NOS ENGAÑO EL AMOR PLATÓNICO

La creencia del “amor platónico”; es un tipo de amor deseado, pero inalcanzable. Con ello se ha desvirtuado el correcto sentido de la filosofía de Platón a través de esta insignificante frase hecha a la medida de nuestras posibilidades.

Asumiremos que ante tal engaño, el enamorado se enfrenta a circunstancias esencialmente irracionales que le imposibilitan concretar su objetivo. La Idea de conseguir la media naranja se destina a un amor predestinado y una sutil obsesión que vuelca ante sí, en un estado de contradicción entre felicidad y tristeza.

La desesperación nos arroja al abandono, violentando nuestra voluntad ante esta idea absurda del ideal del amor, en la pretensión de cubrir nuestros vacíos creados. 

Hemos convertido a Platón en nuestro insigne filósofo del amor, en la búsqueda por descubrir una posibilidad para encontrar respuestas que nos permitan alcanzar la felicidad en el ámbito del amor.

Así, nos vemos obligados a resolver esta tremenda confusión en nuestra insatisfecha estructura de pensamiento, donde […] el conocimiento no se reduce a los sentidos (Antonio Alegre Gorri, p. XLIV,  Estudio introductorio, en Platón I, 2010)

El Banquete de Platón, es uno de los Diálogos que pertenecen a su época de madurez en su pensamiento filosófico; donde intervienen personajes que participan aportando diferentes puntos de vista en función de los mitos platónicos que nos orientan hacia la posibilidad de poder entender que su significación obedece a una comprensión más cercana a la idea del amor a través de la belleza sensorial en su esencia física y espiritual y su intrínseca relación con la sabiduría […] en efecto, es una de las cosas más bellas y Eros es el amor de lo bello, de modo que Eros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del ignorante. (El Banquete, p. 740)

La filosofía como disciplina nos ofrece enseñarnos a pensar de qué modo nosotros mismos, podemos lograr encontrar nuestro propio camino hacia el amor como un incesante deseo de poseer siempre el bien.

Eros es, pues, el anhelo filosófico, el amor a lo supra sensible capaz de despegar las alas del alma caída en la esclavitud del deseo de lo sensible. (Raphael, p. 99)

A través de Aristófanes, uno de los participantes de El Banquete, se nos cuenta a manera de historia la existencia del amor, donde aparecen descritos los tres sexos de los hombres que nos antecedieron; el masculino, el femenino y el andrógino […] un nombre que yace en la ignominia. (El Banquete, p. 720) Resultaban ser seres completos, satisfechos y peligrosos, dotados de inteligencia y ciertas habilidades que los hacían poderosos y peligrosos para los dioses; […] hasta el punto que […] conspiraron contra los dioses[…] Tras pensarlo detenidamente al fin Zeus: Me parece que tengo el medio de cómo podrían seguir existiendo los hombres […] los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros […] seccionada en dos la forma original, añorando cada uno su propia mitad […] deseosos de unirse en una sola naturaleza, morirán de hambre y de absoluta inacción, por no querer hacer nada separados unos de otros. (El Banquete, p. 723)

Las personas se aferran a una idea absurda de amor y tratan erróneamente de sustentarlo a partir de fantasías y sueños provocativos en función de mitos sobre el amor romántico en un sentido más coloquial; casi comercial. Dichos elementos fluyen a través elementos que nos indican situaciones que nos podrían llevar a dimensionar nuestra postura en función del “amor platónico”: el alma gemela, la pareja predestinada, el amor verdadero, el amor sin tormentos, no es amor; un sin fin de tópicos comunes. Lo cierto es que existen muchas inconsistencias de este orden y con un sentido discurso que involucra el término amor que nos lleva directamente a falsear una idea correcta de lo que en sí podría ser el amor.

Retomando el mito que involucra al andrógino, recordamos que […] Hubo un tiempo en el que éramos un entero […] Raphael considera que […] es el estado conciencial de los orígenes, no tanto en el sentido historicista, sino ontológico […] La condición dual, por el contrario, corresponde a lo mortal y conflictivo; es propio de aquel que no halla en sí mismo, sino en el otro, su propia existencialidad y su propio consistir […] la unión de lo masculino con lo femenino, de lo positivo con lo negativo, representa el anhelo de volver a la unidad, corresponde al símbolo viviente de una realidad metafísica. (Raphael, PP. 112-113)

En la vida hemos andado cantando y buscando sin cesar a quienes en un momento determinado llegamos a creer que sería nuestro amor platónico. Pensemos que esto pudo habernos ocurrido antes de ser los seres pensantes y racionales en que nos hemos convertido. Cuestionar si, ¿la búsqueda llegó a su fin, o se quedó en nuestra caja de los recuerdos? De cualquier manera, quizás esperamos una oportunidad de encontrar el amor idealizado.

Pero cuando se encuentran con aquella auténtica mitad de sí mismos […] por afecto y amor, sin querer, por así decirlo, separarse unos de otros, ni siquiera por un momento. (El Banquete, p. 724)

A partir de hoy, podemos pensar en el hecho de no aferrarnos a un amor que hasta ese entonces creíamos imposible; nos podría dar la posibilidad de encontrar un amor desde una postura más racional, ejerciendo nuestro derecho a la conciencia y dejar de lado la rienda suelta de las fantasías y sueños que provocan un choque con nuestras ideas de crecimiento humano tendientes a la perfección de nuestros actos humanos.

En cambio, el que está enamorado de un carácter que es bueno permanece firme a lo largo de toda su vida, al estar íntimamente unido a algo estable […] Yo me estoy refiriendo a todos, hombres y mujeres, cuando digo que nuestra raza solo podría llegar a ser plenamente feliz si lleváramos el amor a su culminación y cada uno encontrará el amado que le pertenece retornando a su antigua naturaleza. (El Banquete, pp. 713-724)

En la búsqueda de la sabiduría, Giovanni encuentra cierta coincidencia estructural entre lo bello y el Bien en función de la doctrina de Platón; una interpretación a nivel metafísico encaminada a buscar la significación de Eros en función del amor al saber; posición que plantea Platón […] La verdadera figura en quien existe la verdad no puede ser sino el sistema científico de ella. Contribuir a que la filosofía se aproxime a la forma de ciencia —a la meta en que puede dejar de llamarse amor por saber para llegar a saber real. (Giovanni, p. 249)

El Eros es precisamente esto: búsqueda que impulsa a hacer de dos uno, de dos, tornarse uno solo. […] y con Eros como búsqueda de aquella mitad que le falta a cada uno, o sea, como la búsqueda del retorno al uno, Platón señalaba la búsqueda del Bien. Dice, más aún, que todos los amantes, aún no lo saben, lo presienten, y de alguna manera lo dicen en forma de enigma. Pero por boca de la sacerdotisa Diotima de Mantinea, resuelve el enigma con las siguientes palabras: Sin embargo, se escucha hacer un cierto discurso según el cual los que aman buscan su propia mitad. Mi discurso dice que el amor no es amor de la otra mitad ni del todo, a menos querido amigo, que ambos sean el Bien […] No hay otra cosa que amen los hombres, sino el Bien. (Giovanni, p. 254)

Finalmente, tenemos que reconocer que hemos vivido engañados por nuestro propio deseo de encontrar el amor. Sin embargo, la sabiduría platónica está ahí con su doctrina y su búsqueda por amar el Bien.

 

 

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REFERENCIAS

Raphael, Iniciación a la filosofía de Platón, Biblioteca Nueva, Madrid, 2004, 144 pp.

El banquete, Platón I, Prólogo Carlos García Gual, Estudio introductorio Antonio Alegre Gorri, Gredos, Madrid, 2010, 841 pp.

Reale, Giovanni, Platón en la búsqueda de la sabiduría secreta, Herder, Barcelona, 2002, 371 pp.

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