En México la población mayor de 60 años supera actualmente a los 10.9 millones de habitantes, lo que representa más del 9.3 por ciento de la población, cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía.
Siendo una cifra considerable ¿Se les da en un buen trato a las personas de la tercera edad? Cifras del Sistema Nacional Integral de la Familia, afirman que 60 de cada 100 personas de la tercera edad que ingresan a sus centros gerontológicos, presentan rechazo o total abandono de sus hijos, además carecen de recursos económicos, por lo que las instituciones hace un llamado para fortalecer la cultura del envejecimiento exitoso y saludable.
Las personas de la tercera edad son parte importante como miembros de la familia y de la sociedad. Son personas que pasan por un momento reflexivo en sus vidas, de descanso y de algunas actividades que no pudieron realizar cuando tenían otras responsabilidades. A pesar de todo esto pueden llegar a padecer enfermedades, perdidas de seres queridos, el abandono de sus actividades, etc. Todo esto afecta en su bienestar emocional al punto de llegar a desarrollar depresión.
“60% de los ancianos que viven en asilos sufren depresión, mientras que del 20 % al 30 % de los ancianos viven en sus casas donde también se deprimen”
Más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neural (sin contar los que se manifiestan por dolor de cabeza) y el 6,6% de la discapacidad en ese grupo etario se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso. La demencia y la depresión son los trastornos más comunes en ese grupo de edad.
Los adultos mayores sufren de gran variedad de abusos; muchos se aprovechan de esa condición. En algunas familias las personas de la tercera edad ya no tienen una vida laboral activa, comienzan a sufrir enfermedades que muchas veces son gastos que las familias deben de cubrir, entonces, se considera una carga más para ellos y recurren a instalarlos en asilos para adultos mayores. En una entrevista publicada en el diario, Jerome Yesavage, un especialista estadounidense, aseguró que más del 60% de los ancianos que viven en asilos sufren depresión, mientras que del 20% al 30% de los ancianos viven en sus casas donde también se deprimen. Ese estado emocional puede afectar su autoestima, al grado de abandonarse a sí mismos y socialmente, se refugian y aislan, perdiendo la motivación de sus vidas.
Las razones por las cuales las personas envían a sus familiares a estos lugares son porque no tienen el tiempo suficiente para atenderlos, ya que tienen que trabajar. También por la salud de la persona, existen adultos mayores que no tienen la capacidad de cuidarse solos y tienen que ser atendidos por médicos capacitados y estas estancias cuentan con personas capacitadas. Asimismo la dieta es una parte importante que debe considerarse, ellos no consumen los mismos alimentos que cuando eran más jóvenes, es por eso que deben de llevar una dieta balanceada bajo la supervisión de nutriólogos.
En nuestra sociedad se tiene la creencia de que las personas de la tercera edad tienen asegurado un buen bienestar económico con sus familiares, pero muchas veces estos no tienen recursos económicos para solventar los gastos. Entonces, son enviados a casas hogares para adultos mayores donde son abandonados y no muy frecuentados por su familia.
Hay que pensar en el adulto mayor dependiendo sus requerimientos y aceptar que los adultos mayores son ejemplo de nuestra sociedad, son la imagen de la sabiduría familiar, fundamentan, arraigan valores, costumbres y conocimientos. Con sus historias y su vivencia nos regalan un montón de recuerdos del pasado. Además conservan hábitos que son parte fundamental de la educación de la familia. Hoy en día las personas no escuchan a los adultos mayores, hay que tomarse un tiempo para esas personas que cuando éramos pequeños nos ayudaron, escucharon y atendieron, el egoísmo de la sociedad es un gran causante del abandono de los ancianos. Es por eso que los adultos mayores pasan a segundo término de la sociedad.