La poesía de Nandino se caracteriza por una sensibilidad lírica que combina la introspección emocional con una notable honestidad respecto a sus sentimientos y deseos. A continuación, cinco poemas para honrarlo en este mes del orgullo:
Si hubieras sido tú, lo que en las sombras, anoche…
A Xavier Villaurrutia
Si hubieras sido tú, lo que en las sombras, anoche,
bajó por la escalera del silencio
y se posó a mi lado,
para iniciar el cauce de acentos en vacío
que, me imagino, será el lenguaje de los muertos.
Si hubieras sido tú, de verdad, la nube sola
que detuvo su viaje debajo de mis párpados
y se adentró en mi sangre,
amoldándose a mi dolor reciente
de una manera leve, brisa, aroma,
casi contacto angelical soñado…
Si hubieras sido tú,
lo que apartando la quietud oscura
se apareció, tal como si fuera tu dibujo
espiritual, que ansiaba convencerme
de que sigues, sin cuerpo, viviendo en la otra vida.
Si hubieras sido tú la voz callada
que se infiltró en la voz de mi conciencia,
buscando incorporarte en la palabra
que tu muerte expresaba con mis labios.
Si hubieras sido tú, lo que al dormirse
descendió como bruma, poco a poco,
y me fue encarcelando
en una vaga túnica de vuelo fallecido…
Si hubieras sido tú la llama
que inquemante creó, sin despertarme
ni conmover el lago del azoro:
tu inmaterial presencia,
igual que en el espejo emerge
la imagen, sin herirle
el límpido frescor de su epidermis.
Si hubieras sido tú…
Ya despierto, después de la vigilia,
o del sueño o del ensueño,
me pregunto a mí mismo:
¿Quién más pudo venir a visitarme?
Recuerdo que, contigo solamente,
platicaba del amoroso asedio
con que la muerte sigue a nuestra vida.
Y hablábamos los dos adivinando,
haciendo conjeturas,
ajustando preguntas, inevitando respuestas,
para quedar al fin
sumidos en derrota,
muriendo en vida por pensar la muerte.
Ahora tú ya sabes descifrar el misterio
porque estás en su seno, pero yo…
En esta incertidumbre secretamente pienso
que si no fuiste tú, lo que en las sombras, anoche,
bajó por la escalera del silencio
y se posó a mi lado,
entonces quizá fue
una visita de mi propia muerte.
Soy verdad
Soy verdad -verdad impura-,
transparente, sin recodo:
no puedo ser de otro modo,
ni transformar mi estructura.
En mis entrañas fulgura
la obsesión de un pensamiento
que es hambre sexual que siento
en mi cerebro encendida.
Es incurable mi vida:
¡soy y seré de sexo hambriento!
Nocturno a la luna
La luna, que brincó por la ventana,
en el piso del cuarto se restira
rebotando en el muro que la mira
y del rebote, la penumbra emana.
Su luz, entre las sombras deshilvana
un metálico brillo que delira,
y el espejo sediento le suspira
desde el rincón, como presencia humana.
Perforada la sombra, se estremece,
y el rayo de la luna me parece
escalera pendiente de los cielos.
Y asido a la visión que me rodea,
el afán de mi alma se recrea
al subir por el rayo sus anhelos.
Imposible
Mi corazón se pierde en la nevada
ascensión de tu cuerpo, sin consuelo,
y enfrías la fuerza del anhelo
en medio de tu carne congelada.
Cada día te ofrezco una alborada
de ilusión y de vida, todo un cielo
palpitante de sol, que funda el hielo
y transforme tu cuerpo en llamarada.
Pero toda mi vida es poca vida
para matar la muerte que se esconde
y circula en tu sangre adormecida.
Has desatado el nudo de tus brazos,
tu voz a mi llamado no responde,
y es sólo un eco el paso de tus pasos.
Desasosiego
El fuego quemó y consume.
El hielo quemó y conservo.
I
Esta inquietud indomable
de estar sin querer estar
y al pisar otro lugar
regresar inconsolable.
Este anhelar incansable
de partir para llegar
sin nunca poder llenar
mi soledad inmutable.
Este meditar extremo
que inquiere, desesperado,
a lo invisible que temo.
Y en mi fuego, congelado
solo y a solas me queme
en deshielo enamorado…
II
Esta esperanza encendida
que me lanza a caminar
en un constante buscar
la emoción desconocida.
Esta lucha sumergida
de creer y de dudar
y, a mi juventud perdida,
sin que la pueda olvidar.
Este pensar que no sabe
nada de nada y que quiere
que ya la vida se acabe,
y la muerte que no hiere,
y el alma que ya no cabe
y en lenta asfixia se muere.