La inteligencia artificial, es decir, sistemas tecnológicos que han sido creadas para emular y superar las capacidades humanas de razonamiento, aprendizaje, creatividad, etc., han alcanzado terrenos que se consideraban exclusivamente humanos, por ejemplo: el arte.
La esfera artística conlleva siempre emociones, creatividad, sentimientos, pasiones, cosas que una máquina no tiene, y que, por lo tanto, una máquina no sería capaz de producir arte, al menos uno como el arte humano, es decir, obras dotadas de pasión y que pudieran encender una llama en el corazón de los espectadores. Sin embargo, esto se ha puesto en tela de juicio en los últimos años, pues los avances tecnológicos han permitido la creación y desarrollo de inteligencias artificiales capaces de emular la producción artística humana con sus debidas características.
La inteligencia artificial ha hecho evidente su superioridad en muchos terrenos, como lo es la matemática, el ajedrez, la programación, entre muchísimos otros, pero jamás se pensó que pudiera alcanzar terrenos humanistas, al fin y al cabo, el humano tenía eso para él mismo, sus pasiones, sus emociones, sus medios de expresión…
La música, la escultura, la literatura, la pintura, todas ellas (y muchas otras formas más) eran medios para que el hombre expresara sus más íntimas pasiones, hasta cierto tiempo atrás, las máquinas se habían probado inadecuadas o inexpertas en el manejo de estos medios para lograr una expresión similar a la de los humanos; después de todo, ¿quién podría imaginar que una máquina sería capaz de lograr una obra como “La noche estrellada” de Van Gogh?
La verdad es que desde hace años se viene anunciando el fuerte papel que tendría la inteligencia artificial en el arte y la producción artística. En la música, diversas inteligencias artificiales han logrado crear composiciones orquestales que engañan al oído humano, pues jamás pensaríamos que algo así pudo haber sido creado por una máquina. Un ejemplo de esto es la siguiente composición, realizada por una inteligencia artificial especializada en la música y cuyo canal de la plataforma YouTube está repleto de sus propias composiciones. Cabe mencionarse que algunas de estas composiciones han sido interpretadas por orquestas en vivo.
Así mismo, otras IA (inteligencia artificial) han generado recientemente canciones pop que se han vuelto lo que podríamos llamar como un éxito polémico, pues muchas plataformas o artistas han mostrado rechazo al contenido originado “artificialmente”, sin importar el éxito de este.
Desde mi punto de vista, en el terreno musical la IA apenas está dando de qué hablar, a pesar de que ya tiene una cierta trayectoria. Pero es el terreno pictórico que la IA ha causado una gran polémica.
Diversas IA disponibles para todo el mundo, ofrecen la posibilidad de crear verdaderas obras artísticas en tan solo unos minutos, debo decir que yo mismo me sorprendí cuando en segundos logre capturar sin ningún esfuerzo mi idea gracias a la ayuda de una máquina. A continuación comparto lo que creé.
Pero esto fue solo un experimento, ¿qué pasa con quienes dominan estas herramientas?
El resultado es que ya en el año 2022 una imagen generada por inteligencia artificial ganó un concurso de arte, esto fue algo sin precedentes y planteó la pregunta de si el arte seguiría siendo un terreno para los humanos, de la ética detrás de utilizar una IA para originar arte, y de lo que es el arte en sí mismo, por supuesto.
A continuación comparto la imagen ganadora del concurso.
Las máquinas siguen arrasando en estos terrenos y existen ya IA que crean literatura a partir de imágenes o de historias; existen también aquellas que ya pueden editar fotografías por sí solas, teniendo resultados increíbles y mucho más rápidos que los que un humano produciría. El futuro que no es espera es, a su vez, sorprendente y un poco aterrador.
El avance tecnológico y la incursión e inclusión de la IA en el arte pone en tela de juicio la definición misma y la naturaleza del arte, pone también en cuestión los límites del uso de estas herramientas para la creación artística, y también pone en duda el futuro de todos los artistas y críticos del arte.