Un enorme edificio que recuerda las carpas de circo, albergó por muchos años al deporte de pelota más rápido del mundo, el Jai Alai.
El frontón Palacio Jai Alai de Tijuana, ubicado en el corazón turístico de la ciudad, fue lugar importante en donde pelotaris vascos se daban cita para probar suerte, en una cancha que además de rápida era bonita, y muy apreciada por los cientos de visitantes estadounidenses, que llegaban a la ciudad en busca de diversión y apuestas en los últimos años de la década de los 40.
Su majestuosa construcción, visible en aquellos años desde el sur de San Diego, California, presumía sus altos techos decorados al estilo Neoclásico español, daba la impresión a los visitantes de ingresar a algún palacio mudéjar español.
El edificio estaba bien equipado con artísticas barras de cantina y elegantes mesas donde los asistentes podían rematar una jornada de apuestas o simplemente compartir algunas anécdotas de la vida cotidiana en esta frontera.
El Frontón Palacio, fue un sueño madurado por don Mariano Escobedo González, quien desde 1926 comenzó a construir su frontón, influenciado por el fenómeno que en ese tiempo era el Jai Alai en otras importantes ciudades del mundo.
Fue hasta 1947, pasada la prohibición de las apuestas por parte del del presidente Lázaro Cárdenas, cuando por fin pudo inaugurarlo para convertirlo, sin querer, en un ícono urbano de Tijuana.
Haciendo honor al significado de su nombre, Jai Alai, que en vasco quiere decir fiesta grande, el Frontón Palacio se convirtió en un verdadero sitio de fiesta. Llegó a tener hasta 30 pelotaris, todos vascos, y una capacidad para tres mil asistentes cómodamente sentados y listos para apostar en las “quinielas”, que daban diferentes premios en efectivo a los ganadores.
El vertiginoso juego es similar al frontenis, pero en lugar de raqueta se utiliza una cesta de mimbre que al recoger y proyectar la sólida pelota, esta alcanza velocidades de hasta 300 kilómetros, lo que convierte al Jai Alai en el juego de pelota más veloz del mundo.
En el Frontón Palacio todo era felicidad y negocio. La gente ganaba dinero, los pelotaris se hacían famosos y cobraban buenos ingresos. El auge fue tal, que en los alrededores del “Palacio” se abrieron restaurantes especializados en comida vasca para satisfacer a los peloratis, los hoteles y bares florecieron pero como todo, la bonanza terminó
La baja en la preferencia de los turistas por el Jai Alai, una crisis en ese deporte a nivel internacional entre otros factores, provocó que en la década del 90 el Frontón Palacio Jai Alai cerrara sus puertas poniendo fin a una época dorada del turismo en la ciudad.
Aunque declarado patrimonio cultural de Tijuana, actualmente el edificio funciona como centro de espectáculos pero, curiosamente, pocas personas se interesan por conocer la historia del alguna vez famoso Frontón Palacio Jai Alai.