La búsqueda de identidad en Mesoamérica tras la conquista.
Desde la llegada del imperio español al nuevo continente existieron graves y grandes problemas tras el enfrentamiento de ambas culturas, cierto es que el interés primordial para el imperio español era la ampliación de sus tierras, la obtención de riquezas y la exploración de nuevos mundos, dejando por completo de lado las garantías a los habitantes nativos del nuevo continente, el estado y la iglesia se confabularon para domesticar “a los nativos”, esto principalmente a través de la evangelización cristiana, la conversión forzada al catolicismo para hacerlos más dóciles y serviles a los intereses de la corona española.
Desde ese primer choque de culturas surgen los primeros planteamientos de base, los de identidad, ya que la cultura nativa les fue arrebatada de golpe, cohibida, suprimida y destrozada para la implementación de la europea, quedando al final una mezcla de ambas, puesto que el español si bien en muchos casos exterminó poblaciones enteras, no lo hizo al nivel que sucedió en América del Norte, sino que se dedicó también a la procreación sistemática que terminaría generando al antecesor de nosotros hoy en día, somos nativos americanos mezclados con españoles de la conquista de la cual fuimos objeto.
Aquí surgirían no solamente para los nativos sino también para los conquistadores una serie de reflexiones sobre dicho choque cultural creándose por primera vez las bases de una filosofía iberoamericana que quiere determinar los procesos de identidad cultural, de tolerancia, de discriminación y demás cuestiones ligadas al criterio racial del conquistador, al imperio que quiere preservar su dominio con el costo de minimizar al nativo, situación que se resolvería geopolíticamente siglos después en el caso de México, pero no culturalmente, ya que nuestra identidad en muchos aspectos jamás podrá recuperarse debido a que fue destruida.
De inicio el problema filosófico de fondo se centra en la visión del conquistador respecto del hombre autóctono de América, es decir, del indio si tomamos como acepción correcta el nombre por la llegada del europeo a “las indias” o el de indígena que actualmente sería el término correcto, en ambas formas el término se refiere al habitante nativo de América de la era pre y post colonizadora, y que posee una cultura característica propia. Este debate ha persistido desde la época de la colonia hasta nuestros días, aun a pesar de los grandes esfuerzos a través de la historia por erradicar el uso peyorativo de tales nombres, y siendo el mismo habitante nativo el principal promotor y defensor hoy en día de su cultura e identidad en el caso de algunas etnias.
Definitivamente, existió un problema filosófico que debió ser abordado desde sus inicios, el problema de la identidad cultural americana fue reflexionado desde distintas perspectivas por ambas partes, por parte del europeo se usó una filosofía clásica apoyada en las grandes corrientes mientras que los nativos mesoamericanos debieron hacerlo con ideas propias aún sin esa influencia clásica de la filosofía establecida. Si bien los textos coinciden en que la filosofía latinoamericana se vio en su inmensa mayoría relacionada a la filosofía política por sus lógicas relaciones con la conquista occidental, se puede considerar más pertinente o al menos igual de importante que la filosofía de la cultura es la que debiese determinar de manera más clara que problemas emergen precisamente de dicho choque cultural y la forma de reflexionar sobre ellos.
Fueron distintos los abordajes filosóficos que intentaron dar una solución a la problemática del conquistador –conquistado de la época de la colonia, al inicio el abordaje teológico en pro de los derechos de los indígenas quiso tomar un lugar relevante que fue hecho a un lado por los distintos intereses políticos dando paso al abordaje político, pero que no recoge en su análisis lo fundamental, es decir, la identidad de los nativos, tendría que hacerse uso de la filosofía de la cultura para el planteamiento de objetivos y premisas que ayudarían a resolver el tema, sin embargo, en la actualidad aún quedan por resolverse muchos argumentos de identidad cultural relacionados con la conquista, si bien es cierto que han pasado siglos el tema continúa vigente desde la perspectiva que se aborde, ya sea económica, política, educativa, cultural y un largo etcétera que engloban una problemática social aún no resuelta.
No basta solamente emanciparse o independizarse para restablecer una cultura auténtica, eso jamás sucedería porque somos una mezcla muy compenetrada de dos mundos totalmente distintos, habría que tomar conciencia de lo anterior si es que queremos avanzar en el planteamiento filosófico de ¿quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos?, o ¿dónde pertenecemos?, por plantear algunas de las interrogantes aún vigentes.
Una vez resuelta la conquista vendría el periodo de la colonia, es decir, del establecimiento de la nueva España en Mesoamérica, lo cual duro un periodo de 300 años hasta la independencia de México, durante este extenso periodo habría de irse escalonando la situación política del incipiente y nuevo país, pasando de ser gobernados directamente por reyes al virreinato y luego al imperio, con un número creciente de modelos políticos cuya función principal era la de administrar las nuevas tierras a fin de proteger los dominios del reino europeo, durante dicho periodo la mezcla de europeos y nativos se acrecentó cada vez más haciendo dichos los lazos de unión entre ambos más sólidos, pero también más estereotipados, aquí el nativo continúa siendo un remanente o vestigio de la conquista sin un valor social real, era más un instrumento de labor, que usualmente era el trabajo pesado, el trabajo que el colonizador no estaba dispuesto a realizar, que representaría el modelo hacendario con una esclavitud social que daría como resultado un estallido social en llamas en pro de la libertad siglos después tras el hartazgo de unos pocos, pero con gran valentía y que alentarían al pueblo a levantarse para recuperar sino la identidad al menos sí la libertad y la opresión europea, los genes europeos ya estaban insertos en nuestro pueblo, pero querríamos al menos ser nosotros mismos quienes nos gobernáramos, y así conforme el avance de los años se fueron instaurando los modelos políticos, culturales, sociales, educativos y religiosos que persisten hasta el día de hoy.
Durante todo este periodo hubo algunos intentos genuinos por restablecer la identidad nativa del hombre “americano” por parte principalmente de teólogos, tratando de salvaguardar o más bien regresar los derechos innatos del nativo conquistado, si bien algunas de las tesis eran bien intencionadas jamás serían completamente estructuradas de fondo, ya que la misma iglesia se encargó en conjunto con el imperio de someter a los nativos para salvaguardar su poder y riqueza.
Se intentó por primera vez denunciar la barbarie a la que fue sometida la población nativa por parte del conquistador español, se advirtió sobre la esclavitud, las violaciones, el robo de riquezas, de tierras, el trabajo forzado, las masacres, y un sinfín de situaciones de abuso del que fueron objeto durante siglos, la iglesia jamás podría haber sido juez y parte porque se ha evidenciado su activa participación en los delitos numerados anteriormente, y más que una justicia social lo que quería era una participación activa de las riquezas que ya el imperio administraba para su beneficio, es decir, una moral disfrazada, un fin oscuro que nada tenía que dilucidar respecto de la armonía entre nativos y conquistadores ni el respeto de estos últimos hacia los primeros y mucho menos con una propuesta clara y viable de solventar las afrentas e injusticias recibidas. Por supuesto que la iglesia a través o por medio del imperio participó en ambos lados, educando religiosamente a los nativos, pero también declarándoles y haciéndoles la guerra en aquellos casos en que la palabra de Dios no era lo suficientemente convencedora de la única verdad, es decir, servir a Dios y al estado, siempre habría una justificación para ello.
Distintos autores intentaron solventar el problema de la injusticia hacia los nativos, sobre todo las afrentas y violaciones a los derechos más esenciales como personas y como principales poseedores de los derechos de su tierra natal, los primeros llamados de atención a las autoridades fueron a través del escrito y la manifestación oral, lo cual por supuesto no rindió frutos, empezaron a formarse sociedades en pro de la defensa de los nativos que posteriormente gestarían los primeros intentos de rebelión para reclamar los derechos que les habían sido arrebatados, el tema no es sencillo incluso en la época actual, habrán de definirse hoy en día las reflexiones respecto de los derechos de los nativos.
En un país donde tenemos tanta riqueza cultural y existen tantas etnias que se han conservado auténticamente del resto del mestizaje, el problema de colonizar y arrebatar culturas es un proceso vigente, será el estado y de una forma activa y dinámica de mano de la sociedad en general y con la participación de las extensas comunidades quienes definan en conjunto los procesos que garanticen el desarrollo cultural de cada comunidad para su integración social y política en el bienestar común en aras de una consolidación verdaderamente nacional. Queda mucho por hacer.
Referencias.
- Bonfil G. En concepto de indio en América: una categoría de la situación colonial. Revista semestral de la Asociación Latinoamericana de Antropología, Año 2, Nº 3. Enero – Junio, 2019. ISSN: 2393-7483, ISSN en línea: 2393-7491, pags. 15 -37.
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- De Vitoria F. Reelecciones sobre los indios y el derecho de guerra, Espasa – Calpe S.A, 1946.
- Ginés de Sepúlveda J. Tratado de las justas causas de la guerra contra los indios. Fondo de cultura económica, México, 1996.