El arquitecto italiano Adamo Boari es el creador del bellísimo Palacio de Bellas Arte en Ciudad de México, así como del maravilloso Palacio Postal del cual hoy hablaremos brevemente.
Fue por orden del presidente Porfirio Díaz que se comenzó su construcción para honrar el centenario de la Independencia, mismo que inauguró en 1907 tras cinco años de construcción, apoyado por el ingeniero mexicano Gonzalo Garita.
Un palacio muy anunciado y esperado, incluso fue anunciado en el periódico El mundo con ilustraciones de Guillermo Kahlo (si, padre de Frida Kahlo) creando una gran expectativa de lo que sería la Quinta Casa de Correos de México y tomaría el lugar de lo que había sido el Hospital de Terceros de San Francisco.
Y así el Palacio recibía y recibe con una fachada de cantera, seguida de una entrada de mármol y herrería de bronce, al igual que sus escaleras y elevador con esplendor cobrizo, que de hecho fue uno de los primeros elevadores instalados en la Ciudad de México.
Un domo inmenso de cristal porque en tiempo de su construcción buscaban el buen aprovechamiento de la luz solar, ya que no existía la luz eléctrica, aunque cabe mencionar que también este edificio fue de los primeros en contar con este servicio en la Ciudad de México.
En la actualidad conserva su cuarto de recepción en el segundo piso, que según los historiadores sigue casi intacto y en el cual dicen que Porfirio Díaz lo utilizaba antes de abrir el Palacio para tomar el café con su comitiva y amigos.
Le sigue una biblioteca postal que cuenta con libros que hasta la fecha pueden ser consultados en sitio y si logras subir al cuarto piso, te encuentras con la gran maquinaria del reloj alemán que late en el centro de este bello palacio, al igual que los hilos de metal que hacen funcionar a los elevadores.
En 1987 se nombró como Monumento Artístico de la Nación y es un deber visitarlo cuando se está en la Ciudad de México, ya que no solo es un museo, es una parte de la historia.