Filosofía y teoría educativa

En 1957 se le otorgó al filósofo Albert Camus el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra, unos días después le escribió a su profesor de educación básica (el profesor Germain) una carta de agradecimiento para decirle  “… que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.” (Sánchez Hidalgo, Emilio)

Este pequeño relato sirve como introducción a la presente nota, en el cual se busca resaltar el papel fundamental de la educación en cualquier sociedad y la importancia de integrar en la práctica docente a la filosofía y la teoría educativa; bajo la premisa de que una buena educación tiene un gran poder de transformación.

La filosofía, como disciplina que hace del conocimiento del ser humano su objeto de estudio, debe ser la piedra angular de la práctica docente y la teoría educativa; lo anterior es así, puesto que la práctica docente, no debe limitarse a la impartición de lecciones por el profesorado, más aún, debe dotar a los alumnos (en particular a los más jóvenes) de herramientas para la autorrealización y para ello debemos incorporar a la filosofía como disciplina de conocimiento de lo humano a la práctica docente.

Lo anterior cobra particular importancia al reflexionar sobre el pensamiento platónico bajo el análisis de Policarpo Chacón Ángel y Francisco Covarrubias Villas, al referir:

“No se trata de formar sujetos cuya conciencia se destine al registro en la memoria de datos provenientes de los sentidos, sino de individuos capaces de reflexionar, de razonar, lo cual puede ser impedido por la existencia de grandes volúmenes de información.” (Chacón Ángel, Policarpo; Covarrubias Villa, Francisco, 145)

Por ello, la enseñanza debe tener como premisa fundamental a la sabiduría como valor indispensable en la vida humana (Luis Vives) no se trata solamente de formar personas en el conocimiento de las distintas disciplinas académicas, más aún, se trata de formar personas que viven en sociedades cada vez más complejas que necesitan de herramientas que les permitan desarrollar sus propios intereses en armonía con su entorno.

Para lo anterior resulta del todo indispensable integrar a la filosofía y la teoría educativa en la práctica docente, ya que:

“Enseñar es guiar por el camino de la reflexión para que el sujeto le dé forma a su alma. No se trata de cuestiones de carácter técnico como las dinámicas grupales, los medios de enseñanza, los juegos para llamar la atención, en clase tan comunes en la educación básica actual, se trata de conducir al alumno al conocimiento de sí mismo, como lo indica la frase inscrita en el Templo de Delfos que Sócrates hizo suya: ¡Conócete a ti mismo!, lo que quiere decir que cada hombre debe arribar al conocimiento del contenido de su alma” (Chacón Ángel, Policarpo; Covarrubias Villa, Francisco)

La filosofía es el camino a través del cual se llevará al alumno al conocimiento de sí mismo, para no solo llenarlo de conocimientos muchas veces escindidos unos de otros y con poca aplicación práctica; no se pierde de vista que la enseñanza de la filosofía y en particular algunos autores no se encuentran al alcance de todo público y en particular de los jóvenes, sin embargo, siempre se pueden escoger contenidos amenos y accesibles incluso para los niños.

Tengo una niña de 10 años que cursa el cuarto año de primaria, en alguna ocasión cuando estaba molesta y agotada con sus tareas escolares, le narré la alegoría de la carroza de Platón, en donde aparece como personaje principal un conductor, que tiene dos caballos, uno blanco y uno negro, el blanco es un caballo muy obediente que sigue el camino aunque de pronto es un poco calmudo y el negro es bravo, le gusta hacer travesuras y no obedecer al conductor, sin embargo, el conductor debe buscar la forma de llegar a su destino.

Después de contarle la alegoría en forma de cuento, le expliqué que ella es como el conductor de la carroza y dentro de ella existen dos caballos, el blanco que entiende que debe hacer su tarea y el negro que se molesta y desespera, sin embargo, ella como la conductora debe alentar al caballo blanco para que siga adelante y al negro lo debe controlar, finalmente le pregunté cuál de los caballos en su interior era el que estaba tratando de controlar la carroza y que debía hacer ella como conductor, me contesto que el negro era el que estaba controlando la carroza y ella debía controlarse para seguir con sus tareas.

Para terminar, le comenté que ese cuento lo había escrito un tal Platón hace más de dos mil años, y lo escribió para explicarle a las personas como estaba formado su interior y que debían controlar sus impulsos, que el cuento es de filosofía; ese día funcionó y terminó la tarea, posteriormente a funcionado en algunas ocasiones.

La filosofía y la teoría educativa deben de incorporarse a los programas educativos, no solo como se plantea en el presente trabajo a través de su enseñanza, sino también en la conformación de los programas escolares, todo ello en busca de una educación integral que además de formar personas con conocimientos técnicos, forme seres humanos en toda la extensión de la palabra.

 

Bibliografía

Chacón Ángel, Policarpo; Covarrubias Villa, Francisco. «El sustrato platónico de las teorías pedagógicas.» Tiempo de educar (2012): 139-159. Documento.

Luis Vives, Juan. II. Juan Luis Vives, pedagogo de occidente. s.f.

Sánchez Hidalgo, Emilio. El País. 13 de noviembre de 2017. 4 de octubre de 2023.

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