce por un supuesto camino de salvación de la materialidad de nuestras vidas; en igual forma tenemos guías políticos que reportan aquello que debemos pensar, así como un sin número de posicionamientos que nos ahorran el trabajo de tener un criterio autónomo.
En realidad, no somos capaces de servirnos ni lo mínimo de nosotros mismos, por lo tanto, no podemos ser racionales, son pocos aquellos que han logrado dejar el yugo de la minoría de la edad, ya que tienen los grilletes permanentes, después de haber dejado el yugo de la minoría de edad podrán ser racionales, puesto que cuentan con la cualidad de ser autónomamente audaces.
La ilustración solo será alcanzada por la sociedad en pequeños pasos, casi imperceptibles, pero nunca se logrará una reforma absoluta de la forma de pensar, puesto que la libertad se encuentra limitada en cada rincón donde estamos, estas limitaciones se encuentran en nuestras propias familias, en el colegio y la iglesia que para Kant es la más dañina de todas y la más deshonrosa.
Bibliografía
Kant, E. (1784). Obtenido de https://educacion.uncuyo.edu.ar/upload/kant-que-es-la-ilustracion.pdf