Dentro de las actividades celebradas por la Facultad de Filosofía y Letras en la XLIV Semana del Humanismo “Mujeres en las ciencias, artes y humanidades”, la Doctora Nidia Paola Juárez expuso su conferencia “Las Mujeres en el Arte Mexicano” en el Cineclub de la universidad el lunes 3 de octubre a las 17:00 horas.
Abrió la conferencia agradeciendo a la Academia de Historia por darle apoyo y retroalimentación en su trabajo y posteriormente le hizo una pregunta al público “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?” Y dejó tres opciones: a) Porque las mujeres son inferiores en ese aspecto, b) Responde con indignación argumentando que “si hay”, c) Es complicado responder por la perspectiva y las condiciones institucionales. Con eso en mente comenzó su análisis.
Explicó, primero, el papel de la mujer en las obras de los hombres, es decir, la representación femenina, la cual fue mayormente pensada para espectadores masculinos y a gusto del creador. Recalcó las diferencias entre los retratos que tenían unos hombres y los que no; en los primeros siempre se veía a una figura sobria, inteligente, fabulosa y admirable, mientras que las pinturas de mujeres se pueden dividir en tres grandes grupos: Mujer naturaleza, donde la figura es una alegoría, salvaje, tiene un cuerpo idealizado, es parte del paisaje; mujer fatal, aquella que aterroriza al hombre por ser altanera y malvada; y la mujer, como decadencia, es usada con un símbolo idealizado que pretende ser crítica de la sociedad.
Se dio a la tarea de mencionar la nueva representación, no solo en el arte, de la mujer; dando puntos importantes como: atacar a la discriminación, explicar la diversidad de cuerpos, criticar la belleza, dar derecho a envejecer, hablar desde la experiencia, etc.
Pero retomando el tema principal “Arte Mexicano”, la Doctora entró de lleno con el arte virreinal del siglo XVIII en la Nueva España, así como la vida en los conventos y posteriormente en la Academia “San Carlos”.
Lo más destacado del arte virreinal eran aquellas obras que se hacían para demostrar estatus, donde muchas mujeres de la nobleza dejaron plasmado su lugar en la historia; además de los cuadros de castas que sirvieron para conocer la historia de las vidas cotidianas. En cuanto a los conventos, las pinturas solían demostrar el máximo honor para una monja (eran casi como un título universitario), estar en esos sitios les entregaba una mayor libertad artística a las mujeres, si bien es cierto que estaban condicionadas a la religión, existían actividades que podían hacer. “Los cuadros de monjas son maravillosos para los historiadores” expresó la conferencista para referirse al gran análisis que se puede obtener de ellos.
Una vez que a las mujeres se les permitió entrar a las academias, trataban de imitar a sus maestros en lo que encontraban un estilo propio que fuera aceptado por la sociedad.
Al final de la ponencia se le entregó su reconocimiento por parte de la instrucción, pero uno de los espectadores le dio un peluche del Doctor Simi como muestra de admiración.