Fue hasta que era un adulto, a la edad de dieciocho o diecinueve años, que descubrí, durante una clase de canto, que tenía sinestesia. Aquel día la perspectiva de mi vida cambió, pero antes de continuar, ¿qué significa tener sinestesia?
La sinestesia es un fenómeno, una condición sensorial-perceptiva en la que el individuo tiene percepciones sensoriales de un sentido cuando recibe estímulos de otro, esto se manifiesta de distintas maneras, por ejemplo: El poder “ver” sonidos. El “escuchar” sabores, el percibir de un cierto color a las formas, por ejemplo, los números o las letras. Etc. Cabe mencionarse que cada sinestesia es única, por lo que cada persona con esta condición experimenta el mundo de una forma distinta, aun cuando se hable desde esta perspectiva sinestésica.
Curiosamente, para muchas personas como yo, la sinestesia es algo que pasa de manera inadvertida en sus vidas, al fin y al cabo es algo que viene natural, tal como respirar o el caminar, uno no se pregunta el cómo lo hace o si otras personas lo hacen, simplemente asume que todos lo hacen. Se imaginarán mi sorpresa cuando mi maestra me explico que no era normal ver colores cuando se escuchaban sonidos, o que tampoco los idiomas tenían distintos colores.
Al enterarme de que mi percepción de la realidad era única, muchas cosas que me habían sucedido antes comenzaron a tener sentido, como el hecho de que cuando hablaba de música con mis amigos nadie entendía muy bien mi punto de vista, o que una canción pudiera generar impresiones mucho más fuertes de lo normal, o incluso la facilidad con la que podía aprender gracias a que para mí no eran solo letras, sino que tenían colores que me ayudaban a separarlas o agruparlas.
El hacerme consciente de mi sinestesia la amplifico, de pronto los colores que me había acostumbrado a ver siempre ahí, tomaron un brillo magnífico y me permitieron ver un lado oculta en ciertas cosas, por ejemplo: en la música.
La música se convirtió no en una disciplina auditiva, sino en una visual. La composición de una obra musical se volvió para mí algo más cercano a la pintura que a la música misma; ya no me enfocaba en estructuras rítmicas o armónicas, tampoco en el aspecto melódico o en formas musicales, sino que mi concentración se encontraba en la evocación del color a través del sonido, o la representación de un tema o un sentimiento a través del color de los sonidos, como si se tratase de una composición impresionista, solo que el proceso sería inverso, primero la imagen, luego el sonido.
Pienso que cada persona tiene más afinidad con unos colores que con otros, y yo me he dado cuenta, con el paso del tiempo, de que el amarillo es un color con el que tengo mucha afinidad, muchas de mis composiciones musicales son de este color, pero también lo son muchas de las cosas que más me gustan, por ejemplo, la calidez de los rayos solares y el mismo astro, la belleza de las praderas, las flores amarillas o incluso las gemas de dicho color.
En la siguiente obra titulada “Espigas”, busqué representar justamente eso, un campo de espigas en el cual el sol baña de luz a dicho grano de cereal. En la obra yo escucho el viento que sopla en el campo, puedo sentir el movimiento, puedo ver el color amarillo, aunque no como una mancha o una hoja de color que pondría alguien frente a mi rostro, sino como un todo, la representación total de un concepto, el amarillo aquí se representa a través del todo, en cada nota, en cada imagen que evoca la música.
Comparto con ustedes la obra:
En este punto me gustaría preguntarle al lector: ¿tiene usted sinestesia y no lo sabía?
Podría ser que sí, podría ser que no haya nacido con ella, pero que haya aprendido a ver las cosas de un modo sinestésico.
Para mí la sinestesia significo un cambio radical en la manera en que entendía el mundo, a pesar de que estuvo siempre presente de alguno modo, fue hasta muy tarde en mi vida que me di cuenta de todo lo que era capaz de hacer gracias a ella. Los colores se volvieron no solamente una percepción, sino que generaron un lente conceptual a través del cual comencé a observar el mundo. Sin embargo, hay una desventaja, y es que difícilmente las personas pueden entender o que significa esto, quizá otro sinestésico pueda acercarse a este entendimiento de las cosas, sin embargo, como se mencionó antes, cada sinestesia es única, por lo que nuestra percepción del mundo se vuelve tan personal y especial que es difícil compartirla.
Mi música es el resultado de este esfuerzo por compartir mi visión sinestésica del mundo, por lo que para finalizar les comparto esta obra que tiene como base el color azul.