La invención de la fotografía fue un evento que cambio para siempre el mundo en todos sus aspectos. Desde el cambio de la percepción sobre nosotros mismos o la vida, hasta la influencia que tuvo en el mundo del arte y la producción artística, la fotografía ha sido una de las invenciones más importantes para la vida humana.
Esta técnica, que significa “pintar con luz”, ha permitido al ser humano “capturar” para siempre los instantes efímeros de la vida, atrapándolos y formando mementos de nuestra existencia. A partir de su invención, la fotografía se fue ramificando y evolucionando, en un inicio, serviría para retratar a las personas, capturar su esencia; también sería útil para capturar momentos relevantes, de aquí que una gran mayoría de fotos antiguas tengan estos dos temas. Sin embargo, con el paso del tiempo, el progreso técnico y tecnológico abrió las posibilidades de la fotografía y esta comenzó a utilizarse con muchísimos otros fines, entre ellos: artísticos, forenses, médicos, académicos, históricos, etc.
Con la llegada de las cámaras digitales estas posibilidades se dispararon, no solo la velocidad en la que se podrían las fotos cambio, sino la edición de las mismas, la calidad y el equipo mismo utilizado evolucionó de una manera sorprendente. Surgieron aún más ramificaciones de la disciplina y ahora sería posible fotografiar la naturaleza a grandes distancias, capturar instantes en los deportes más fugaces, pero también llego la macrofotografía, y esto fue un mundo completamente nuevo.
La macrofotografía es una rama de la disciplina en la que se captura todo aquello que tiene un tamaño diminuto, yendo de los pocos centímetros hasta los milímetros. Este mundo diminuto se encuentra oculto para el ojo humano, pues este no es capaz de percibir texturas, colores o detalles a distancias tan cortas o tamaños tan pequeños, sin embargo, con esta técnica fotográfica, hemos sido capaces de explorar los matices del micromundo que existe a nuestro alrededor.
En esta fotografía se puede apreciar el cómo se ve realmente una mariposa. Podemos observar la textura de su cuerpo, los colores de sus miembros y de sus ojos, es una perspectiva que solo existe a través de la fotografía.
La naturaleza es un sujeto magnífico para este tipo de fotografía, pues muchas de las cosas que suceden en el ambiente tienen lugar en un mundo de animales diminutos, un mundo que pasa completamente desapercibido para nosotros, pues solo alcanzamos a ver la superficie y no los detalles.
Como seres humanos, nuestra atención tiene tendencia por las cosas majestuosas, imponentes en tamaño o fuerza, de aquí que hayamos buscado crear siempre edificaciones más altas, monumentos robustos que resistan el paso del tiempo, sin embargo, en lo diminuto se encuentra también otro tipo de majestuosidad, una belleza delicada que existe sigilosamente en nuestro entorno.
En la siguiente fotografía podemos las anteras de una flor, estas parecen el reflejo de lo que sería una flor misma que aún no ha florecido. Los motivos de la naturaleza muchas veces se repiten en escalas más pequeñas, siendo toda la naturaleza una repetición de una reinterpretación de formas, colores y texturas.
Pero si vamos más allá, si nos vamos a escalas aún más pequeñas, encontraremos mundos fascinantes que solo podrían existir en nuestra imaginación, pero gracias a la tecnología y la fotografía ya no debemos solo imaginar el cómo se ve algo, sino que podemos observarlo, capturarlo.
En la siguiente y última fotografía podemos observar células cerebrales, sin embargo, la imagen parece más bien un festín de colores, como si de una pintura contemporánea se tratase o como si fuera un bosque lleno de mil luces de colores. Mencionamos de nuevo que las formas de la naturaleza parecen repetirse una y otra vez, la perspectiva cambia pero la esencia no.
Invitamos al lector a ser más consciente de que en su entorno no solo existe aquello que ve, y que aquello que ve no siempre es realmente así, solo lo es desde la propia perspectiva, pero la perspectiva es solo una parte de la realidad.