Ken Loach es un director de cine que, a través de sus películas, ofrece un retrato de la vida de los trabajadores. En estas producciones, lanza una dura crítica a las condiciones laborales impuestas por algunas empresas, con la aprobación y complicidad del Estado. Su obra cinematográfica se caracteriza por cuestionar el poder, aquel que genera y permite la explotación de las personas. Este tema se evidencia en su película “Pan y rosas” del 2001.
“Pan y rosas” narra la historia de Maya, interpretada por Pilar Padilla, una migrante mexicana que busca una nueva vida en los Estados Unidos. Pero, su llegada al país del norte se ve obstaculizada al ser retenida por los coyotes que la transportaron. A pesar de las dificultades, Maya logra escapar y se reencuentra con su hermana Rosa.
Maya anhela empezar a trabajar, pero el único empleo que su hermana consigue para ella es como mesera en un bar de mala muerte. Aquí se expone que, para los migrantes y, en particular, para las mujeres, acceder a trabajos en ambientes seguros y libres de violencia se convierte en una odisea. A pesar de estas adversidades, Maya persiste en la búsqueda de un mejor empleo e insiste en que Rosa la incluya en el lugar donde trabaja como personal de limpieza en un edificio empresarial. Rosa logra persuadir a su jefe inmediato para que contrate a Maya; no obstante, esta última se percatará gradualmente de la situación de explotación en la que se encuentra.
Un día, entra en escena Sam, interpretado por Adrien Brody, un miembro del sindicato de limpiadores que tiene como objetivo que los trabajadores de limpieza en ese edificio se sindicalicen. A partir de este momento, observamos un cambio en Maya. Ella comienza a tomar conciencia de su situación como trabajadora migrante, se da cuenta de que se vulneran sus derechos laborales y comprende que solo mediante la unión con sus compañeros podrán poner fin a eso y alcanzar los objetivos que se proponen.
En esta película, Ken Loach critica el sistema actual, en el que los trabajadores a menudo sufren en silencio, sin la oportunidad de expresar lo que sienten y piensan, ya que esto puede ser interpretado por las empresas como un acto de insubordinación que justifica el despido. El miedo en el trabajador es constante, y se le hace creer que su situación no puede cambiar. Pero, “Pan y rosas” brinda otro panorama, nos recuerda que no todo está perdido y que, a través de la organización, los trabajadores pueden generar cambios.
Para muchas personas, migrar es la única opción para mejorar su calidad de vida. Adaptarse a un país completamente ajeno es un desafío al que se enfrentan millones de seres humanos. La necesidad, y en muchas ocasiones la ilegalidad en la que se encuentran un gran número de migrantes, los empuja a aceptar trabajos precarizados. Sin embargo, todos debemos tener un trabajo digno que nos permita cubrir lo necesario para desarrollarnos como personas. Nadie, sin importar su edad, sexo, religión o nacionalidad, debe ser víctima de explotación laboral.