En pocas ocasiones se logra que una adaptación al cine de un libro llegue a la calidad de este o lo supere, normalmente se da, de hecho, el caso contrario, es decir, la película termina siendo algo completamente distinto del libro y peor aún, termina siendo un filme de mala calidad.
Afortunadamente, en el caso de Perfume, historia de una asesino, el séptimo arte le vino como anillo al dedo a la historia que, teniendo como fundamento el sentido del olfato, es mucho más fácil representar de un modo visual que con palabras escritas (aunque cabe mencionar que Patrick Süskind hace un trabajo fenomenal con sus palabras para representar el mundo de aromas dentro de la historia).
La película tiene un inicio magistral, una toma en primer plano y de la apenas iluminada nariz de Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista principal de la historia, poseedor de la mejor nariz del mundo. La escena es un poco tétrica, apenas una luz ilumina la nariz de Jean-Baptiste, se alcanza a distinguir una figura humana, pero parece que la nariz flota, el protagonista es ella y no realmente todo el humano de quien la nariz es parte. La cámara se acerca a esta y se funde en la oscuridad con la siguiente escena, como si entráramos al mundo de los aromas en el cual se desarrollara toda la historia.
La premisa es simple, en el siglo XII, en la época en donde la higiene era un lujo y todo tipo de aromas invadían las calles de la ciudad, nace Jean-Baptiste Grenouille, un niño dotado con la mejor nariz del mundo, nacido para la grandeza, Grenouille decide hacer todo en su poder para sobrevivir a las dificultades de la vida de aquella época y poco a poco adentrarse al mundo de los aromas, el mundo del perfume. Sabiéndose poseedor de la nariz más poderosa del mundo, decide crear el mejor perfume jamás creado, utilizando el aroma no de cosas naturales como se acostumbraba, sino de las creaciones más divinas, las mujeres.
Desde el inicio se puede notar la exageración y lo grotesco, los aromas saltan a la vista aunque no podamos olerlos, la ambientación es oscura, la paleta de colores es pálida, es una adaptación muy bien lograda, pero todo se armoniza con las actuaciones de Dustin Hoffman, Alan Rickman y la que para mí fue la mejor, aquella de Ben Wishaw, quien se encarga de darle vida al asesino Grenouille.
El personaje de Wishaw tiene pocos diálogos y muestra pocas emociones, Grenouille es un hombre inteligente, pero carece de ciertas habilidades sociales, es una actuación difícil de conseguir, sin embargo, desde mi punto de vista Wishaw lo hace magníficamente desde el inicio, consiguiendo una interpretación coherente con el personaje y no una en la que este caiga en lo que podría ser la inocencia, la falta de inteligencia o la empatía (pues el personaje es egoísta, tiene un solo interés, los aromas).
Así mismo, las actuaciones de Rickmann y de Hoffman le dan un contraste a la cinta que hace que esta se desarrolle de una manera muy natural. Hoffman tiene un personaje de suma importancia (el primer maestro de Grenouille) que me parece mejor logrado en esta cinta que en el libro, pero esto solo gracias a las dotes del actor, el cual logra que empaticemos de inmediato con el personaje. Por su parte, Rickman tiene un personaje de carácter fuerte y sobrio en el que Rickman se desenvuelve con facilidad y destreza. El hombre al que Rickman da vida se vuelve de cierto modo el enemigo de Grenouille y el único obstáculo entre el mejor perfumista del mundo y el ingrediente final para su obra maestra.
La obra se desarrolla a un paso bastante agradable, en ningún momento se siente que la cinta avanza demasiado rápido o demasiado lento, al contrario, se avanza muy bien por la historia tal como en el libro. Aunque como es predecible, el libro no se adapta al cien por ciento, sino que se omiten ciertas partes, aunque estas omisiones no afectan para nada la historia o su desarrollo, al contrario, podría decirse que ayudan a que la cinta no se haga innecesariamente más larga.
El personaje de Grenouille, es el único que tiene un desarrollo durante el largometraje, pero este se da únicamente en su aprendizaje de cómo captar distintas fragancias, en su caso particular, aquella de los humanos. Podríamos decir que su desarrollo es meramente eso, pues aunque Grenouille asesina y tiene un comportamiento bastante complejo, todo está enfocado en la realización de su obra, no es, en realidad, un asesino, no mata por placer o con un motivo que sea sádico, ni siquiera las muertes parecen ser importantes para él, es indiferente a los humanos, para él lo absoluto es el aroma.
En conclusión, la cinta es una adaptación muy bien lograda del libro de Süskind, adaptación nada sencilla debido a la temática; el elenco excede las expectativas y la cinta no aburre en ningún momento, al contrario, las paletas de colores fueron elegidas de manera magistral de acuerdo al momento del largometraje y la actuación de Ben Wishaw da vida a un personaje en extremo particular e interesante.
Si son amantes del cine y del mundo del perfume, no pueden perderse esta cinta, la recomiendo ampliamente.