Al iniciar la historia, nos cuentan que Johanne se fue de intercambio a México por un par de meses, donde realizó su transición a mujer. Al volver a su patria, Francia, su familia queda profundamente decepcionada, ya que esperaban que tomara el control del negocio familiar y continuara con la rivalidad entre las familias Sacreblu y Ratatouille. Sin embargo, Johanne se niega, argumentando que está mal, e invita a su familia a reflexionar sobre sus propios prejuicios y costumbres, como la homofobia, la xenofobia y el racismo. A pesar de esto, su familia se niega.
De forma cómica, en el fondo se pueden vislumbrar múltiples juguetes y peluches de ratas de distintos tamaños, un par de botellas de vino y cigarros como parte de la ambientación necesaria para hacer alusión al grave problema de infestación de plagas que sufre Francia, además de sus hábitos alimenticios y el estereotipo de la adicción al tabaco.
Por el lado de la familia Ratatouille ocurre un caso similar: están profundamente decepcionados de su heredero, ya que no lo consideran adecuado para dirigir la empresa familiar por ser un hombre trans. De forma satírica, el protagonista menciona que su primo aún no supera su etapa de artista y le gusta inhalar solventes químicos, una clara alusión a un conocido video que forma parte de la cultura popular, conocido como “la rata con thinner”.
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Ambas familias deciden que la mejor manera de terminar la guerra y demostrar cuál pan representa mejor a Francia es inscribiendo a sus herederos en una competencia nacional en París. Los jóvenes deben pasar por tres pruebas, siendo la primera una carrera desde un punto del mapa hasta la Torre Eiffel. Allí deben tocarla y gritar patrióticamente “¡Nos rendimos!”, una clara alusión a que Francia tiende a perder sus guerras. Esta parte del cortometraje es narrada por los comentaristas Ladybug y Chat Noir, personajes de la serie homónima de Disney Channel. De fondo, se puede ver un público con camisetas a rayas, boinas y mimos.
La escena contiene casi todos los clichés que uno pueda imaginar sobre Francia, pero llevados al extremo. Toca nuevamente el tema de las ratas, hace alusión a la reina María Antonieta, y todo es narrado en español con un caricaturesco acento francés.
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– Y la familia Ratatouille le lanza un croissant a la familia Sacreblu y casi le corta el cuello, ¡es gatástico!
– Pero entonces Johanne toma la delantera utilizando 400 ratas, ganando así la carrera.
Posteriormente, se muestra a Agtugo Ratatouille recibiendo comentarios de decepción de toda su familia.
Además, hay un número musical titulado El hombre basura, que está claramente inspirado y dedicado al director de Emilia Pérez. Este intentó justificar la falta de actores y representación mexicanos en su película, pero sin pedir disculpas, argumentando que no había talento ni locaciones mexicanas que se alinearan con su visión.
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Es entonces cuando Johanne Sacreblu pide hablar con Agtugo Ratatouille en un basurero de París. Allí, le dice que deben dejar de pelear por un estúpido pan que represente a toda Francia. Tras un diálogo cómico, ambos herederos deciden unir fuerzas contra su enemigo común: sus propias familias y los problemas de racismo y odio predominantes en la cultura francesa. También critican la violencia de género que aún existe en el país.
De esta forma, los herederos dejan sus diferencias de lado, se enamoran y deciden llevar a cabo su plan para ser escuchados por sus familias. Sellan su pacto y su amor con un beso francés.
La segunda prueba de la competencia es una “competencia de racismo”. Cada concursante tiene un corto tiempo para identificar, buscar y reportar la mayor cantidad de musulmanes. Pueden incluso fabricar delitos o realizar extorsiones, lo que les otorga puntos extras, pero termina en un empate. Esta escena aborda crímenes de odio hacia musulmanes, negros, latinos y personas pertenecientes a la comunidad LGBT.
Los antiguos emperadores franceses, no satisfechos con que la competencia termine en empate, deciden que la única manera de resolverlo es mediante un duelo a muerte con baguettes.
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Esta última competencia es una referencia al cine mudo francés. En ella, Mario Hugo, también conocido como Arturo Ratatouille, termina siendo apuñalado por el villano de la historia, quien argumenta que en realidad el mejor alimento francés son las papas a la francesa. El villano es controlado por una rata cocinera, un claro guiño a la película Ratatouille de Pixar. Finalmente, logran derrotarlo al quitarle la rata de encima.
El cortometraje concluye con una entrevista entre Johanne Sacreblu y el embajador de Francia, en la que conversan sobre lo sucedido. Para finalizar, Johanne le agradece al embajador su tiempo regalándole un pastel.
Esta controvertida obra superó con creces el éxito que Emilia Pérez ha generado en cines, mientras que, por un lado, Emilia Pérez solamente obtuvo un aproximado de 20,000 personas en cines, por su lado, Johanne Sacrebleu, en menos de un día de su estreno, ha alcanzado un total de 374,312 vistas en YouTube y un total de 11,000 comentarios; números que van aumentando por hora, conforme este musical se da a conocer más y más lejos, todo en pos de hacer burla a Emilia Pérez y su director.