Estoicos y Epicúreos
Las dos filosofías helénicas Estoicos y Epicúreos dictan dos formas de vivir que, si bien fueron expuestas hace muchos siglos, aún las podemos observar en la vida de quienes nos rodean.
Por una parte, el estoicismo postula como forma de alcanzar la felicidad la abstención del placer del momento con el fin de obtener recompensas a largo plazo, esto es, vivir de una manera mesurada, correcta y virtuosa para ellos era la premisa máxima; mientras que para los epicúreos se debe maximizar nuestro propio placer —principalmente eliminando el dolor de nuestras vidas— vivir el hoy, beber, comer y disfrutar porque mañana es demasiado tarde.
Por lo que hace a la observación de nuestro contexto, podemos percatarnos que muchas personas llevan este estilo de vida, por ejemplo, las personas que gastan todo al final de mes para satisfacer sus placeres y otras que viven con una disciplina de ahorro para conseguir una recompensa a futuro.
Si bien estos caminos son diferentes, ambas posturas sostienen algo de realidad y de verdad, si gastas todos tus recursos pensando en que no vivieras muchos años, corres el riesgo de vivir sin la cobertura que un patrimonio te pudo haber dado; por otro lado, si guardas todo esperando una vida larga, tal vez no vivas lo suficiente para disfrutar tus ahorros.
Para Epicuro, el placer era el “principio y fin de la vida bendecida” mientras que los estoicos afirman que vivir de manera justa y virtuosa es el bien supremo que uno puede experimentar de forma permanente.
Los estoicos buscaban vivir de una manera virtuosa, siendo la virtud o una persona virtuosa aquella que vive practicando virtudes morales e intelectuales, se abstiene de hacer lo que sus pasiones le pretenden ordenar, por ello, los estoicos eran considerados personas virtuosas y consideradas como un ejemplo para la sociedad.
Por otra parte, para la escuela epicúrea hay placeres del cuerpo y del alma: comer y beber, pero también filosofar, tener amigos o buscar un sentido a la vida, considerando que la causa final que hace que se mantenga una forma de comportamiento, sin importar lo virtuoso o ejemplar que sea, es el placer implícito o explícito que siente.
Si bien estas dos corrientes fueron postuladas hace más de dos mil años, se aprecian como vigentes porque aún representan posturas que los seres humanos mantenemos ante la vida.