El Periodismo Cultural

La cultura es un sistema compuesto de múltiples elementos como ideas, lenguaje, conocimientos, tradiciones, mitos, ritos, entre otros muchos; es casi imposible decir todo lo que abarca, pero se sabe que es algo con lo que el ser humano convive en su día a día. Gracias a la rutina tan veloz que se ha adquirido a lo largo de los años se perdieron prácticas o historias, es aquí donde entra el rescate del periodista cultural.

El periodismo cultural es un promotor y requiere de investigación como cualquier otro tipo de periodismo, va de la mano con los derechos y la dignidad, crea espectadores al general curiosidad, pero sobre todo genera conciencia y retrata el impacto social.

Según el texto “Promoción y gestión cultural: Intención y acción” de Alfonso Hernández Barba, educación, promoción y cultura van de la mano; define a lo primero como un proceso de diálogo entre las personas sobre algo significativo, y a su vez lo significativo es un saber de la propia experiencia. El trabajo de promocionar la cultura viene con la seducción de los sentidos, la denuncia, el gozo, el arte, un anuncio, el atractivo, etc., con base en su vivencia es que un periodista puede hablar de un tema, expresar o inclusive educar a una multitud, se asume también como un facilitador de encuentro cultural; pero no puede hacer por hacer, debe tener un propósito o meta; no debe mentir para atraer fama, su herramienta es su verdad y ética; se apoya en los expertos y de esa manera entregar un trabajo correcto y dar una difusión acertada; lleva a cabo acciones culturales.

De acuerdo con Teixeira Coelho (2000) una acción cultural “es el conjunto de procedimientos que involucra recursos humanos y materiales para poner en práctica los objetivos de una determinada política cultural, la cual no es otra cosa que la precaria congruencia entre la intención o el propósito y la acción que se organiza. Con este propósito es necesario considerar la recurrencia de agentes culturales previamente preparados para establecer puentes entre públicos determinados y obra cultural o artística”.  Todo este concepto concuerda con lo antes mencionado acerca de la labor de un periodista dedicado a la cultura.

La promoción puede (y debe) apoyarse en los diversos medios de comunicación existentes, ya sean los tradicionales, digitales o ambos, esto para llegar al mayor número de personas posibles o, en todo caso, llegar a ojos u oídos de un público específico. Por lo tanto, se debe tener un manejo adecuado de las relaciones públicas. 

Por relación pública, hablando estrictamente del periodista, se entiende como estrategias desarrolladas con el objetivo de crear vínculos, relaciones y comunicación entre distintos grupos de personas.

Hernández Barba propone “el promotor (entiéndase también como periodista) y el gestor cultural constituyen actores clave en los grupos humanos para reconocer y estimular las diversas formas de expresión entre sus integrantes y ampliar la mirada hacia formas expresivas de otros grupos…” 

Una vez teniendo toda esta información surgió una pregunta ¿un periodista cultural debe tener cualidades o características especiales?

Además de lo referido anteriormente, se pueden rescatar otros aspectos a tomar en cuenta:

  • Ser una persona que se interesa por el desarrollo humano de su comunidad y estar empeñada en esto. No es algo que se deba tomar a la ligera, la cultura es un precedente de la humanidad que debe ser informada y difundida con el mayor respeto posible; no inventar y no dejar nada a la imaginación para preservar lo que se expone.
  • Tolerancia. No muchas veces se va a hablar con un experto, la mayoría de las personas desconocen de varios temas, por lo que se debe tener bien inculcado el valor de la tolerancia.
  • “Esfuerzo por tratar de establecer situaciones para promover la construcción y renovación de significados, así como la circulación de formas simbólicas generadas por creadores, investigadores, ejecutantes y en general miembros de la comunidad” (Promoción y gestión cultural: Intención y acción).
  • Dar voz a la diversidad cultural. El periodista cultural tiene un proceso creativo, buscando la mejor estrategia para cumplir su objetivo.
  • Diseñar y crear situaciones para que la audiencia tenga una experiencia significativa a conciencia.
  • Relacionar a diversos actores: artistas, ejecutantes, investigadores, escritores y públicos, en situaciones donde se exponen y dinamizan significados.

En la introducción de este trabajo se mencionó que el ser humano ha cambiado su rutina, adquiriendo un estilo de vida rápido, donde ha perdido la noción de cultura; esto debido a la globalización, las guerras, el hambre, el desempleo, todos los problemas que se viven en los contextos mundiales, nacionales, regionales e incluso personales. Se sabe que la mayor parte de la población está instalada en un espacio urbano, lo cual, sumado a lo anterior, representa un reto para el periodista cultural.

Para comenzar, ¿qué es espacio urbano? El texto de José Antonio Belasco llamado “Espacio urbano y espacio creativo” lo define como “Espacios abiertos o cerrados donde se produce la vida colectiva, independientemente de los agentes de su construcción y gestión. Espacio de movilidad, seguridad e identidad. Fenómeno social que acoge formas e interacción y relaciones libres entre ciudadanos”, en pocas palabras, la ciudad; en la actualidad se ha invadido el territorio rural, de manera que es difícil definir dónde empieza o dónde termina cada uno de ello. Lo que se conoce es que donde hay un grupo de personas existe una identidad cultural.

Belasco afirma que la identidad cultural es fundamental para el mundo moderno y el espacio público es un lugar de intercambio. Dentro de esta identidad cultural entran dos partes importantes: patrimonio tangible e intangible.

Estos patrimonios constituyen la herencia de un grupo humano que refuerza su sentido de pertenencia e identidad propia. Ya que es un producto realizado por la capacidad del hombre, se hereda, transmite, se modifica y optimiza de individuo a individuo y de generación en generación.

El patrimonio tangible se compone de bienes y lugares, existen el arquitectónico (monumentos, edificios y construcciones), arqueológico (elementos de valor producidos por civilizaciones previas), artístico e histórico (pinturas, esculturas, libros, películas, etc.), industrial (maquinaria, talleres, molinos, minas, fábricas, depósitos, transporte), y natural.

En cambio, el patrimonio intangible es lo intelectual y el sentido que hace única a alguna sociedad como las tradiciones, la gastronomía, la herbolaria, la literatura, las teorías científicas y filosóficas, la religión, los ritos y la música, así como los patrones de comportamiento que se expresan en las técnicas, la historia oral, la música y la danza.

Con el crecimiento de la población, las ciudades también han debido crecer, de manera que la mayoría de los elementos culturales se quedan en el centro; un ejemplo es la Ciudad de Chihuahua, la mayoría de museos, iglesias importantes, calles representativas, plazas, construcciones, se encuentran en el centro, de hecho este se llama “Centro histórico de la ciudad”; sin embargo, la gente se ha alejado por culpa de la expansión y debido al desinterés del pueblo hacia esta zona las administraciones de gobierno han optado por dejar de realizar actividades en ese lugar, pero no todo se ha perdido, muchas de las tradiciones siguen vigentes así como los bailes del viernes por la tarde, el grito de independencia o ir a misa en catedral.

El periodista cultural tiene el duro trabajo de atraer al público, hacer que se interese por lo que ocurre en su propio entorno y rescatar, en algunos casos, las prácticas que antes se realizaban; el periodismo siempre ha buscado ser la voz del pueblo y para el pueblo, así que bajo esa responsabilidad asume el papel de llamar la atención y aventurarse a lo que ahora es desconocido. Reconoce las tradiciones y se encarga de que sigan siendo relevantes para la sociedad, pero no trata de encapsular a la ciudadanía a lo mismo, porque al traer siempre lo mismo se genera nuevamente esa falta de atención. Volviendo al ejemplo de Chihuahua, eso ocurre mucho con la cultura ranchera/ganadera, es cierto que representa a una gran parte de la población, pero, gracias a la mezcla, resultado de migraciones o consumo de entretenimiento, se buscan diferentes representaciones ajenas que no llegan.

El teatro, ilustrando lo anterior, presenta la mayoría del tiempo las mismas temáticas de obras (sin mencionar que es excluyente de aquellos que usan transporte público por su horario) y el espectador simplemente se aburre y deja de ir, en este entendido el periodista puede hacer ruido para que se hagan otro tipo de materiales que atraigan al público.

En conclusión, el trabajo de un periodista cultural tiene una gran responsabilidad con lo que quiere compartir o no al público, entiende que aquello no se difunde, no se aprecia, y busca hacer una investigación profunda para informar la verdad.

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